Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 27 de diciembre de 2021

08. Retrato de un error. Alicia del Caz

 Tras calzarse en el pasillo, ya a punto de salir de casa, se fijó en el retrato. Hacía tiempo que no le prestaba atención; las cosas habituales, integradas en el decorado de la rutina, pierden, en cierto modo, su existencia. Era paradójico que, precisamente hoy, se fijara en la foto de la boda. La cogió, observó su sonrisa ante la cámara y recordó que no salió espontánea; días después, junto al fotógrafo, rechazaron otras tres por su seriedad, ¿no se suponía que era un día lleno de felicidad? Ahora era consciente de que, quizás, algo presentía. Escuchó el despertador, el sonido venía de la habitación de invitados, él llevaba un año y tres meses durmiendo allí. Dejó la foto de cara a la pared y salió de casa, prefería no cruzarse con él hasta llegar al juzgado.

Cuando se ajustaba la corbata en el espejo del pasillo le extrañó ver el reverso del marco. Al darle la vuelta se detuvo a mirarlo, le vino a la memoria el peso del traje de pingüino, y el peso de su vida desde entonces. Ahora veía una señal que no supieron interpretar en la nevada del día siguiente, fueron días fríos que precedieron a un temporal mayor. Miró el reloj, tendría que darse prisa, hoy arreglarían aquel error.

martes, 21 de diciembre de 2021

07. El día de las hojas. Santa

Te dejo este mensaje antes de partir hacia donde me lleve el viento.

 

Sé que estamos a unos minutos de distancia, casi a la vista y que nos apreciamos mucho. No podría despedirme cara a cara.

 

No sabía ni yo misma la fecha de partida, pero debo seguir lo que me pide el corazón.

 

Voy a dejarme llevar como han hecho muchas antes. Estoy un poco aburrida del Mindfulness, del trabajo, del gimnasio, de los niños, de los cumpleaños, de poner lavadoras y luego tender por los radiadores la sequedad de mis lagrimas, de soñar después de ir al cine con encontrar en Tinder algo que no existe, de no escuchar la música que me gusta, de domingos llenos de soledad estando acompañada; necesito que la vida me haga el Amor.

 

Igual acabo en el polo norte rodeada de pingüinos mirándome sin saber que hacer. Total, aquí me pasa cada día. Necesito una nevada como la de Filomena pero que la nieve sea de felicidad y que, aunque se derrita; la haya sentido caer y acariciar cada centímetro de mi piel. 

 

Espero aguantar el invierno que asoma las orejas. Espero vencer la fuerza de gravedad de tantos recuerdos. Voy ligera de equipaje. Es Otoño; el día de las hojas.

lunes, 20 de diciembre de 2021

06. El frío. Rosa Molina

Papá, ¿qué es el frío?, preguntó un pequeño pingüino. Su padre, extrañado, miró la nevada planicie, el océano rugiente, el iceberg a la deriva. Todo normal. No sé, dijo, no sé qué buscar.

Se lo preguntó a una foca que, aturdida por la siesta, farfulló que nunca había visto ni comido tal cosa. Tampoco sabían las gaviotas, los leones marinos, los petreles. Un albatros, curioso, le preguntó que dónde había oído esa palabra y él contestó que a unos hombres que bajaron de un barco y dijeron: ¡Uffff, qué frío! y se marcharon corriendo aunque nada les perseguía. ¿Es un fantasma el frío?, le preguntó y el albatros se rio a carcajadas. Nos vamos de viaje, le dijo y, agarrándole con sus enormes patas, le llevó al desierto de Atacama. El pingüino rompió a sudar. El suelo ardía, la sed y el sol abrasaban, el mar no existía. Por no haber, no había ni sombra. Esto es el calor, dijo el albatros, lo contrario, es el frío. Y volvieron a casa.

El pingüino atravesó alegremente la gélida ventisca que se había desatado, y dijo muy contento: papá, papá, ya sé qué es el frío. El frío es ser feliz porque no sudas. 

