Un niño soñaba que
iba a tener una madre, pero la madre no quería tener un hijo. El niño, que ya
le tocaba venir a este mundo, imaginó lo que podría hacer para lograr
convencerla. Si no la persuadía de su tozudez, tendría que esperar mucho tiempo
hasta tener otra oportunidad.
La madre empezó a
tener suerte en la vida: terminó de estudiar, consiguió un trabajo que la
permitía vivir holgadamente y se enamoró de un hombre que quería tener un hijo.
Las discusiones con
el marido eran interminables.
Desesperado,
el niño, que todavía no era niño y quería serlo, amplió su proyecto. Se
presentó en un sueño que tuvo la madre con tal realismo y encajó tan bien la
historia entre ellos, que todas las noches durante nueve meses la madre buscó
ese sueño para dormir plácidamente después de hacer el amor con su marido