Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

viernes, 31 de marzo de 2023

07. Un viaje inesperado. Gema Herráez Peñas

    Abro la tapa  y los jugos gástricos se disparan. Tengo una cierta sensación de culpabilidad, pero la venzo fácilmente y, sin pensarlo más, inclino  el bote sobre mi boca y noto como se derrama en mi lengua el preciado y denso líquido lechoso.


     Como si de ciencia ficción se tratara, me transporto a otra estancia conocida para mí. Allí está el armario blanco con puertas azul claro en cuyo interior está el genuino bote con las dos aberturas, una a cada extremo y del que sorbía, furtivamente, la leche condensada. 


     Veo, transmitiendo desde mis recuerdos, a mi abuela con su su moño canoso, que tantas veces peine y enrollé en su nuca. A mi abuelo, sentado, con el parche en el ojo, la  boina y su pierna rígida sobresaliendo de las faldetas.


      Encima de la mesa su rudimentario cuaderno, hecho de hojas de calendario de años pasados y con tapas de skai  cosido con cordón fino conformando una especie de diario, en él escribía desde fechas importantes  chascarrillos, y  reflexiones políticas y sociales. 


     Mientras sigo aún saboreando ese dulzor característico pienso que nada como los sentidos para viajar a cualquier sitio en el que experimentamos felicidad. 

miércoles, 29 de marzo de 2023

06. Venganza o justicia. Alicia del Caz López

Empujó la puerta giratoria con decisión. Era su primer día y pisaba fuerte, le habían contratado con un objetivo claro. Una vez realizada la reestructuración de plantilla que evitaría una bajada de beneficios, cruzaría esa misma puerta en sentido contrario y prestaría sus servicios en otra empresa. 

Mientras esperaba al ascensor se encontraron, aunque él, al principio, no le reconoció.

̶ Vaya, ¡pero si es Evaristo Valiente! 

Y fue ahí, al oírle pronunciar las uves con esa intensidad, como cuando inventaba rimas con su nombre, cuando le recordó. La condescendencia que le trasmitió su palmada en la espalda, le trajo a la cabeza las risas  con que le coreaban, entonces, todos sus esbirros. 

̶ ¿Y, se puede saber, qué te trae por aquí? No me digas que trabajas con nosotros.

̶ Empiezo hoy. Soy el nuevo gerente. 

Notó cómo palidecía al darse cuenta de la transmutación del niño apocado a costa del cual tan buenos ratos había pasado. Salvó la situación como pudo:

̶ ¡Vaya! ¡Bienvenido! Qué recuerdos, ¿verdad? Éramos solo unos chavales. 

Y así se despidieron.

Evaristo sacó la agenda y el bolígrafo y, mientras el ascensor le llevaba a su despacho en la sexta planta, anotó en la columna de bajas el primer nombre: Antonio Carbajal.

martes, 28 de marzo de 2023

05. Una bala de invierno. Santa

Los amores imposibles

aparecen en el peor momento,

cuando ya no duelen las cicatrices

y puedes soñar a ser libre.


Aparecen, y se clavan en la piel,

como una flecha de Cronos sin rumbo.

Te llevan al momento mas feliz del verano,

cuando tumbados en la hierba

mirábamos las estrellas fugaces;

y en un castaño milenario

estrené una navaja;

pintando corazones en su tronco.


Como piratas que navegan en un árbol pirata,

conquistamos la primera juventud;

llenos de verde los ojos,

y lleno de olor a madera tu pelo;

te besé, dulce como la inocencia,

y el tiempo se detuvo.


Amor imposible

con tu perfecta sonrisa etrusca 

en tu cara de mar de nácar;

dieciséis años un segundo atrás.


¿Quién puede resistirse a la primavera?


¿Cómo detener el tiempo

en el instante que conocí tu boca?


¿Cómo descongelar el recuerdo

de mis manos pintando tulipanes

en un cuerpo desnudo?


Maldita tormenta llena de balas en la madrugada.