05. DimDim. Julián Rumbero

Caminaba con mi sombra y vi una gaviota picoteando una botella de cristal. Alguien preguntó. ¿Contendrá algún mensaje? La rescaté de las rocas y descubrí un rollito de primavera, más largo y flaco. Pude extraerlo con una horquilla que una mujer me prestó. Sus cabellos cobrizos se deslizaron sobre su cuello de garza, el pelo sobre su piel formaba un hermoso paisaje. Desmelenada, me pidió que leyera y obedecí pues, haciéndolo, sospeché que me regalaría de nuevo su voz graciosa.

Leí.

Joao tiene un don: habla con el mar. Se agacha en la orilla e inclina su cabeza para que sus orejas como caracolas escuchen mejor las voces del océano. Cuando le dijo que soñaba con contemplar una nevada, el mar le regaló una voz blanca vestida con un gabán negro. Estaba medio muerta y tendida en la playa de Provetá. Al pingüino de Magallanes lo llamó DimDim porque siempre es más fácil curar a alguien si tiene nombre. 

Meses después, ya curado, el pingüino desapareció, pero Joao dijo: “Volverá; DimDim es como el mar, regresa siempre “.

Así fue, y ya son años yendo y viniendo. Yo también creo que la felicidad es eso: el instante cuando el mar te habla, el momento en el que socorres la vida de un pájaro, la risa de los niños cuando DimDim regresa.

A ti, que ahora lees estas palabras, te pido que me ayudes a compartirlas.”

La mujer se recogió sus cabellos y mientras cumplía el ruego me regaló su nombre. 

FELIZ NAVIDAD

25 imágenes para felicitar la Navidad por Whatsapp

Todos los que hacemos posible este blog os deseamos una muy feliz Navidad. Esperamos que vuestra vida se ajuste a vuestros deseos,  que vuestros deseos se ajusten a vuestros sueños y que vuestros sueños se hagan realidad. No olvidéis que los sueños son los renos de nuestra vida, por eso hay que ajustarlos a la realidad pero sin aprisionarlos a ella, dejándoles espacio para que vuelen, floten,  corran, rían.

Esperamos que el año que viene sea, otra vez, el mejor año de vuestra vida. Tenemos obligación de mejorar, en eso consiste esto de vivir.

Un abrazo para todos. Nos leemos.

04. Tres celebraciones para un 25 de diciembre. Carmen Cardeña

Al abrir la puerta del frigorífico me saludó desde el segundo estante. Estaba apostado delante de una espléndida tarta de merengue con florecillas rosas a su alrededor. En los estantes inferiores estaban ordenados varios tappers y platillos de entremeses, croquetas de jamón o bacalao, huevos rellenos, queso, aceitunas, pepinillos agridulces, ensaladilla y un par de tortillas de patatas. En el estante superior bebidas de todo tipo y color.

Mi amiga Paula cumplía 41 años y aún le gustaba celebrarlo y con comida abundante . Todas bromeábamos con ella diciéndole que la merienda no era para las invitadas sino para toda la semana. Es de cajón que la tarde del 25 de diciembre era imposible engullir todo aquello.  Paula era así. Le gustaban los días señalados y por eso nació el 25 de diciembre fun, fun fun .

En fín, que el susodicho me saludó cuando fui a coger una cerveza para amenizar el tiempo de espera hasta que llegara el resto de invitadas.

 Él, rodeado de tanta delicatesen parecía el primo hermano de algún Liliputiense. Aunque su pico anaranjado le ocultaba la sonrisa, sus ojos eran la viva imagen de la felicidad. Vestido con su frac impecable cualquiera diría que le tocaba ir de boda, tal vez la suya. Si fuese así, meteorológicamente no era un buen día pues fuera la nevada era monumental. A decir por su compostura el pingüino no tenía prisa por llegar a sitio alguno. Más bien se diría que esperaba que llegase la novia.

viernes, 17 de diciembre de 2021

03. Sesenta anillos de madera. Antonio Nieto.

Un frío día de invierno, mi padre y yo plantamos un pino joven en un terreno que hacía poco habíamos adquirido. Aquello representaba la primera piedra de un sueño que, años más tarde, terminó convirtiéndose en realidad.

