Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

martes, 28 de noviembre de 2023

05. No sé por qué. Santa

En la escala del vuelo Barcelona - New York con destino Miami Enric notó algo a Laila; quizás más sombras, o una suma de dudas y sombras.


La policía de Inmigración se llevó solo a Enric, un trámite burocrático, aunque vio cómo unas gotas de sudor corrían por su piel canela.


Pasó una hora hasta que llegó su turno. Sentados tras una mesa, dos funcionarios armados le interrogaban por el motivo de su viaje.


-"Un nuevo comienzo, lejos de las críticas, de los juicios y desacuerdos por estar comprometido con una exiliado venezolano." - Dijo Laila extrañada.


Aquí he de apuntar diez años más joven, monitor de bailes latinos en gimnasios, y que gracias al trabajo como funcionaria de Laila tenía residencia temporal en Cataluña.


- "¿Sabía que Enric contactó en una web de citas con un ciudadano estadounidense y que le propuso matrimonio una vez se conocieran en NY?-. Clavando sus ojos en los ojos de Laila.


-¡Claro que no!...- Su relación se basaba en la confianza y en esa palabra tan grande, encadenante, necesitada, simple, arrolladora..?


El Amor...

Cuando les devolvieron las maletas con todo revuelto, sus móviles violados y sus pasaportes sellados...


Una voz dijo:


 -"Bienvenidos a los Estados Unidos de América"-.


Se miraron... sin conocerse.


lunes, 27 de noviembre de 2023

04. Culo a babor. Antonio Nieto

  Recuerdo, gratamente, el tiempo de estudiante de náutica en la escuela de Cádiz. Entre las materias que estudiábamos: estiba, navegación, astronomía…, había una que me apasionaba y tenía que ver con la salud de la vida en el Mar. Venía a ser como una serie de instrucciones sanitarias prácticas para hacer frente a la cantidad de enfermedades, que los marinos de aquel tiempo sufríamos, al hacer escala en puertos dispares de todo el mundo: malaria, paludismo, elefantiasis genital, gonorrea…. Entonces los barcos hacían largas singladuras y en medio del océano había que apañárselas con el botiquín de abordo.

Años más tarde, ya a bordo de un barco, un día embarcó un tripulante en Canarias, que padecía una ligera gripe. Salimos del puerto con el a bordo y al cabo de unos días varios miembros de la tripulación empezaron a caer enfermos. Afortunadamente no fue mi caso, y por ello tuve que hacerme cargo de algo que nunca pensé: actuar de enfermero y médico, para una docena de miembros de la tripulación. Por radio nos dieron una serie de instrucciones consistentes, entre otras, las de inyectarles una dosis de penicilina diaria a todos ellos durante una semana.

En la escuela había hechos las prácticas de poner inyecciones usando una patata grande que dividía en cuatro sectores. El superior a la derecha al que llamé el nordeste, era el idóneo donde introducir la aguja y evitar el nervio ciático. El primer día pedí un voluntario para ser el primero en ser inyectado. Tengo que confesar que tuve que decir que tenía una gran experiencia, pero ninguno, a pesar de mis garantías se ofreció. No quedó mas remedio que ser yo quien eligiera a la primera víctima. 

Les hice que todos ellos me enseñaran el culo; no porque fuera un mirón o tener alguna tendencia sexual específica, sino porque quise hacer mi primera intervención en el área más grande y ganar confianza.

El elegido fue el contramaestre, el capataz de los marineros, quien a regañadientes aceptó. Desinfesté la jeringuilla y la aguja. La cargué con la penicilina y me dispuse a matar. Recuerdo la cara de terror de Joaquín, el contramaestre, y el grito que pegó cuando le hinqué la banderilla en su extensa posadera. 

Poco a poco fui cogiéndole el tranquillo y familiarizándome con la docena de culos que visitaba cada mañana. Me gané varios apodos que no quiero repetir aquí, pero al cabo de una semana todos ellos estaban recuperados.


lunes, 20 de noviembre de 2023

03. Carpe Diem. Julián Rumbero

Compró aquel pisapapeles de cristal porque leyó en él que era el primer día de su vida, y que debía disfrutarlo. Luego leyó sus propias palabras en el póster de un velero navegando al atardecer: “En el periplo de la aventura los hombres encuentran su destino. Y qué es si no la propia Vida una increíble epopeya”. Algo empalagoso, pero a los dieciséis años todo lo es en exceso.

Decidió que cada día sería especial. Y todos los demás días desde aquel serían el primero. Se declaró a cien mujeres, cada una más bella que la anterior; más inteligente, más comprometida, rebelde y solidaria. Que se sepa ninguna le correspondió. Nunca sucede cuando un ser imperfecto cree que existe la perfección.

Escribió mil versos, pero no se conserva ninguno. Aseguraba conocer cada país, pero nadie encontró postales, banderines, pegatinas, alguna referencia, al menos una, de que hubiera visitado París, Londres, Calcuta, un poblado marroquí de pescadores o escalado una montaña sagrada. Nada. Sólo ese pisapapeles. 

Y un diario con fechas imposibles. Que llegó a la Luna con Julio Verne. O que la tarde cuando compró aquel vidrio…se lo aconsejó Juan Ramón Jiménez.

Le conocían esas fantasías que a nadie disgustaban. , además de un conocimiento asombroso y conmovedor de todas las clases de rosas que en el mundo se cultivan.

