Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

domingo, 28 de noviembre de 2021

10. Noches de luna llena. Alicia del Caz

Hoy hay luna llena y, a las afueras, casi en el monte, un lobo se arranca a mordiscos los últimos jirones de ropa que quedan sobre su piel. Al terminar, se lame con gozo el pelaje recién estrenado; le brillan los ojos, olfatea, comienza a moverse, tiene hambre. 

Hoy la luna está blanca y repleta. Desde el pueblo nadie escucha los ruidos que en el cementerio hacen las lápidas al arrastrarse lentamente hasta dejar una rendija, pequeña, no hace falta mucho espacio. Los zombis, una vez fuera, estiran sus huesos, airean su pellejo pegado y no se miran, no entienden de amistad, solo de carne fresca.

Hoy, bajo la luna redonda que a ratos ocultan las nubes, vuelan unos murciélagos distintos, más rápidos, más grandes, más negros, más ansiosos de sangre caliente.

Hoy hay luna llena y, ajenos a sus efectos, la miran los amantes después de hacer el amor, desde sus terrazas, dentro de sus coches en un camino, al pie de algún árbol del bosque…

viernes, 26 de noviembre de 2021

09. Un otoño terapéutico. Gema Herráez

      2 años, 3 meses, 2 semanas y 3 días. Ese era el tiempo que llevaba Blanca recluida del mundo, un mundo que de repente un día se le antojo inhóspito.  Tenía la sensación de que era un bosque peligroso y amenazante habitado por lobos dispuestos a atacar. 

 Asomada a la ventana esperaba la llegada de Ángeles, la única persona con la que mantenia contacto. Su amistad la salvó quizás de un aislamiento fatídico que la hubiera abocado a un final trágico. 


  El otoño vestía el suelo del parque que tenía frente a su casa con una alfombra  de un colorido ocre y rojizo debido a las hojas caídas de los plátanos y  de los prunos.  


    Un golpe de viento  repentino arremolinó las hojas formando un pequeño tornado bicolor que avanzó hasta la misma ventana donde Blanca está asomada, tanto es así que revolvió su pelo. Blanca, desconcertada, cerró los ojos y al abrirlos su mirada descubrió  un mundo diferente. Y dentro de ella algo cambió. 


     Cuando llegó Ángeles la encontró delante del portal con una sonrisa que lo dijo todo. Jugaron con las hojas caídas y recuperaron unas risas demasiado tiempo olvidadas, gracias a un otoño terapéutico. 

jueves, 25 de noviembre de 2021

08. Un osado personaje. Carmen Cardeña

¿No lo ves? Quinto árbol a la derecha. ¡Allí lectora miope! ¡Es un lobo! Observa ese destello. Es el brillo de uno de sus ojos ámbar. Ahora olfatea el aire elevando el hocico. Ha percibido mi olor a pesar de la distancia. Está empezando a caminar. ¡Qué portentosa musculatura!

 No parece tan fiero. Voy a acercarme. 

 ¿Cómo que vas a saltar la página? ¡Calla y sigue leyendo! Si él avanza, tú también. 

Al fin y al cabo, para ti que lees cómodamente en el sillón, chupando tu dedo índice y pasando las hojas del libro soy el osado y estimulante personaje del bosque que necesitas. Te concedo un buen rato de suspense mientras mis pasos acortan distancias, el privilegio de la primera fila cuando él se abalance hacia mí, me tire al suelo e hinque sus afilados colmillos en mi yugular. El vello de tus pieles se erizará y percibirás el escalofrío que tanto te gusta. Las letras comenzarán a temblar. Aumentarán a ritmo de adrenalina tus ansias por saber lo que sucederá conmigo.

 No nos engañemos, te gusta imaginar los geiseres de sangre oscura brotando por todo mi cuerpo. Querrás hasta oír el desgarro de esa carne pegada al hueso que nuestro amigo desgajará con sus potentes mandíbulas bien apretadas y con movimientos desaforados de su cabeza, mientras mantiene preso mi cuerpo hincando las uñas profundamente. Querrás escuchar mis alaridos desesperados e inútiles.

 Liberarás tu conciencia pensando que el pobre lobo actúa por instinto y que lo tuyo y lo mío, después de todo, no se puede llamar amistad.