Yo estaba en la edad del porqué; así que el me respondió que poner un árbol como aquel sería algo muy valioso en mi vida. “Por qué, repetí”

  • “Mira hijo, los árboles son los seres más sabios del mundo; porque cuando se cruzan sus raíces se pasan información. Viven cientos de años y al llegar a la edad de adultos son fuertes, ilustrados, sensibles…”
  • “! Pero no pueden hablar, así que más me da!”, exclamé.
  • “Cuando me haya ido y te encuentres en dificultad, rodea esté árbol con tus brazos y cuéntale tus problemas; ya verás como te aconsejará bien”

El pino formó con el tiempo 30 anillos en su tronco y comencé a abrazarlo y a contarle todo lo importante de mi vida; sentía su sabia corriendo por mis venas y me calmaba.

A esos 30 anillos se añadieron treinta más y sucedió que, un gran temporal llamado Filomena, depositó tanta nieve en sus ramas que arrancó gran parte de su ramaje.

Volví a arroparle con mi cuerpo y experimenté su dolor por sus “brazos” destrozados. Entonces sorprendentemente escuché “GRACIAS”. Pensé que aquello era producto de mi imaginación, pero en aquel momento se acercó Kino, levantó su pata derecha posterior y echo una gran meada en el tronco del árbol. “¡KINO, GUARRO, ¡VETE A MEAR A OTRA PARTE!, apareció de nuevo la voz.

No he vuelto a oír nada desde entonces, pero mi perro hace sus necesidades ahora en un pequeño ciruelo.

lunes, 13 de diciembre de 2021

02. Los años pasados, venideros y perdidos. Gema Herráez Peñas

             Llegaba el 2022 y el 2021 se sentía triste como un pingüino sin una nevada. Se resistía a tener que marcharse al país de los años pasados sin haber conseguido demostrar de lo que era capaz. Cuando se estrenó sus intenciones eran ambiciosas. Darle a la gente todo eso que piden cuando va a comenzar un nuevo año: felicidad, prosperidad y, sobre todo, salud.

            ¿Que pensarían de él cuando le recordasen? ¿Que no consiguió sus objetivos? ¿Que repitió los errores de su antecesor, el 2020? Se preguntaba una y otra vez que podía hacer con tan poco tiempo como quedaba para dejar huella y perdurar en la memoria de todos los que habían depositado en él sus esperanzas, sus ilusiones, su confianza en un año mejor.

            Solo se le ocurrió una cosa: entrar en el almacén de los años venideros y coger el traje del 2022. Se cambiaría rápidamente el día 31 de diciembre a las 12 menos 1 minuto de forma que nadie se diera cuenta. Un año más le daba la oportunidad de desplegar toda su maestría. Se iba a emplear a fondo esta vez para conseguir hacer realidad todos esos deseos incumplidos. Y sobre todo se iba empeñar en uno, la salud, aunque procuraría también proporcionar felicidad.

            Cuando llegó el fin de año un desconsolado y desnudo 2022 tuvo que quedarse en el almacén de los años pedidos.

sábado, 11 de diciembre de 2021

01. Navidades particulares. Margarita Dacal

Eran unas navidades atípicas, con confinamientos, restricciones, un virus que deambulaba por las calles, e impedía hacer planes, con la familia, y los amigos. Pero, Mireia y Salomé, hermanas gemelas de 12 años, y con la ilusión y la magia, que en estas fechas, sobrevolaba e inundaba cualquier estancia, con luces, guirnaldas, y acebos. Después de merendar, un riquísimo bocadillo de nocilla, y sin poder salir a jugar, decidieron sacar toda la colección de bolas de nieve, que poseían. Las colocaron todas juntas, encima de la mesa de castaño del comedor, y las movieron todas a la vez, el espectáculo era dantesco, sus caritas de felicidad, eran envidiables, y la imaginación comenzó a hacer de las suyas. Cada bola, era diferente , con osos, pingüinos, papá Noeles, trineos tirados por renos, que bailaban bajo los copos, como si estuvieran en una fiesta navideña, en la que los animales reían a carcajadas, y hasta dirían qué hacían ojitos, entre ellos. Y no se equivocaban, porque de allí salieron varias parejas. Cuando se dieron cuenta, ya era hora de la cena, y la madre con un chillido, les alertó para que recogieran las esferas y volvieran a la realidad.

jueves, 2 de diciembre de 2021

Diciembre: nevada, pingüino, felicidad

Empezamos diciembre el mes más frío y festivo del año. El mes en el que cosemos las ganas de terminar con las malas costumbres con el inicio de nuevas costumbres sanas.  El mes en el que combatimos el frío con fiestas por doquier con familiares, amigos, conocidos, compañeros. ¡Qué más da lo que haya que celebrar, el caso es celebrar!

