Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 25 de enero de 2021

09. Vidas vacunadas. Santa

Configurando su móvil nuevo, conectó con la cámara de seguridad del vecino. En veinte años, no habían pasado de un ‘holayadiós’ entre el solitario Lucas y el matrimonio   cincuentón de Aldo y su estirada Elvira.

En la cámara veía como discutían porque El no bajaba la basura, o hacía la compra… Aldo alegaba que bastante tenía con ensayar y dar clases ocho horas… que era el único que trabajaba. Aunque el dinero sobraba en esa casa.

Una tarde, Lucas oyó gemidos tras la pared; en la cámara aparecía un trasero peludo y asomando por los laterales de la cintura, los zapatos de tacón de la amiga de su hijo de veinticinco años, a la que daba clases de flauta.

La pandemia agravó la crisis con la cancelación de conciertos. Un día, que nevaba sin parar, vio a Elvira enseñar los dientes, con la cara desencajada, tijera en mano: 

- Algún día… te vas a arrepentir de lo que haces…- dijo. 

Las broncas subían de tono por parte de ella. La falta de apetito sexual de Aldo en los últimos meses… claro que el humor de Elvira, era como el de una osa polar buscando comida en medio del cambio climático. 

Una vez vacunados, la cámara no mostró más enfrentamientos… ni copulaciones extramaritales… el sexo desapareció y sus vidas se volvieron perfectamente aburridas.

Lucas solidariamente se vacunaría el último.

jueves, 21 de enero de 2021

08. Te odio, te amo. Gema Herráez

     Se acabó, doy por terminado mi romance con la nieve.

     Voy a borrar o, más bien, voy a volver a editar mis recuerdos felices que tienen que ver con ella, nombrándolos como non gratos.

      Los  documentales sobre el polo norte, las películas que se desarrollan en paisajes heladores y níveos, el patinaje sobre hielo, los emocionantes saltos de esquí que siempre veía por la televisión, ese anuncio en el que salía un oso, más bien sería una osa, también en el reino animal las madres son cuidadoras principales claro, jugando con sus oseznos, deslizándose por laderas de nieve interminables. Por cierto que no recuerdo lo que anunciaba, es curioso. 

     Si se acabó mi adoración incondicional. Nadie me dijo que una fascinante y maravillosa nevada que convierte la ciudad en una postal navideña de ensueño, podría tornarse en un paisaje apocalíptico de escombreras de bloques de hielo ennegrecido, apiladas como barricadas en una guerra.

      ¡ A mí misma pongo por testigo que jamás volveré a ilusionarme tan ingenuamente con semejante traidora!, si por ventura vuelve a caer tan embaucadora y engañosa nevada.

     Uy, parece que empieza a nevar. ¡ Ojalá cuaje!, en cuanto lo haga voy a bajar a hacer el ángel.

miércoles, 20 de enero de 2021

07. Nanuk. Julián Rumbero

Los colegiales estaban encantados con Carla. Capaz de desentrañar los misterios de la calefacción en invierno, o del aire acondicionado en verano, los animaba a participar en las tareas. Sintiéndose importantes, después de cada gesta crecían un palmo.

        La maestra les dijo que los osos polares eran parecidos a ellos. Nadie lo dudó y confiaron plenamente en lo que quería contarles. Les dijo, despacio y con voz entrañable, la clase pareció suspenderse del vientre de una nube rolliza, que el primer oso polar tenía cola. Y hambre. Para colmo, Nanuk, así se llamaba el oso, no era especialmente hábil pescando por culpa de su impaciencia.

Fue el zorro quien le enseñó a emplear su cola como caña, pero con la advertencia, dados los fríos del ártico, de que no debía entretenerse más de dos minutos con ella dentro del agua.

Nanuk ignoró al zorro y cuando sacó el rabito, gélido y con muchos peces atrapados por quedarse mordiendo en él, se partió en mil pedazos. Desde entonces, aprendió de la Naturaleza la necesidad de una prudente paciencia.

Hoy, otra codicia deshiela los hogares de los osos polares que desfallecen y se ahogan buscando alimento. Y por eso, concluyó la maestra, entre triste y enrabietada, los osos polares se parecen a nosotros. ¿Qué pérdidas serán necesarias para aprender?


domingo, 17 de enero de 2021

06. Juliana Martínez. Carmen Cardeña

Su risa no era como cuando te toca la lotería, no. 

 

La nieve producía en ella una risa de día previo a la llegada de una hija que ha estado un año estudiando en América. 

 

No la risa eufórica del abrazo en el aeropuerto, no, la del día de antes. O sea, como cuando ves a un oso polar a 30 metros de distancia y te fascinas por tu suerte pero al mismo tiempo quieres que pase pronto de largo.

