Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

jueves, 27 de marzo de 2014

09. Pilar. Santa

Encontró la foto con otras en su portátil, en la carpeta que ponía Campillo. 

Fechada en septiembre de 2003, en ella aparece una atractiva mujer con vaqueros, de unos cuarenta y seis años; pelo corto rubio, sonriente, con gafas de sol, sentada y con una mano apoyada en la cara. Foto de contrastes: una sonrisa blanca como la luna, su tez y de fondo unas rosas rojas difuminadas.

Los recuerdos fueron un zarpazo en el estómago; la noche que se encontraron en Garamond, donde ella le dio su teléfono y le enseñó una cicatriz en un pecho.

La noche de teatro en la Cuarta pared viendo Las Manos, las copas por Lavapiés, su casa, su cama de uno cincuenta donde descubrieron cada centímetro de la piel del otro.

Los karaokes de Pasión Vega y algún club nocturno con dos rombos.

La última vez que hicieron el amor… después de ir a ver a La Fura dels Baus, en una puesta en escena escandalosa. 

Una discusión se llevó por delante a los dos... Ha pasado una década desde aquel día.

Aún sigue buscando por Lavapiés su recuerdo y dejando poesías en el mar con su nombre, dentro de una botella.

miércoles, 26 de marzo de 2014

08. Una mirada intensa. Andrea Nebot

De nuevo me encontraba allí frente a él, hipnotizada por esa imagen. Concretamente por esos ojos color azul claro pero intenso, por ese rostro tan perfectamente proporcional, de labios carnosos y vista frontal, de la que era incapaz de apartar mi mirada cada vez que se cruzaba por casualidad con la suya. Aquél era un retrato que me transportaba a esa parte del mundo donde se encontraba ese muchacho, o mejor dicho ese Dios al que yo  le rendiría culto todos los días.
Otra vez me había quedado pasmada, mirándolo fijamente e imaginándome a su lado; fantaseando e inventándome historias vividas junto a él. Por supuesto, me gustaba imaginar historias de amor, de las que nosotros dos éramos los protagonistas. Pero no dejaban de ser eso, fantasías que jamás se harían realidad, porque era imposible que nuestras vidas se cruzaran y que el destino las uniera para siempre, tal y como pasaba en las historias de mi mundo fantástico.
De repente noté una mano que se posaba sobre mis hombros, y mi imaginación se puso a trabajar al instante, sentí un leve cosquilleo en el estómago pensando que sería el hombre de mis sueños quien se encontraba detrás de mí.

miércoles, 19 de marzo de 2014

07. Algo más que un cuadro. Valentina Velázquez

Visité la casa de indianos, como periodista, para descubrir qué había de leyenda en la extraña desaparición de sus habitantes, hace más de un siglo. El dueño llegó de México, rico, con una guapa mujer indígena.

En el salón, orientado a la Ría, había un retrato que me cautivó: una mujer indígena, mayor, de serena belleza. Tenía alma..., certeza, dignidad. Su cara redondeada, morena, con dibujos geométricos en frente y pómulos; de ojos rasgados, marrón verdoso, abismales; nariz chata; labios carnosos; sobre su cabeza, de larga y negra melena, un tocado de flores. Un sencillo vestido de colores dejaba los hombros desnudos, terminando con un volante a los pies, igualmente desnudos. Sobre su pecho una esmeralda.

El paisaje era cautivador, con una fuerza envolvente que me atrapó. Estaba en medio de una enigmática, profunda y palpable selva..., de un lugar desconocido; oía y sentía el canto de los pájaros, el fluir del río, el susurro del viento, un bisbiseo oculto entre la maleza... Era tan real y mágico que me sumergí en su espejismo; el tiempo pareció pararse ante la eclosión de tantas sensaciones... Diría que estaba en otro mundo, pero no me creerías.

En el pie del cuadro se leía: Autorretrato: Soy Inda Jani, que significa “Agua que nace”, por fin estoy en mi lugar, soy libre. Te invito, si quieres, a visitarlo.