Aprovecho para daros las gracias por estar aquí dentro, escribiendo; ahí fuera, leyendo; alrededor, apoyándonos. Gracias por hacer de este espacio TU espacio, por hacerlo importante con tu presencia. 

Deseamos que terminéis el año con sabiduría y empecéis el siguiente con pasión, porque de eso va la vida.

Mario Benedetti lo dice mucho mejor que yo. Aquí os dejo un poema suyo.

No te rindas

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

domingo, 28 de noviembre de 2021

10. Noches de luna llena. Alicia del Caz

Hoy hay luna llena y, a las afueras, casi en el monte, un lobo se arranca a mordiscos los últimos jirones de ropa que quedan sobre su piel. Al terminar, se lame con gozo el pelaje recién estrenado; le brillan los ojos, olfatea, comienza a moverse, tiene hambre. 

Hoy la luna está blanca y repleta. Desde el pueblo nadie escucha los ruidos que en el cementerio hacen las lápidas al arrastrarse lentamente hasta dejar una rendija, pequeña, no hace falta mucho espacio. Los zombis, una vez fuera, estiran sus huesos, airean su pellejo pegado y no se miran, no entienden de amistad, solo de carne fresca.

Hoy, bajo la luna redonda que a ratos ocultan las nubes, vuelan unos murciélagos distintos, más rápidos, más grandes, más negros, más ansiosos de sangre caliente.

Hoy hay luna llena y, ajenos a sus efectos, la miran los amantes después de hacer el amor, desde sus terrazas, dentro de sus coches en un camino, al pie de algún árbol del bosque…

viernes, 26 de noviembre de 2021

09. Un otoño terapéutico. Gema Herráez

      2 años, 3 meses, 2 semanas y 3 días. Ese era el tiempo que llevaba Blanca recluida del mundo, un mundo que de repente un día se le antojo inhóspito.  Tenía la sensación de que era un bosque peligroso y amenazante habitado por lobos dispuestos a atacar. 

 Asomada a la ventana esperaba la llegada de Ángeles, la única persona con la que mantenia contacto. Su amistad la salvó quizás de un aislamiento fatídico que la hubiera abocado a un final trágico. 


  El otoño vestía el suelo del parque que tenía frente a su casa con una alfombra  de un colorido ocre y rojizo debido a las hojas caídas de los plátanos y  de los prunos.  


    Un golpe de viento  repentino arremolinó las hojas formando un pequeño tornado bicolor que avanzó hasta la misma ventana donde Blanca está asomada, tanto es así que revolvió su pelo. Blanca, desconcertada, cerró los ojos y al abrirlos su mirada descubrió  un mundo diferente. Y dentro de ella algo cambió. 


     Cuando llegó Ángeles la encontró delante del portal con una sonrisa que lo dijo todo. Jugaron con las hojas caídas y recuperaron unas risas demasiado tiempo olvidadas, gracias a un otoño terapéutico. 

jueves, 25 de noviembre de 2021

08. Un osado personaje. Carmen Cardeña

¿No lo ves? Quinto árbol a la derecha. ¡Allí lectora miope! ¡Es un lobo! Observa ese destello. Es el brillo de uno de sus ojos ámbar. Ahora olfatea el aire elevando el hocico. Ha percibido mi olor a pesar de la distancia. Está empezando a caminar. ¡Qué portentosa musculatura!

 No parece tan fiero. Voy a acercarme. 

 ¿Cómo que vas a saltar la página? ¡Calla y sigue leyendo! Si él avanza, tú también. 

Al fin y al cabo, para ti que lees cómodamente en el sillón, chupando tu dedo índice y pasando las hojas del libro soy el osado y estimulante personaje del bosque que necesitas. Te concedo un buen rato de suspense mientras mis pasos acortan distancias, el privilegio de la primera fila cuando él se abalance hacia mí, me tire al suelo e hinque sus afilados colmillos en mi yugular. El vello de tus pieles se erizará y percibirás el escalofrío que tanto te gusta. Las letras comenzarán a temblar. Aumentarán a ritmo de adrenalina tus ansias por saber lo que sucederá conmigo.