 

No hablo de alegría, no. Juliana era alegre, sí, pero la risa que le producía la nieve… ¿cómo os lo diría?…sonaba a la del tío Gilito cuando contaba todos sus dineros y se sentía el más rico de todos los ricos.

 

Juliana emitía con su risa un vaho que empañaba los cristales y daban ganas de dibujar corazones.

 

No era su cautivadora sonrisa, no, que también la tenía, con sus treinta y seis impolutos y perfectamente alineados dientes.

 

¿Cómo explicarlo? .Su risa era una ola nocturna, fresca, con sabor a espeto y baño de luna llena que te hipnotizaba, te alcanzaba, te arrastraba y te convertía en un vaivén de marejadilla.

 

Recuerdo (y hace un siglo) nuestras risas de 12 años y río embobándome en el ensueño con la mañana y con la nieve. Me río del oso polar, de la lotería que nunca toca, de la hija que no está en América, del tío Gilito que no ha salido de los tebeos. Río y con el vaho nostálgico de aquellas risas dibujo corazones en el cristal.

05. Una noche de suerte. Antonio López de Lerma

         “Que alegría, que alborozo, otro Perrito Piloto”; la cara de Ana resplandece de felicidad al tener en sus manos el orejudo muñeco; felices, Joaquín activa el mando buscando el sonido familiar del coche y apoyándose el uno en el  otro consiguen llegar hasta él; después de una corta reflexión toman la sabia decisión de que ninguno está apto para conducir;  entonces..,   pues que conduzca el Perrito Piloto; así que le sientan en el asiento del conductor, ellos se acomodan en la parte posterior dándole las llaves,  y  el coche sale como un rayo.

         Es como un rayo lanzado por Zeus, en un instante están en el Olimpo, este lugar se nutría de los rezos de sus creyentes y ahora ya no queda ni uno, todo está degradado y  no queda ni un resquicio de su vieja gloria,  todos los dioses han tenido que reciclarse, Artemisa regenta una web de contactos, Atenea un despacho de conciliación familiar, Poseidón recicla plásticos, etc., todos están más o menos contentos, menos Apolo, que con su heladería cambia de color más que un camaleón en la Psicodelia, pues se pasa el día cambiando de polo de chocolate , Apolo de menta, de fresa o limón. Compadeciéndose,  Ana y Joaquín llaman a Iberdrola donde trabaja su padre y este con los últimos restos de magia que le queda, transforma a su Hijo en un gran oso polar y así, desde ahora solo el blanco de la nieve será su color.

         Abre los ojos y una luz verde ilumina el cielo; ¿la aurora boreal o los restos de la absenta de la noche anterior? 

El cálido beso de Ana y el sonido del tráfico le dan la respuesta. 

sábado, 16 de enero de 2021

04. El pintor. Alicia del Caz López

Iván es un artista, pintar le vuelve loco. Hay dibujos suyos por todas las paredes.

Este año pidió a los Reyes unas acuarelas; no las quiso el 5 de diciembre, cuando cumplió siete años, pues pensaba que no podían ser lo mismo unas acuarelas normales que otras que le regalaran los Reyes, que para algo eran Magos con mayúscula.

El 6 de enero abrió el regalo y se puso enseguida a pintar, tenía una idea en la cabeza, sólo había visto la nieve una vez, el invierno pasado en Navacerrada, y deseaba desde entonces tenerla en su barrio. Hizo un dibujo precioso, la nieve cayendo, el suelo blanco, los árboles copados y, en la parte alta de la cartulina, se dibujó él rodando con un enorme oso polar. Al estampar su firma comenzó a nevar, ¡la magia funcionaba!

Esa noche se durmió rápido, quería que amaneciera cuanto antes. Por la mañana comprobó que no había parado de nevar, estaba todo cubierto. Corriendo se vistió, desayunó y tiró de sus padres para bajar al parque. Cuando doblaron la esquina vieron unas huellas grandes de pezuñas que Iván ya esperaba encontrar pero sus padres miraban sorprendidos, casi asustados. Al fondo, en la colina donde comenzaban los columpios, una gran figura blanca resaltaba sobre la nieve. Sin pensarlo, Iván corrió hacia allí loco de alegría.

lunes, 11 de enero de 2021

03. El oso Filomeno. Belén Molina

Su pelaje blanco refulgía bajo el sol inclemente del Ártico que, tiempo atrás había estado tan helado y tan blanco como la piel de Filomeno.

Con el deshielo ha aprendido a nadar, pero cientos de kilos en movimiento no pasan desapercibidos a las ágiles focas que huyen tan deprisa como crece el hambre de oso polar.