¿Quién respira profundo a mi lado?

¿Quién soy reflejado en el espejo?


Alguien me pregunta. Y yo me respondo;

con la boca seca de tantos inviernos.


- No. Tú no eres ella, Tú no eres a quien yo sueño. -


jueves, 16 de marzo de 2023

04. Desmontando a una persona. Rosa Molina

A veces me pregunto cuántas identidades puede tener una persona. Yo, por ejemplo, por la mañana soy padre: desayuno con mis hijos y los llevo al colegio. Luego soy inspector de policía: reviso expedientes, diseño estrategias. De noche, marido: colaboro con mi mujer, que también trabaja. Y, además, debo blindar cada identidad, porque me juego mucho más que el cuello. No me quiero imaginar conduciendo distraído con la resolución de un asesinato, con los niños detrás; o preocupándome por las notas de mis hijos durante la lectura de una autopsia. Imposible. Cuando noto que mi mente se convierte en un chiringuito destartalado, cojo mis botas, la mochila, el saco y me voy al monte. Allí miro trabajar a los demás: al viento, dibujando sombras chinescas con los árboles; a la luna, moviendo el firmamento; a las vacas, rumiando con su mirada sin curiosidad, apacibles. Entonces recuerdo el orden de mis piezas, las coloco y vuelvo a casa. Entero.

miércoles, 8 de marzo de 2023

03. Luces y sombras. Julián Rumbero

 Recordar es útil, pero Serafín sólo recuerda los martes. En uno socorrió a una chiquilla que se ahogaba. En otro se libró de un abrazo tramposo del mar. Era la segunda vez que nacía. Habría más. Emplea monosílabos y Goyo debe tirar de su hilo, como si pescara. Las palabras son como peces que aclaran los desórdenes de la cabeza, antes de volver al río turbio de la desmemoria. Lo dice a todo el mundo el doctor Gutiérrez, que tiene ínfulas de poeta y lee a Marco Aurelio en sus ratos libres.

A Goyo le gusta Navia y promete visitarla. Allí Serafín lanzaba lajas de pizarra rebotando en el lomo de la ría.   Recuerda a una Isabel. Josefina, una de las enfermeras que es monjita, le cree cuando el hombre dice que en sus manos aún conserva el calor de su cintura en los bailes de la Virgen de la Barca.

Repite ciertas palabras y frecuentemente nombra a la madre de sus hijos, “la única mujer que me amó”, asegura, “créeme, lechuguina, era un verdadero milagro”.

De las sombras Goyo nunca puede tirar lo suficiente de sus hilos. Advierte que el cura de la extrema unción “huele como el monstruo” y a Josefina se le entristece la mirada.

Pero los alegra cuando dice: “tienes sonrisa de mar, lechuguino”. Se abrazan mientras la mujer suspira, rebuscando entre sus propios recuerdos un cariño semejante.

 

lunes, 6 de marzo de 2023

02. Las invisibles del parque. Carmen Cardeña

 Me obcecaba en arrastrar hasta el hormiguero las pipas saladas caídas bajo el banco del parque donde se sentaban las madres a vigilar el juego de sus hijos al salir del colegio. Al menos, diez veces más que yo pesaba aquella valiosa mercancía, pero siempre conseguía recorrer el metro de camino arduo y transitado en ambas direcciones, de ida y de venida, por mis convecinas.

En ocasiones, tenía que sobreponerme a un enterramiento desafortunado debido a un sunami de arena empujada por la carrera o la caída de uno de esos niños que no paran quietos y que son ajenos al trabajo incesante para la supervivencia.

Hubo compañeras que perecieron a medio camino cuando la planta de un pie calzado con botín del 38 de una de aquellas madres cotorras comepipas, se convertía en una apisonadora implacable. Nuestro cometido no cesaba y seguíamos transitando el camino como en una carrera de saltos donde los obstáculos eran nuestras propias amigas fallecidas.