 No nos engañemos, te gusta imaginar los geiseres de sangre oscura brotando por todo mi cuerpo. Querrás hasta oír el desgarro de esa carne pegada al hueso que nuestro amigo desgajará con sus potentes mandíbulas bien apretadas y con movimientos desaforados de su cabeza, mientras mantiene preso mi cuerpo hincando las uñas profundamente. Querrás escuchar mis alaridos desesperados e inútiles.

 Liberarás tu conciencia pensando que el pobre lobo actúa por instinto y que lo tuyo y lo mío, después de todo, no se puede llamar amistad.

Mi querida lectora hipocritilla, no eres de las que se saltan las escenas tremendas. Reconócelo te gusta lo voraz, lo sanguinario, lo terrorífico. Admítelo, ávida lectora del género, eres una voyeuse del horror.

lunes, 22 de noviembre de 2021

07. Amistad entre estrellas. Julián Rumbero

Luján enseña Literatura y cada marzo asegura que la Poesía siempre preferirá a la primavera. Glafira, profesora de ciencias naturales, intenta cada noviembre desterrar esa idea de quien es experto en el teatro de Aristófanes, en especial su comedia Las aves. Su trama es terrible: los pájaros abandonan a la Humanidad y construyen muy lejos su propia nación. Luján sueña con aquella que incluya a todas las criaturas terrestres, aéreas y marinas. Con esta idea se coló el profesor de Literatura en los sueños de Glafira.

La muchacha dice que el invierno tiene flores bonitas como los pendientes de la reina, el ciclamen o la amarilis. Asegura que el brezo es un sueño malva del planeta, y le gustan las orejas de oso. Son gotas de sangre de Orfeo, el hijo de Apolo y de la musa Calíope, le dice Luján.

Su amistad observa a Aldebarán o Capella, y entre estrellas y flores, Glafira menciona la pelambrera magnifica del lobo cada vez que Lujan se mesa los cabellos, largos y oscuros.

El hombre, conmovido, cree que la voz de la mujer es de una de esas aves, convertida en la pacífica Lisístrata.

06. Asuntos de familia. Belén Molina

Creo que ya soy mayor porque hace tiempo que no recibo ni mimos ni comida y por si fuera poco, mis hermanos no quieren jugar conmigo, a lo mejor es porque me he vuelto un poco bruto ya que doy pisotones, mordiscos y empujones para ganar.

Esta mañana se me ha ocurrido ir donde mi padre con aires de importancia. Él, con un mordisco y un empujón me ha puesto patas arriba y ha dejado claro quién manda aquí, además, me ha echado de casa.

Deambulo solo y perplejo por el bosque pero de pronto, como buen lobo que soy, percibo un olor irresistible. Lo sigo hipnotizado y entre los árboles, veo una loba que como yo, anda olfateando el aire desesperadamente sola, aúllo y corro hacia ella. Los dos hemos encontrado la amistad que buscábamos.

domingo, 21 de noviembre de 2021

05. Amigo lobo. Valentina Velázquez

Era una noche de luna llena y yo estaba intranquila, nerviosa, irascible; todos me trataban con precaución por si mordía... La fiesta en la casa de Lola reunió a muchos amigos de la Universidad que apenas teníamos contacto. Era ese tipo de reuniones en las que todo el mundo quería aparentar que había triunfado en lo profesional y era un amito del universo.


A Mario le pasaba como a mí, que nos aburríamos, y salimos al jardín a  refrescar el espíritu. Lo vi avanzar hacía el bosque con paso ligero, cada vez más rápido, y me pareció que se echaba al suelo caminando a cuatro patas mientras giraba la cabeza para ver si era observado; yo me escondí tras un frondoso árbol y contemplé su mirada felina; noté tristeza en sus hipnóticos ojos amarillos, acompañado de un buen hocico y elegante porte. Sigo el rastro de las feromonas que desprende su enorme y mullida cola como otras partes de su cuerpo y le reclamo con mi aullido especial al que él responde, y nos adentramos en un carrusel de emociones. Aprovechamos con pasión estos momentos porque cuando volvemos a nuestra apariencia humana, la magia desaparece.