06. El cuadro mágico. José Luis Nebot

De nuevo frente a él, su “cuadro mágico”. 15 años había pasado desde el verano del 99, verano en el que sus padres se separaron y pasó en casa de sus abuelos paternos.
El cuadro no era nada especial…… 1’5 metros de alto por 0’80 de ancho…con un marco dorado . El estilo no sabría definirlo se combinaban muchos en uno solo. Lo mismo sucedía con la técnica utilizada. Lo impactante del cuadro era eso sí, lo que representaba, su colorido, sus formas ……….
Este cuadro le hizo más llevadera la ruptura familiar, pues en él podía ver a toda la familia junta, unida, feliz. Ahora, con el paso del tiempo el cuadro ha cambiado, no hay luz, poco colorido, muchas sombras y no aparece la familia.
Tras observar un buen rato y fijarse como antaño hiciera, puede vislumbrar una imagen que cada vez se hace más nítida, más clara, viéndose caminando junto a los suyos, como antes del accidente
Carlos–oyó que decía su padre sujetando la silla de ruedas-  Sabía que te encontraría aquí, frente al espejo de tu habitación, como hacías de pequeño.
Así era pasé horas frente a él, con la mirada perdida viviendo mis sueños, en mi “cuadro mágico”.

martes, 18 de marzo de 2014

Decálogo del escritor. Augusto Monterroso

1º Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
2º No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.
3º En ninguna circunstancia olvides: "En literatura no hay nada escrito".
4º Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.
5º Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.
6º Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
7º No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.
8º Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.
10º Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.
11º No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.
12º Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

lunes, 17 de marzo de 2014

05. Retrato eterno. Antonio Nieto Díaz

A pesar de que amaba la vida por encima de todo, un día de invierno se fue para siempre. No tuve  consuelo del exterior y sus cosas, sus ropas, su perfume acamparon por toda la casa tal y como las dejó, como esperando su vuelta.

Los años pasaron y sus pertenencias desaparecieron de mi entorno; tan solo quedó su imagen en mi mente y el retrato que le hice pocos meses antes de su marcha. Ella permanece joven en esos  vivos colores  al óleo. Me mira con su  eterna  sonrisa que inunda mi ser. No acierto a comprender  por qué yo envejezco y ella no.

domingo, 16 de marzo de 2014

04. Habitación de hotel. Beatriz Calvet Ortín

Habitación de hotel. Edward Hopper
La conexión de trenes era mala, no había manera de llegar en un solo día, tenía que hacer noche en el camino. Lo mejor era un hotel junto a la estación, para no tener que andar mucho al día siguiente.
Las maletas eran pequeñas pero pesaban, y además era incómodo llevar una en cada mano. Así que se tomó algo en la cafetería del tren y fue directa al hotel para descansar. 
La habitación era pequeña y sencilla. Tenía un sillón verde de terciopelo y una cama de madera que hacía  juego con la cómoda. La ventana era grande, con cortinas blancas y daba a un patio interior. Una de las paredes estaba pintada de un amarillo apagado y las otras en blanco. Se quitó el vestido y lo dejó encima del sillón. 
Se sentó en la cama  y volvió a mirar los horarios, el primer tren salía a las 9 y no  podía perderlo, a las 12 ya habría llegado...
Entonces fue cuando tuvo uno de esos presentimientos que no sabes cómo te vienen pero que son de verdad, que no fallan, ni para lo bueno ni para lo malo. Pero esto era bueno, y ella lo sabía.


jueves, 13 de marzo de 2014

03. No puedo pero puedo. Victoria Gómez

Su  retrato presidia el centro del salón. Aunque había muerto joven, esa pintura le había permitido seguir siendo testigo de la vida de su familia, de los cumpleaños, las Navidades, las penas  y las alegrías.
Como cada tarde vio pasar a su hija para echarse su pequeña siesta en el cómodo sofá. Inmediatamente se quedó dormida.  Pero no era una jornada apacible como las otras, ya que el  ex-novio de su retoño entró en la habitación portando un cuchillo en la mano. Su cara y el sudor frio que le empapaba delataban  sus intenciones. 
Desde su retrato empezó a gritar para avisar a su hija pero su voz no salía de su garganta. Intentó hacer señales con sus manos pero todo su cuerpo estaba inmóvil. Solo tenía su mente y  tanto empeño puso en salvar a su primogénita, que consiguió mover el clavo que colgaba la pintura de la pared. 
Logró  su objetivo, ya que el estruendo provocó que ella se despertara y que el chico saliera huyendo.          

miércoles, 12 de marzo de 2014

02. Retrato de Cádiz. María Jesús Cervelló

Susan Sontag, en su viaje a Cádiz, a mediados del siglo XX, escribió: "es la ciudad más bonita que he visto, con una triste quietud de pobreza en su rompeolas". 

Tiene razón en que es una ciudad preciosa.

Y es perfecta la palabra QUIETUD, con que la define:

Puedes  dar la vuelta a Cádiz por La Alameda, El Parque, la playa de La Caleta  (“que es plata quieta“) y el Campo del Sur, con el mar a tu derecha, acompañándote siempre… y… ese mar y ese sol y ese cielo y esa luz, todo en perfecta calma y armonía, esa maravillosa quietud, debió ser lo que a ella  le cautivó.