Fue su forma de amar.

viernes, 17 de noviembre de 2023

02. Maldito San Valentín. Epífisis.

Contraté un hotel bueno con spa para el 14 de febrero que caía en miércoles. A mis años de casado, cuarenta, se hace raro saber que vas a copular si o si, lo normal es que se dé una  concatenación de casualidades, como por ejemplo una alineación de los planetas o que gane la Champions el Atlético.

En fin, ese día tuve una erección en la consulta, menos mal que con la bata lo disimulé, otra en la comida con un representante de laboratorio que si se dio cuenta y me miró goloso y otra en una rotonda.

Copita de cava en el hall y en la habitación una botella entera y fresas con chocolate, nos desnudamos para ponernos los bañadores y ahí teníamos que haber copulado, porque polvo que no se echa no se recupera, ese, será otro. Nos pusimos tontorrones pero ese afán de usar el paquete entero y no me refiero al mío, nos hizo decidir acudir al spa y eso que me costó ponerme el slip blanco como el del anuncio de Armani.

Estaba hasta los topes el jacuzzi, como un guiso de albóndigas, pero cuando conseguimos sentarnos me sirvió para expulsar algunos gases sin que se dieran cuenta, solo un cierto olor a podrido.

Después cena romántica, bien regada con vinos varios y un rabo de toro espectacular, mi mujer achispada y yo en camino, con un pálpito en la entrepierna.

De vuelta a la habitación me costó meterme en el slip, por como tenía aquello y porque estaba mojado, mi mujer se pilló un labio con el clip del body y gritó, pero no de placer, encendimos cuarenta velas del Ikea alrededor de la cama y en el baño y empezamos los rituales del apareamiento que por los efectos del alcohol resultaron mareantes.

Acerqué mi boca a la oreja de mi mujer y le dije que tenía el rabo de punta y me miró picarona, pero no me refería a ese sino al de la cena. Me levanté raudo y bordeando la cama fui pisando y volcando las velas esparcidas por doquier, una prendió en las cortinas que apagó mi mujer con la cubitera del cava.

Llegué al baño, encendí la luz y la taza del váter estaba situada al fondo,  al pasar por delante del espejo de los lavabos llenos de velitas, no pude por menos de mirarme y en ese momento se me relajó el esfínter, quedándome como en una foto finish con un toque de gif, pues el color blanco del slip fue tornándose en otro.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

01. Un cumpleaños con sorpresa. Gema Herráez

Era el cumpleaños de Constanza y todas sus hijas se reunieron en casa de María, que era con la que estaba, ya que la tenían alternativamente entre todas a meses.

Constanza estaba ciega porque no quiso operarse de cataratas.

Decían sus hijas que siempre había sido muy miedosa, por no decir cobarde.

Ese día era especial, cumplía los 100 y aunque estaba muy delicada, sus hijas la tenían entre algodones. Eran 8 hermanos, dos hombres y 6 mujeres. Los varones vivían en el pueblo y las hijas vivían todas en Madrid y eran las que se encargaban de Constanza .

Ese día después de apagar las velas sus hijas la felicitaron.

" Felicidades madre, bueno a ver si nosotras llegamos a los 100".

" Eso y así de cuidada. El siguiente en cumplir es Felipe ¿No?"

"Primero los cumple Juana

 en diciembre y luego Felipe en noviembre. Es el mayor".

"Saca el libro de familia de madre y salimos de dudas".

María lo sacó y después de leerlo comprobó que, efectivamente, Felipe era el mayor pero de repente se percató de un detalle y dijo "nuestros padres se casaron en abril, ¿no?, ¿entonces Felipe fue sietemesino?".

"No hija que nació de 9 meses y bien hermoso", dijo Constanza inocentemente.

"Pero madre, ¿entonces ibas preñada en la boda?".

Constanza, visiblemente azorada contestó:

"Pues hija es que eran fiestas y como estábamos al lado de la farmacia pues pasó lo que pasó."

La hermanas se miraron con cara de circunstancias y no tuvieron más remedio que reírse y sentir una tremenda ternura hacia esa mujer que había criado a 8 hijos, sufrido la pérdida de uno que se le murió, que pasó penalidades, que tuvo a su marido encarcelado en la guerra y murió al poco tiempo de salir y que aún así había llegado a los 100 años.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Noviembre: descubrimientos curiosos, divertidos, sorprendentes

Este mes nos toca acordarnos de esas cosas que descubrimos gracias a cotilleos, noticias cazadas al vuelo, dichos que vuelan por el aire y se meten por las orejas, bulos divertidos que nos cuesta creer que son falsos… en fin,  las cosas que nos enseñan o nos divierten de/ sobre/ gracias a hechos, relatos, anécdotas, cotilleos. 

En el pueblo de mis padres, en Rioja, se decía que, en las noches de difuntos, los muertos se acercaban a los viñedos a contar los racimos y a comer todas las uvas que pasaban de una cantidad, porque, decían, el vino de más sabe agrio. Cuando, muchos años después, la Comunidad Europea impuso restricciones a la recogida de uva para la cuota de elaboración de vino, los viejos del lugar se acordaron de esa historia, “¡anda, eso ya lo decían nuestros muertos!”, y se reían. Desde entonces llaman a la UE la comunidad zombi. 

Bueno, cada uno tiene su fuente de aprendizaje. ¿Y vosotros?