04. Locura. Rosa Molina

Tengo lobos. Pero no en el bosque, sino en mi cerebro. Cuando me enfado revuelven con sus pezuñas mis sesos y desentierran viejas trufas envenenadas. Por las noches aúllan sin cesar y yo les grito ¡SIT!, pero ellos ríen, insolentes y me escupen que ni son perros, ni son domesticables, que no los subestime. He aprendido que, si respiro despacio, profundamente, una, dos, tres… hasta veinte veces, se duermen como cachorros. Entonces me escapo y corro, corro lo más rápido que puedo, sin aliento, sin control, para evitar que me cacen y acaben con mi cordura, y me emborracho de felicidad cuando me siento como una liebre que se sabe más rápida que la zorra que la persigue. Al fin y al cabo, la liebre se juega su vida, la zorra solo la cena.

03. First Date. Santa

“Me llamo Cap. Soy vegana. No fumo. Amante del vino. No voy al gym. Me faltan 451 likes para ser influencer en IG. Me gusta la cocina (hago tartas deliciosas) ... Veo futbol, soy del Madrid. Me gusta caminar por el campo. Soy bisexual. Escorpio. Leo novela negra. Mi canción preferida “Hall of Fame” de The Script”. La vida está para cumplir sueños. Soy budista y creo en la reencarnación.

     Se busca ser masculino para sexo solo. Quizá amistad si surge... que sea alto, de ojos claros, con barba arreglada, sexi, culto, apasionado, inteligente, con iniciativa. No fumador. Sin miedo a experimentar.” 

 

     Hola Cap, no he podido resistir la tentación de escribir como fue nuestro maravilloso encuentro gracias a Tinder en tu bio de IG.

Cuando nos miramos sentí que nos conocíamos de otras vidas. Luego la cena con luna llena en ese restaurante: ‘El bosque’, con las velitas y su menú vegano...

     En la habitación del hotel disipaste todas mis dudas con esa lencería roja que llevabas. Sé que te encantó cuando salió ese lobo que llevo dentro y rompí las cuerdas con las que me ataste a la cama.

 

     El caso es que no recuerdo más... y tengo ganas de ti.

 

martes, 16 de noviembre de 2021

02. La voz del membrillo. Antonio Nieto

Hoy, 15 de noviembre, cansado de esperar que las hojas marchitas de mi jardín, cayeran para poder limpiarlo, intenté arrancarlas. Entonces ocurrieron cosas extrañas. Al echar mano a una grande de un tilo, me pareció escuchar, "¡Espera, espera, que todavía no puedo soltarme, aunque lo deseo!” No lo podía creer; pensé que era una ilusión producto de mi catarro. Volví a intentarlo y de nuevo la misma frase.

Miré a mi alrededor, estaba solo y me aventuré a responder. “¿Quién eres y por qué hablas?” En ese momento, resonó un griterío “¡No podemos desprendernos todavía, hace mucho calor y estamos sufriendo mucho!”

No podía creerlo y entré en la conversación como si se tratara de viejas amistades. “Pero si estamos a mitad de noviembre y todas vosotras deberías estar ya en el suelo y los árboles desnudos”, afirmé. “No es nuestra culpa que hayáis encendido la calefacción” y todo está cambiando con nosotras, con los bosques, la naturaleza y no es para bien,” ¡ya lo veréis!” respondieron las voces.

En ese instante, Kino, mi perro empezó aullar como si fuera un lobo, aunque pensé que era por sus aires de grandeza, que a veces tiene. Sin embargo, una rosa exclamo “¡Yo no tendría que estar aquí con esta cara mustia, no soy la misma”! Todo el jardín comenzó a murmurar y hasta me pareció oír a un membrillo exclamar “¡Vayamos a la huelga!”

