Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

viernes, 30 de agosto de 2019

10. Cuando se abre una puerta... Valentina Velázquez Hontoria



Desayunaba, me había levantado tarde y estaba sola, sumida en un silencio envolvente. De repente un ruido me hace dirigir la vista al pasillo: la puerta de la cámbara se abre sola, pienso que puede ser una corriente de aire, aunque no es probable porque es una puerta vieja que hay que empujar para abrir y cerrar, ya que está caída de un lado y se atasca. Al rato miro y está cerrada. No puede ser...

A la cámbara se accede por una escalera empinada que desde hace tiempo no puedo subir. Cuando era pequeña me gustaba explorar sus tesoros: baúles con ropa y bonitas cajas de hojalata que contenían fotografías antiguas, un alfiler con una flor de azahar de boda de mi madre, insignias de guerra de mi padre, monedas, estampas...

La habitación donde desayunaba, en otro tiempo la tienda de mis padres, abierta al pasillo por un mostrador de mármol verde, donde despachaban de todo, desde alpargatas de esparto hasta arenques, aceitunas y copas de aguardiente para los parroquianos.

Subida al segundo peldaño de la apertura de la cámbara, observaba a mi padre conversar, alegre, con esa risa que le salía de las tripas y avanzaba por todo su cuerpo.

Y me sorprendo dialogando en mi interior con palabras que mi padre me inspira, como si fuera el dios de la sabiduría y los sueños.

lunes, 26 de agosto de 2019

09. Tú verás. Alicia del Caz López




Admunsen exploró el Polo; Tereshkova, el espacio; Cindy Lee Van Dober, los océanos… Me permitiré la licencia de incluirme en esta lista como explorador del mundo, de culturas y, sobre todo, de ti.

Me considero, no es vanidad, el mayor explorador de personas. ¡Sé tanto sobre ti!: Tu domicilio, dónde trabajas, cómo has veraneado y cuánto has gastado... Pondré chinchetas en un mapa marcando tus movimientos. Conozco a tu familia, a tus amigos; sé de tu ideología, tus gustos, tus miedos…, tus secretos. Tú me ayudas abriendo tus puertas para investigarte. Tu dependencia, ¡me lo pone tan fácil!

Te envié una muestra de lo que sé, no para chantajearte, no es mi estilo (de momento). No pude evitar ese alarde de poder. Te asusté y me quitaste permisos. Ya me los devolverás, me necesitas.

Te convences: “No pasa nada, ¿a quién le interesa mi vida?  Las máquinas sólo almacenan información.” ¡Me provocas tanta ternura! Con tu cultura, tu inteligencia y… ¡Cuánta ingenuidad!

Tienes suerte, eres libre, puedes opinar, moverte donde quieras y, a veces, hasta protestar. Pero las cosas cambian, nunca se sabe, y toda tu intimidad, en manos desconocidas que sólo entienden de negocios.

¡Ah!, olvidé presentarme, soy Larry Page, cofundador de Google, ofreciéndote siempre experiencias personalizadas.

miércoles, 21 de agosto de 2019

08. Dos suegras. Antonio Nieto



No todo el mundo puede decir que ha tenido y querido a dos suegras en su vida. Yo, no solo puedo decirlo, sino resaltarlo, porque mientras una gran parte de los hombres, (no todos), reniegan de sus madres políticas, yo quiero homenajearlas.

Me casé con sus respectivas hijas por amor, y ambas venían con sus madres. A la primera, Maureen, la encontré en aguas frías inglesas, y a la segunda en tierras cálidas castellanas. Las dos eran mujeres de carácter; sobre todo la primera. No fue fácil, al principio, que me perdonara por haberle “robado” a su tesoro a tan temprana edad, pero con el tiempo llegamos a comprendernos y querernos. Terminó siendo una mujer importante en mi vida, que me enseñó a no rendirse nunca y no tener miedo de nada: una superviviente de la segunda guerra mundial.  Falleció en el Hospital de la Paz y estuve a su lado en sus últimos momentos, agradeciéndonos el habernos conocido en la vida.

La segunda la conocí, ya en su declive de edad, que no de mentalidad. A esta me fue más fácil entrar en su mundo, porque todo era amor en ella. Llegar a casi cien años sonriendo y con gran sentido común, supongo no es fácil. Sin embargo, Almudena, lo hacía con naturalidad y aquello me enganchaba de tal manera que, siempre preferí sus conversaciones a las de cualquier otro miembro familiar. A través de los microrrelatos de adELA, tuvimos una gran complicidad que duró hasta que, hace unos días falleció, no sin antes haberme entregado su último micro de despedida, y pedirme cuidara de su hija, sin olvidarnos de frotarnos la espalda cada noche en la cama. Sus últimos suspiros los dio en el Ramón y Cajal.

En definitiva, dos grandes y extraordinarias mujeres de diferentes culturas, que alimentaron mi existencia y que dieron su último adiós a pocos metros la una de la otra.

 ¡Qué grandes aventureras!

martes, 20 de agosto de 2019

07. La garza de Plutón. Julián Rumbero



         En 1930 Venetia, estudiante de mitología en Oxford, bautizó Plutón, el planeta enano descubierto por el Observatorio Lowell. Un año antes nació José María, así que pronto cumpliría noventa años.
Vivía los últimos con la oreja pegada a su maestra, una radio casi tan vieja como él. Supo que esa mujer había fallecido y que había investigado el papel de las aves en la creación de los mitos. La garza era considerada el símbolo viviente de la curiosidad así que se palpó el cuerpo pero no reconoció rastro alguno de ninguna garza. Tan sólo su deseo de saber más y de volar.
         Su familia quería hacerle un regalo y le preguntaron qué le gustaría. Llevarme a Plutón, respondió. Eso está muy lejos, le dijeron, habían pensado en el mar, más próximo y que aún no conocía. José María no dijo nada. Simplemente sonrió.
         El 22 de agosto viajaron de noche para evitar el calor y llegaron con el amanecer a la playa de la Sirena Loca, el día de su cumpleaños. No le preocupó la broma de que el mar no estaba. Es por la marea, pero volverá, dijo, el mar regresa siempre, y escogió un asiento entre las rocas brillantes y teñidas aún de reflejos lunares.  Luego rogó silencio.  Hasta que descubrió una garza real.
         Aquí estaremos bien, dijo muy bajito. Sólo tenemos que esperar. Si una garza bautizó a Plutón, otra lo reconocerá en el firmamento, dijo José María, y se acomodó mirando las estrellas.