El movimiento de la nubes negras y el sonido del viento, qué día más inhóspito; al rato paró el viento, llegó la lluvia, un día de perros; la tierra se ablandó y el suelo se cubrió de verde, qué bonito; caminando por el prado se empapó los pies, qué desastre; al final del prado una casa donde una bella persona le invitó amablemente a pasar y secarse, qué suerte; en la casa encontró un gato que ronroneaba mientras se rozaba con su pierna desnuda, qué a gusto; toma un trago de té caliente, que rico, y al irse agradece la hospitalidad recibida, qué placer.
En casa, abrió la carta, notificaba los resultados de los análisis, todo bien menos el colesterol, ahora toca descubrir la belleza del repollo.