La semana pasada soñó con la gélida Filomena y al despertarse, solo se acordaba de un batiburrillo de viento, nieve, comida y viaje siguiendo una estela de frío, así que cruzó toda Europa malcomiendo y escondiéndose, hasta que llegó a la tierra donde estaba Filomena, donde su comida no solo no huía sino que se quedaba quieta, mirándole aterida de frío. Comía todo lo que se ponía al alcance de su hocico. Estaba tan alegre que no se dio cuenta de la nube roja cargada de arena desértica que se acercaba, para resaltar su brillante pelaje blanco en el paisaje verde y marrón en el que se perdió.

sábado, 9 de enero de 2021

02. ¿Podría pasar? Antonio Nieto

Al despertar esta mañana, me asomé por el ventanuco de nuestro dormitorio y sentí un regocijo de alegría al ver un manto blanco de nieve que cubría todo. Después, algo llamó mi atención:  observé unas extrañas huellas que me dejaron preocupado. Seguí las marcas y a lo lejos observé una enorme figura blanca en el jardín que se movía hacia la entrada de la casa. En ese momento escuché un atronador rugido e identifiqué a un enorme oso polar. No podía entender cómo tal mamífero podría estar en Tres Cantos. “No es posible”, reflexioné. Llamé a los bomberos, policía y al 112, pero las líneas estaban cortadas. Busqué TeleMadrid, pero no aparecían imágenes en ninguna cadena.

 

Atranqué las puertas que daban al exterior y encendí la pequeña radio de la cocina. No lo podía creer, pero al parecer, la tierra había girado la noche anterior unos grados sobre su eje, sin conocerse la razón, y el mundo estaba patas arriba. Los osos y pingüinos acampaban a sus anchas por la Comunidad de Madrid y las lagartijas en Laponia. Un sentimiento de terror me invadió y me preguntaba una y otra vez qué podría haber pasado con nuestro planeta.

 

De repente, sentí un pequeño rugido en mi oreja y al abrir los ojos, vi la cara peluda de Kino, mi perro. Respiré aliviado al ver que todo había sido una pesadilla. Me vestí y corrí a ver la nieve que habían anunciado la noche anterior. Unas gotas heladas de sudor me recorrieron la cara cuando aprecié unas extrañas huellas sobre la nieve.

jueves, 7 de enero de 2021

01. La vacuna. Rosa Molina

Ese día, el maestro nos dijo que iban a pincharnos en un brazo y que vendrían en un camión en el que hacía tanto tanto frío, que podrían vivir osos polares dentro. Entonces, como se dio cuenta de que no sabíamos lo que era un oso polar, buscó una foto en el libro de clase y nos la enseñó. Todos admiramos su color blanco como la nieve, sus garras enormes, su descomunal fuerza. Entonces un niño se puso a llorar porque no quería que le pincharan un oso polar, y otro lloró porque prefería un león, otro porque quería que le metieran una jirafa y los demás lloramos porque no queríamos que nos pincharan. Entonces el maestro nos gritó que dejáramos de llorar, que estaba harto, que en Uganda no hay osos polares, que apenas quedaban leones, y que el pinchazo era para matar a un bicho pequeño que, cuando se mete, es más peligroso que un león. Entonces dejamos de llorar, para poder pensar qué podía ser peor que un león, cuando se abrió la puerta y se asomó una mujer blanca, con el pelo blanco, vestida de blanco. Y todos comenzamos a llorar otra vez.  

domingo, 3 de enero de 2021

Enero 2021: Nieve - oso polar - alegría

Ante todo deseamos que este año que empieza sea mejor que el anterior. Ahora que ya sabemos vivir con lo malo, cualquier cosa que venga nos parecerá un alivio, un soltar lastre, así que tenemos motivos y razones para ser optimistas, porque las cosas nos irán mejor, ya lo veréis. ¿Acaso no nos lo merecemos? Yo creo que sí, sin lugar a dudas: si estamos aquí debemos seguir aquí mejorando, haciendo que la vida de los demás, día a día, merezca más la pena.

Necesitamos ese entusiasmo para  crear historias que  nos hagan sonreír, que nos evadan de las preocupaciones, que nos sumerjan en mundos aún inexplorados, que nos recuerden que merece la pena vivir con felicidad y contagiársela a todo el mundo. 

Como veréis en las propuestas, todos los meses hay un objeto, un animal y una emoción. Podéis usar una de las tres, dos o las tres, si os sentís Cervantes, que aquí hay mucho nivel y ninguna gana de coartaros la imaginación. 

Adelante, animaos, mezclar las palabras, disfrutad y, sobre todo, ¡¡sed felices!!