He decidido meterme en la cama y cuidar mi catarro.

sábado, 6 de noviembre de 2021

01. Luna llena. Marga Dacal Vales

Estábamos muy cercanos a la luna llena, y yo ya me encontraba súper nervioso. Cuando llegó el día, empecé a experimentar los habituales cambios que mi persona sufría. El pelo me crecía considerablemente, las articulaciones y la espalda empezaban a dolerme extenuadamente, porque las manos se transformaban en destructivas garras, me ponía a cuatro patas, y con los ojos encendidos en sangre, echaba a correr hacia el bosque, mis patas casi volaban, y deseaba encontrarme con mi querida amiga, Caperucita roja, que era la única que conocía mi historia, y de la cual estaba desbordadamente orgulloso y enamorado, por su forma de cuidar y atender a su abuela, y por la exquisita elegancia y sensualidad que desprendía, al pasear con la cesta, con aquellas trenzas rubias, con aquella capa bermellón, que me hacía perder el sentido.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Noviembre: bosque - lobo - amistad

Cuando éramos pequeños, la noche del 1 de noviembre nuestros padres encendían "mariposas" que flotaban en una bandeja de aceite. Eran unas velitas con una diminuta  mecha que iban consumiendo el aceite y se apagaban cuando llegaban al agua. Era un homenaje a todos nuestros seres queridos que habían fallecido. Las sombras que se producían en la cocina me aterraban de tal modo, que no era capaz de salir al baño en toda la noche. No necesitaba estar sola en un bosque rodeada de lobos para sentir un miedo paralizante, tan sólo unas velitas que jugueteaban con las luces en la cocina de nuestro pequeño piso. 

Como me encantaban las películas de Tarzán, le pedía a mi madre que me comprara un amigo especial, fuerte, vigoroso, que me defendiera de cualquier peligro. Quería un enorme gorila con el que volar entre los árboles (que no había en mi barrio), me defendiera de las tribus hostiles (que tampoco existían) y espantara a los fantasmas que me acechaban por las noches. Mi madre, con infinita paciencia, me contestó que, para las dos primeras cosas, era mejor que yo me fuera a África, pero para lo último, sólo tenía que encender una luz. Así fue como conseguí la primera lamparilla de noche de mi casa y me aficioné a la lectura.

Cosas de la vida.

Nos leemos.


domingo, 31 de octubre de 2021

05. Lágrimas de arce. Julián Rumbero Castro

Los arces se resisten a llorar sus lágrimas ocres y el hombre cree que la hierba se yergue queriendo que caigan al fin, cubriéndola.

Le gustaría que los ojos de ella fueran esas hojas que se resisten a desplomarse. Sus abrazos serían la alfombra que espera la hierba y al estrecharla fingiría que es el árbol y el mismo tapiz rojizo. Cric, cric, cric como le hablaba el bosque del otoño allá en la infancia. 


Pero ella ya ni siquiera sonríe, la enfermedad avanza. Si acaso se le enfrenta una leve ternura cuando su hijo llora y la madre le dice al desconocido, “no llores, los hombres no lloran”.

 

Soy tu niño, le dice él. Pero ni de eso se acuerda hasta que el hombre la acurruca sobre su pecho y la anciana oye el latido y pronuncia su nombre. Los arces, de momento, no llorarán.

 

04. Mucha vida. Alicia del Caz López

He acabado con la enfermedad. Nunca me dieron muchas esperanzas. han sido tres meses realmente difíciles pero, ahora sí, se puede decir que he terminado con ella. Los vómitos han desaparecido, ya no siento escalofríos al atardecer, no me duelen los huesos y el tambor de la cabeza ha dejado de sonar. Me han quitado los cables y las sondas que me torturaban los últimos días  y el miedo…, ¿qué os voy a contar del miedo?, que se agarra fuerte al pecho al notar un nuevo síntoma, que se expande en el cerebro más y más, hasta que no cabe nada más que miedo, más y más, hasta que explota y te revuelves intranquila, y te tienen que sedar. Los ojos, miedosos también, hacen esfuerzos en la noche para no cerrarse, como si respirar dependiera de que ellos se mantuvieran abiertos en la oscuridad. Todo eso ha terminado, hasta el miedo se ha esfumado.

Y ahora lo sé todo, sé que no hay más carne ni más luz, que no hay más cielo que el que sostiene las nubes, no hay premio, ni castigo, ni perdón, solo hay vida, mucha vida en las raíces de los árboles que me acarician, en el agua que arrastra mi polvo, en las hojas con las que el otoño me cubrirá.

martes, 19 de octubre de 2021

03. Nosikae. Antonio López de Lerma

Puede que este sea mi último año; este pensamiento invadía el ánimo de Nosikae, no entendía cómo los humanos no apreciaban su trabajo y cómo con su insaciabilidad boicoteaban su labor y la de sus compañeros de especie.

