01. El arbusto que quería ser árbol. Juan José García Alcañiz

Era una modesta casa unifamiliar con un pequeño arreate a la entrada y un balcón con filigranas de forja en la fachada principal.

Justo debajo del cual estaba plantado un arbusto de tallo leñoso y que todos los días tenían esta conversación:

 - No sé por qué quieres ser un árbol con lo bien que estás siendo un arbusto, mimado, abonado, nunca te falta agua en verano, te dejan puestas las flores en primavera ¿Qué más quieres? 

- Quiero ser un árbol, fuerte, robusto, con profundas raíces y admirado durante todo el año, no solamente en primavera. Además, tú qué me estás reprochando, cuando quieres dejar de ser balcón y convertirte en terraza.

-Si fueras un árbol me quitarías la luz del sol 

-lo mismo que tú a mí si fueras terraza.

Con la llegada de las navidades el arbusto desnudo y expuesto al frío invernal, se quejaba amargamente: Encima ahora traen a la casa un intruso de plástico en una caja de cartón. ¡Y le llaman árbol! 

Esas palabras hicieron mella en el corazón metálico del balcón que contrajo su armadura para dejar caer sus adornos navideños sobre el arbusto convirtiéndolo así en árbol. Un árbol de navidad.