Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

miércoles, 20 de febrero de 2019

06. Serafín. Julián Rumbero Castro

Serafín vive en una casa cuyo portal da a un pasadizo sujeto a una servidumbre de paso. Por allí pasan muchas y diversas personas. El suyo es un barrio de aluvión y algunos vecinos dicen que es como la ONU pero sin cascos azules.
Hace unas semanas, en una esquina del pasaje, se abrió una tienda de figuras y construcciones de Lego de segunda mano. Fue todo un acontecimiento. Serafín y sus amigos pegaban las narices al cristal imaginando las peripecias de romanos, vikingos, sarracenos, comanches y jinetes del séptimo de caballería. Pero a Serafín, que cojeaba de nacimiento, le llamó la atención un soldado napoleónico con trazas infantiles y una sonrisa sorprendente. Le faltaba una pierna.
No estaba en venta, pero sí pudo conocer que era el héroe de un cuento muy famoso, tragado por un pez y enamorado de una bailarina, aunque con un final triste. Días después, Serafín fue operado de su pierna y Marga, una niña de su colegio le besó la punta de la nariz, segura de que volvería más fuerte como era su deseo.
Hoy, cuando sale a la calle con la ayuda de una muleta, en el escaparate de Gorka ve que al soldadito ya no le falta la pierna. ¡A él también le han operado ¡Y piensa en Marga! ¡Cuando vuelva a verla, le dará las gracias!

domingo, 17 de febrero de 2019

05. El traje nuevo del Emperador (parte 2). Alicia del Caz López

Cuentan que el emperador no volvió a ser el mismo.
Siempre se había mostrado con bellas galas admiradas por todos, con las que se sentía seguro ante sus súbditos, que veían en él a un líder cercano que los representaba, sin haber querido nunca indagar en lo que había debajo de esas ropas que tanto les deslumbraban… Hasta ahora.
​Lo cierto es que, después del vergonzoso desfile, pese a que el monarca puso todo su empeño en recuperar el apoyo de los que antes le aplaudían, ya nadie fue capaz de olvidar lo que había visto aquel día.
​Ni siquiera él mismo consiguió volver a ver la regia figura de siempre al mirarse al espejo. Cuentan que, incluso, envejeció y que su familia le esquivaba al cruzarse con él por los salones de Palacio.
​No le quedó otra opción que exiliarse a sus alcobas y dejar el gobierno de su Imperio al príncipe heredero, que se vistió con sus mejores ropas en la coronación, pues aún no le había embaucado ningún sastre extranjero con sus promesas.
​Sí, eso cuentan, que el emperador que cazaba elefantes no volvió a ser el mismo desde que se le vio desnudo.