El trabajo de este gnomo de la familia “bonito instante”,  consistía en decidir cuáles y cuándo las hojas debían de caer del árbol en otoño, se pasaba el tiempo diciendo tú sí, tú espera, tú vete cambiando suavemente de color etc.; la comunicación con las hojas y los árboles era un continuo disfrute, con el fin de crear un bello paisaje lleno de color y contrastes, promover la danza de las hojas al caer y que estas tuvieran la textura perfecta para crear una juguetona sinfonía equilibrada que alegraba la vida de los habitantes del bosque, incluidos los humanos, al ser pisadas o movidas por el viento.

Este último año fue el colmo, la sequía hizo que los árboles no pudieran con tanta hoja, el paisaje amarilleaba, y casi no había recursos para el otoño y cuando llegó, lo hizo de una forma extraña.

Su enfado con las acciones de los humanos cada vez era mayor, los responsables de tanto dolor, él que siempre había querido regalar belleza, hoy se sentía agraviado.

Después de un retiro en su refugio, salió con una energía renovada, dándose cuenta que él no podía cambiar a los humanos y dejò a estos la responsabilidad de salir de su propia necedad, abriendo los ojos y oídos a la belleza; él seguiría haciendo su labor con el disfrute del corazón que genera belleza, sin ánimo de enseñanza y confiando en su buen hacer.

jueves, 14 de octubre de 2021

02. Mi vecino. Gema Herráez Peñas

         Juana pasaba diariamente a su lado y veía su rincón y todas sus tristes pertenencias: su mugrienta manta, cartones, un sinfín de bolsas amontonadas y, también, libros.

         Los árboles atestiguaban el avanzado otoño y Juana se preguntaba cómo iba a poder sobrevivir a la intemperie cuando las temperaturas se volvieran hostiles. La crudeza del invierno ya había pasado cuando se instaló en abril.

         No sabía su nombre. Tampoco se lo había preguntado, aunque muchas veces pensara hablar con él. De repente, dejó de verle y, aunque pasaron varios días, su rincón continuó  intacto.

         Juana trabajaba esa noche en el hospital. Era enfermera y había cambiado el turno con una compañera de otra planta. Se puso a leer las incidencias y los expedientes a su cargo. El primero era un varón de 60 años con enfermedad de crohn que ingresó, deshidratado, hacía seis días. El Samur había facilitado la dirección en la que le recogieron. ¡Que curioso!, era la de su calle, justo el portal de al lado.

          Cuando pasó a la habitación el paciente, sosteniendo la mirada, dijo:

         - Hola Juana, ¿no me reconoces? Fui tu profesor de biología en el instituto y desde marzo soy tu vecino, el del rincón, al lado de la relojería.

miércoles, 13 de octubre de 2021

01. La lista. Carmen Cardeña


1.   Trabajar de ocho a tres.

2.   Comer

3.   Ir a comprar

4.   Gimnasio L-X-V de 19 a 21 h.

5.   Terapeuta martes a las 16h

6.   Hacer la cena y la comida de mañana

7.   Ver la tele o alguna serie

8.   Visitar padres y algo que hacer hijo sábado y domingo

9.   Quedar con Mario o llamar a Mario

A veces, Marta no me tiene en último lugar. En ocasiones, estoy por el centro. Cuando ocupo el tercer puesto voy marcado con hora inamovible.

Si intento cambiarme en la lista por iniciativa propia dando otra opción, ella dice “no puedo, no importa, otro día “y vuelvo al número final de su lista de actividades para la semana próxima.

 La verdad es que ser una actividad en su ajetreada agenda no me importó demasiado al principio con tal de estar con ella en algún momento. Con el tiempo, estar subiendo y bajando de puesto, esperando a que me tocara a mí como en la consulta del médico llegaba a suponerme una verdadera enfermedad.

Ser una actividad en su lista fue fácil de llevar sin amor propio y estando en el otoño de mi vida y con cada vez menos oportunidades. Pero un día una migaja de las que me lanzaban las agujas de su reloj me dio en el ojo malo y pude ver con el ojo bueno que era una mujer muerta, de esas que están ciegas, sordas y sin olfato y que los domingos se rellenan con bolas de papel de árbol hueco donde están escritas sus listas del resto de la semana.