Que conste que nunca nos quejábamos. ¿De qué hubiera servido. Sabíamos que éramos difíciles de ver, cuanto más de escuchar. Aún así lo intentamos. Nada, siglos ha y seguimos siendo invisibles.

Penúltimo intento:

¡Atención gentes menudas y gigantes! No piseis las pipas. Nunca se sabe quién va debajo.

viernes, 3 de marzo de 2023

01. Disco Mystery. Epífisis

Mis recuerdos más nítidos de aquella noche de verano en la playa pertenecen a mi sistema límbico.

Sobre todo, los olores de la arena mojada, el del fuego de campamento, los aromas del porro comunitario y el de mi chica.

He vuelto a recordar esos olores, todos, menos el de mi chica.

El sonido también lo recuerdo, el casette de los Beatles se fundió con nosotros aquella noche.

Gracias a mis amigos pude reconstruir aquella noche mágica.

El porro rulaba de mano en mano, la sangría estaba riquísima y las risas iban en aumento.

Nos bañamos desnudos, jugando a la pelota en el agua. Al poco rato dejamos de hacerlo y nos abrazamos, salimos despacio y nos tumbamos en las toallas.

No recuerdo nada más que su olor y la arena mojada y según me contaron, nos quedamos dormidos, nos taparon y nos dejaron en paz.

Me despertó justo cuando estaba amaneciendo, nos miramos, nos besamos y al darnos cuenta de que estábamos desnudos, nos entró vergüenza y nos tapamos.

Al despedirnos nos prometimos mil cosas, ninguna se cumplió y no la he vuelto a ver.

Cuando me cruzo con unos jóvenes fumando un porrete, algo de mí añora.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Marzo. Memoria: recuerdos

Empezamos marzo y ya es hora de revivir, rememorar, contar nuestros recuerdos. Como la vida funciona sola y no tenemos que decirle, minuto a minuto, a nuestros genes, bacterias, virus, órganos y células cómo tienen que hacer su trabajo, podemos dedicarnos a vivir, planificar y a sentir. Y ahora, precisamente ahora, nos toca recordar, aparcar nuestra vida metabólica y permitir que rebrote  la experiencia. 

Ya sabemos que vivir es una contradicción entre hacer y pensar, por eso, de vez en cuando hay que pararse a contemplar lo hecho, las sensaciones asociadas a esos recuerdos, nuestras equivocaciones y nuestros éxitos. Hay que pararse a descoser las emociones negativas a los recuerdos y aprender a valorarlos como enseñanzas, nunca como errores. Hay que amasar bien los recuerdos, porque el mundo no es algo dado, es necesario erigirlo. Y cada uno erige el suyo.

11. Mar Muerto. Santa

    Hace dos millones de años, la tierra entre el valle del Rift del Jordán y el mar Mediterráneo se elevó; creándose un gran lago.

    Un dios del viejo testamento, enfurecido; exterminó a dos ciudades asentadas cerca de su orilla muerta: Sodoma y Gomorra, ya que Lot, no pudo presentar a Jehová ningún hombre bueno.

    En el camino de la salvación, su mujer miró hacia las dos ciudades, en una nació, jugó; en otra se hizo mujer y amó a hombres y mujeres...

    Sin aviso, acabó en estatua de sal; como las lágrimas que escapaban de sus ojos. 

    En 1939 se recrudece una guerra entre descendientes de Sodoma y Gomorra. Una guerra fratricida más. Una guerra entre David y Goliath. Palestinos y judíos condenados al infierno. Hombres que no escuchan a las mujeres.

    En 2023 siguen sonando las armas. Sigue sin haber hombres buenos. Solo muchos inocentes muertos.

    De Yahvé, de Mahoma, de Jesucristo; seguimos esperando un milagro: la Paz.

    Existe una ruta turística que acaba con baño en el mar Muerto.

    Allí entre barros y cosmética rejuvenecedora, entre las cenizas de sueños rotos, podemos sentirnos como Cleopatra o el rey Herodes; que acudían con frecuencia al Mar Muerto para purificarse y olvidar a su conciencia.