Lamento tener que comunicaros que nuestra querida
amiga, Almudena Verdejo, ha fallecido. Ha sido una fiel y cariñosa colaboradora
de este blog y todos los meses estábamos deseando recibir, leer y publicar las
pequeñas historias que ella enviaba con puntualidad. Pero no hay lugar para la
tristeza, porque a ella tampoco le gustaba, preferimos quedarnos con lo que ha
compartido, porque lo hemos hecho nuestro, porque lo ha escrito para nosotros,
para que lo saboreemos. Desde la primera lectura, sus relatos nos instalaban
una sonrisa duradera y permanecían revoloteando en la cabeza, y eso sólo se
consigue cuando añades cariño a lo que haces. Sólo así regalas dosis de felicidad.
¿Os acordáis de "Veranos del pasado"?, ¿y
del divertido "Un armario calentito"?, ¿y del genial "Recuerdos
felices”? Cualquiera de ellos es una muestra perfecta de su bondad, de su amor
por la vida. Pero, de todos ellos, hay uno que es especial, que sabe a oculto y
valioso secreto, y aquí os lo traigo, para que no os olvidéis nunca del buen
sentir y hacer de Almudena, que siempre estará aquí, entre nuestros corazones,
entre nuestros microrrelatos.
Aunque sólo te conozco por algunos de tus relatos, éstos dicen mucho de ti. Te muestro desde aquí mi profunda admiración, Almudena, por saber vivir apreciando las "pequeñas cosas" cotidianas y haber conseguido irte con la satisfacción del trabajo bien hecho. Un fuerte abrazo donde estés.
ResponderEliminarMe uno a vosotras en mi admiración por Almudena. En tus escritos sentía tu bondad, alegría, esa chispa ingeniosa llena de humor, en definitiva un precioso corazón. Allá donde estés que sepas que para mí serás una guía. Un abrazo, compañera de relatos.
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