Pobreza, sí. Desgraciadamente sí. 

Tristeza, NO.

Y es que los gaditanos son aún mejor que su tierra. Del paso de fenicios, cartagineses, romanos y árabes…, de todos, han ido haciendo suyo lo mejor y su filosofía de vida les hace, por una parte, afrontar con serenidad y valentía el sufrimiento y por otra,  disfrutar al máximo de la alegría de vivir.

Susan Sontag, no tuvo la suerte de tratar a los gaditanos.Yo tuve ese privilegio  y me marcó para siempre.



viernes, 7 de marzo de 2014

01. Cincuenta y nueve retratos. Juan José García Alcañiz

Fue un instante, un flash. Yo quería subir al vagón y ella salir.
No supe qué hacer. El metro de Madrid en hora punta no da un respiro a nadie.
Mi memoria guardó el rostro que me acababa de deslumbrar: Una melena caoba asimétrica caía para posarse en su hombro izquierdo mientras en el otro lado dejaba  ver un pendiente naranja a juego con el color de sus labios, puertas de una boca ancha instalada en el centro de prominentes mandíbulas y sobre una fina barbilla.
La nariz chata solo era el camino hacía el par de esmeraldas que tenía por ojos  cercados por huesudos pómulos de una raza inexistente.
Tenía que pintar su retrato inmediatamente, así lo hice y bajaba al andén cada mañana a la misma hora con la esperanza de enseñárselo para convencerla de que posara para mí.
Después de varios días sin resultado, dudé de su existencia y empecé a pintar versiones del retrato y volver al metro a la misma hora, pero no logré verla.
Mi memoria flaqueaba y confundía sus rasgos. 
La diferencia entre el primero y el último era abismal.
Después de un año tengo cincuenta y nueve retratos.
Y tú ¿dónde estás?

lunes, 3 de marzo de 2014

Un retrato

Para marzo os proponemos elaborar una historia sobre un RETRATO. Como aquel que, al entrar en una casa, os intimida y acosa con su mirada fija en vosotros y que sentís pegada aún después de salir de la sala; o como el de Dorian Gray, que envejece por él; o ¿nunca os ha pasado que os gustaría saliros de un retrato y poner a otra persona en vuestro lugar?; o al contrario ¿formar parte de un retrato y participar de la loca algarabía que allí se representa?; o también ¿redibujar a un personaje o una historia de un retrato famoso?; incluso podéis retratar a alguien con vuestras palabras.

Hay más sugerencias, pero estamos seguros de que a vosotros se os ocurrirán las mejores. Para muestra de lo divertida que es la imaginación, os dejo con José María Merino, uno de los grandes maestros del microrrelato y de las letras españolas:

El agente secreto

Primero fue un rumor ronco e ininteligible, en llamadas de teléfono que se repetían una y otra vez. Luego, unos signos indescifrables e insistentes en la pantalla del ordenador, que aparecían siempre que lo ponía en marcha. Un día, el mensaje se fue haciendo comprensible y pude leer, en un texto sin fin: debes regresar, tu misión ha terminado. Ahora sé que me esperan. Están ahí fuera, al acecho, para llevarme con ellos. Pero yo he olvidado de qué misión me hablan. Yo quiero seguir aquí, entre los humanos, con mi familia mortal.


Fuente: La glorieta de los fugitivos. Editorial Páginas de Espuma.

Y febrero se fue, ventoso y breve

Ya estamos en marzo y la primavera nos espera a la vuelta de la esquina. Asoman las  yemas en los árboles y, las más impacientes, tiritan bajo los últimos fríos del invierno. El Carnaval también ha pasado, pero no nos ha dejado los días vacíos, ni mucho menos, sino unos microrrelatos excelentes llenos de paisajes luminosos, historias románticas y cotidianas que han hecho las delicias de todos. Y, como cada vez es más difícil elegir, este mes tenemos un empate ganador:

Primer premio: a compartir entre Valentina, por el microrrelato La sirena y el pescador y Victoria por Hola, mi amor.

Finalista: Andrea Nebot por El disfraz perfecto.

¡Enhorabuena a las tres!

Os recuerdo que las ganadoras recibirán, como premio, un libro de la editorial El desván de la memoria de Ramón Alcaraz y la posibilidad de hacer de jurado en el mes de marzo para elegir los microrrelatos que, a su juicio, merezcan ganar. En diciembre, todos los finalistas recibirán un regalo de la asociación, así que os seguimos animando a participar.