Mi querida lectora hipocritilla, no eres de las que se saltan las escenas tremendas. Reconócelo te gusta lo voraz, lo sanguinario, lo terrorífico. Admítelo, ávida lectora del género, eres una voyeuse del horror.

lunes, 22 de noviembre de 2021

07. Amistad entre estrellas. Julián Rumbero

Luján enseña Literatura y cada marzo asegura que la Poesía siempre preferirá a la primavera. Glafira, profesora de ciencias naturales, intenta cada noviembre desterrar esa idea de quien es experto en el teatro de Aristófanes, en especial su comedia Las aves. Su trama es terrible: los pájaros abandonan a la Humanidad y construyen muy lejos su propia nación. Luján sueña con aquella que incluya a todas las criaturas terrestres, aéreas y marinas. Con esta idea se coló el profesor de Literatura en los sueños de Glafira.

La muchacha dice que el invierno tiene flores bonitas como los pendientes de la reina, el ciclamen o la amarilis. Asegura que el brezo es un sueño malva del planeta, y le gustan las orejas de oso. Son gotas de sangre de Orfeo, el hijo de Apolo y de la musa Calíope, le dice Luján.

Su amistad observa a Aldebarán o Capella, y entre estrellas y flores, Glafira menciona la pelambrera magnifica del lobo cada vez que Lujan se mesa los cabellos, largos y oscuros.

El hombre, conmovido, cree que la voz de la mujer es de una de esas aves, convertida en la pacífica Lisístrata.

06. Asuntos de familia. Belén Molina

Creo que ya soy mayor porque hace tiempo que no recibo ni mimos ni comida y por si fuera poco, mis hermanos no quieren jugar conmigo, a lo mejor es porque me he vuelto un poco bruto ya que doy pisotones, mordiscos y empujones para ganar.

Esta mañana se me ha ocurrido ir donde mi padre con aires de importancia. Él, con un mordisco y un empujón me ha puesto patas arriba y ha dejado claro quién manda aquí, además, me ha echado de casa.

Deambulo solo y perplejo por el bosque pero de pronto, como buen lobo que soy, percibo un olor irresistible. Lo sigo hipnotizado y entre los árboles, veo una loba que como yo, anda olfateando el aire desesperadamente sola, aúllo y corro hacia ella. Los dos hemos encontrado la amistad que buscábamos.

domingo, 21 de noviembre de 2021

05. Amigo lobo. Valentina Velázquez

Era una noche de luna llena y yo estaba intranquila, nerviosa, irascible; todos me trataban con precaución por si mordía... La fiesta en la casa de Lola reunió a muchos amigos de la Universidad que apenas teníamos contacto. Era ese tipo de reuniones en las que todo el mundo quería aparentar que había triunfado en lo profesional y era un amito del universo.


A Mario le pasaba como a mí, que nos aburríamos, y salimos al jardín a  refrescar el espíritu. Lo vi avanzar hacía el bosque con paso ligero, cada vez más rápido, y me pareció que se echaba al suelo caminando a cuatro patas mientras giraba la cabeza para ver si era observado; yo me escondí tras un frondoso árbol y contemplé su mirada felina; noté tristeza en sus hipnóticos ojos amarillos, acompañado de un buen hocico y elegante porte. Sigo el rastro de las feromonas que desprende su enorme y mullida cola como otras partes de su cuerpo y le reclamo con mi aullido especial al que él responde, y nos adentramos en un carrusel de emociones. Aprovechamos con pasión estos momentos porque cuando volvemos a nuestra apariencia humana, la magia desaparece.

04. Locura. Rosa Molina

Tengo lobos. Pero no en el bosque, sino en mi cerebro. Cuando me enfado revuelven con sus pezuñas mis sesos y desentierran viejas trufas envenenadas. Por las noches aúllan sin cesar y yo les grito ¡SIT!, pero ellos ríen, insolentes y me escupen que ni son perros, ni son domesticables, que no los subestime. He aprendido que, si respiro despacio, profundamente, una, dos, tres… hasta veinte veces, se duermen como cachorros. Entonces me escapo y corro, corro lo más rápido que puedo, sin aliento, sin control, para evitar que me cacen y acaben con mi cordura, y me emborracho de felicidad cuando me siento como una liebre que se sabe más rápida que la zorra que la persigue. Al fin y al cabo, la liebre se juega su vida, la zorra solo la cena.

03. First Date. Santa

“Me llamo Cap. Soy vegana. No fumo. Amante del vino. No voy al gym. Me faltan 451 likes para ser influencer en IG. Me gusta la cocina (hago tartas deliciosas) ... Veo futbol, soy del Madrid. Me gusta caminar por el campo. Soy bisexual. Escorpio. Leo novela negra. Mi canción preferida “Hall of Fame” de The Script”. La vida está para cumplir sueños. Soy budista y creo en la reencarnación.

     Se busca ser masculino para sexo solo. Quizá amistad si surge... que sea alto, de ojos claros, con barba arreglada, sexi, culto, apasionado, inteligente, con iniciativa. No fumador. Sin miedo a experimentar.” 

 

     Hola Cap, no he podido resistir la tentación de escribir como fue nuestro maravilloso encuentro gracias a Tinder en tu bio de IG.

Cuando nos miramos sentí que nos conocíamos de otras vidas. Luego la cena con luna llena en ese restaurante: ‘El bosque’, con las velitas y su menú vegano...

     En la habitación del hotel disipaste todas mis dudas con esa lencería roja que llevabas. Sé que te encantó cuando salió ese lobo que llevo dentro y rompí las cuerdas con las que me ataste a la cama.

 

     El caso es que no recuerdo más... y tengo ganas de ti.

 

martes, 16 de noviembre de 2021

02. La voz del membrillo. Antonio Nieto

Hoy, 15 de noviembre, cansado de esperar que las hojas marchitas de mi jardín, cayeran para poder limpiarlo, intenté arrancarlas. Entonces ocurrieron cosas extrañas. Al echar mano a una grande de un tilo, me pareció escuchar, "¡Espera, espera, que todavía no puedo soltarme, aunque lo deseo!” No lo podía creer; pensé que era una ilusión producto de mi catarro. Volví a intentarlo y de nuevo la misma frase.

Miré a mi alrededor, estaba solo y me aventuré a responder. “¿Quién eres y por qué hablas?” En ese momento, resonó un griterío “¡No podemos desprendernos todavía, hace mucho calor y estamos sufriendo mucho!”

No podía creerlo y entré en la conversación como si se tratara de viejas amistades. “Pero si estamos a mitad de noviembre y todas vosotras deberías estar ya en el suelo y los árboles desnudos”, afirmé. “No es nuestra culpa que hayáis encendido la calefacción” y todo está cambiando con nosotras, con los bosques, la naturaleza y no es para bien,” ¡ya lo veréis!” respondieron las voces.

En ese instante, Kino, mi perro empezó aullar como si fuera un lobo, aunque pensé que era por sus aires de grandeza, que a veces tiene. Sin embargo, una rosa exclamo “¡Yo no tendría que estar aquí con esta cara mustia, no soy la misma”! Todo el jardín comenzó a murmurar y hasta me pareció oír a un membrillo exclamar “¡Vayamos a la huelga!”

He decidido meterme en la cama y cuidar mi catarro.

sábado, 6 de noviembre de 2021

01. Luna llena. Marga Dacal Vales

Estábamos muy cercanos a la luna llena, y yo ya me encontraba súper nervioso. Cuando llegó el día, empecé a experimentar los habituales cambios que mi persona sufría. El pelo me crecía considerablemente, las articulaciones y la espalda empezaban a dolerme extenuadamente, porque las manos se transformaban en destructivas garras, me ponía a cuatro patas, y con los ojos encendidos en sangre, echaba a correr hacia el bosque, mis patas casi volaban, y deseaba encontrarme con mi querida amiga, Caperucita roja, que era la única que conocía mi historia, y de la cual estaba desbordadamente orgulloso y enamorado, por su forma de cuidar y atender a su abuela, y por la exquisita elegancia y sensualidad que desprendía, al pasear con la cesta, con aquellas trenzas rubias, con aquella capa bermellón, que me hacía perder el sentido.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Noviembre: bosque - lobo - amistad

Cuando éramos pequeños, la noche del 1 de noviembre nuestros padres encendían "mariposas" que flotaban en una bandeja de aceite. Eran unas velitas con una diminuta  mecha que iban consumiendo el aceite y se apagaban cuando llegaban al agua. Era un homenaje a todos nuestros seres queridos que habían fallecido. Las sombras que se producían en la cocina me aterraban de tal modo, que no era capaz de salir al baño en toda la noche. No necesitaba estar sola en un bosque rodeada de lobos para sentir un miedo paralizante, tan sólo unas velitas que jugueteaban con las luces en la cocina de nuestro pequeño piso. 

Como me encantaban las películas de Tarzán, le pedía a mi madre que me comprara un amigo especial, fuerte, vigoroso, que me defendiera de cualquier peligro. Quería un enorme gorila con el que volar entre los árboles (que no había en mi barrio), me defendiera de las tribus hostiles (que tampoco existían) y espantara a los fantasmas que me acechaban por las noches. Mi madre, con infinita paciencia, me contestó que, para las dos primeras cosas, era mejor que yo me fuera a África, pero para lo último, sólo tenía que encender una luz. Así fue como conseguí la primera lamparilla de noche de mi casa y me aficioné a la lectura.

Cosas de la vida.

Nos leemos.