Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

martes, 30 de septiembre de 2014

07. El cuarto plenilunio. Belén Molina

Desde hace más de cuarenta años, cuatro amigas se encuentran todos los años en el cuarto plenilunio de cada año bajo el pórtico del templo abandonado cercano al pueblo donde vivieron su infancia. Las miradas chispeantes recuerdan como su inocencia pasó a ilusión y sus voces hablan de la transformación de esta ilusión en esperanza, que más tarde se desesperó con el desengaño y ahora es pura frustración.

Ellas van absorbiendo luz de luna  y el infortunio  va escapando de sus bocas cual ramas de retama y ellas, ahítas de luz de luna, cabalgan la noche plateada del plenilunio a lomos de su inocencia perdida.

sábado, 27 de septiembre de 2014

06. Metamorfosis. Antonio Nieto

Desde que me mordió un perro en el monte, tengo la sensación que algo ha cambiado en mi cuerpo.
Hace dos noches tuve una espantosa pesadilla. Soñé que el pelo me crecía por doquier: cara, manos, brazos, piernas…Mis músculos parecían estar tensos y fuertes. Recuerdo levantarme de la cama de un salto y dirigirme al cuarto de baño donde apareció una cara horrible en el espejo, que desde luego no era la mía, aunque con rasgos reconocibles.
De repente, escuché un aullido y bajé rápido las escaleras hasta verme en la calle. No podía evitarlo, pero aquel sonido era como una llamada que me incitaba a dirigirme hacia algún lugar desconocido para mí. Mis manos se convirtieron en pezuñas y mi agilidad y velocidad de movimientos me eran desconocidos. Sin saber cómo me vi rodeado de otros seres similares formando una jauría corriendo veloces hasta topar con una carne tierna que comenzó a sangrar con nuestras dentelladas. La luna era llena y un extraño olor reinaba por doquier.
 De repente  me desperté sudoroso y agotado. Respiré tranquilo al comprobar que todo había sido un sueño, aunque sigo sin comprender de donde vino tanto barro entre las sábanas.

viernes, 26 de septiembre de 2014

05. Nueve de septiembre. Eva Efer

María buscaba sin parar un recurso accesible, próximo, mágico que le devolviera la candidez que había tenido cuando niña y que la había hecho tan feliz.
Se pidió un enorme helado de chocolate, cruzó sus piernas, ajustó sus cascos para no perderse ni un compás de su música favorita y se abandonó al disfrute total.
Siempre había escuchado a sus padres mencionar aquella cita de que “la cultura es aquello que permanece intacto cuando todo se ha extinguido”, a la vez que seguía preguntándose cómo algo podía mantenerse aunque todo se perdiera.
Asombrada y con sus días contados se propuso encontrar algo valioso y a la vez intangible, inmutable, maravilloso, pleno de poderes y fuente de esperanzas y alegrías.
Algo a quien abrir su corazón, su mente, sus temores e inquietudes, digno de merecer tantas sensaciones y capaz de absorber sin cuestionar ni sonrojarse, simplemente capaz de escuchar y devolver luz, blancura, paz, calma, silencio, plenitud.
Cuando la misión de búsqueda parecía imposible, María se extendió en el cómodo sillón degustando mejor cada cucharada de helado cuando, repentinamente, su cara volcada hacia arriba descubrió, milagrosamente, colgando del cielo,  su ansiado recurso.

04. Corazón congelado. Santa

Era ya la madrugada y bajo la luna llena seguían embelesados hablando en un Pub como si se conociesen de toda la vida. Habían pasado veinticuatro horas desde que coincidieron en un viaje organizado por la Sierra de Madrid.

Ella tenía unos ojos verdes que traspasaban el alma cuando miraba. Él, mayor que ella; tenía el encanto de quién no ha perdido la mirada inocente de  niño.
En el momento de la despedida pudo más el deseo; el beso destinado a la mejilla acabó juntando sus labios con asombro y agrado para ambos.

El verano terminó en seco,  como terminaban sus citas delante de la casa de ella; con un beso lento y profundo. No daba pie a más.              
Esta situación le estaba matando. Estaba enamorado.
De vuelta a casa, él notaba sus manos insensibles después de acariciarla. El médico le advirtió que tenía los mismos síntomas de congelación que los alpinistas del Himalaya.
Ella le previno.
 -    Mi corazón está congelado hace tiempo.- sus ojos se humedecieron.
Él sonriendo acarició su mejilla.
- Recuerda que soy alpinista y tengo la mochila cargada de besos…  

El médico seccionó la parte de corazón enamorado y a la luna se le escapó una lágrima.

domingo, 21 de septiembre de 2014

03. Bajo la luna llena. Juan José García Alcañiz

Fermincito era un niño de siete  años que una noche de verano paseaba de la mano de su padre por el parque.

- Papá ¿eso es la luna llena?, dijo señalando la gran bola que colgaba del cielo, reluciente.
- Sí, hijo mío, eso es la luna llena, brillando con todo su esplendor.
-  Papá ¿De qué  está llena?
- De sueños, ilusiones y esperanza.
- Pero esas cosas no se pueden ver.
- Para eso tiene tanta luz, además cada uno ve sus propios sueños.
- Y ¿Por qué se vacía?
- No se vacía.
- Pero, para que se vuelva a llenar, antes tiene que vaciarse.
- Ya te he dicho que no se vacía, le caben todos los sueños, ilusiones y esperanzas.
- Y ¿Por qué no se ve así todos los días?
- Porque tiene una cara oculta.
- Aahh! 
Fermincito mantuvo unos segundos de silencio, para alivio del padre.
- ¿Cómo sabes que tiene una cara oculta; si no se ve?
-  Todo el mundo lo sabe.
Al niño no le convenció la respuesta, pero notaba que el tono de su padre había cambiado, y guardó un prudente silencio.
Por fin se ha callado, pensó el padre, pero el silencio duró muy poco.
-¿Sabes si vive alguien en la luna? 

martes, 16 de septiembre de 2014

El viaje premiado

Para empezar, debo disculparme. Tanto retraso es absolutamente imperdonable. Pero es que desempatar ha sido tarea imposible y, de hecho, no nos hemos puesto de acuerdo. Hemos leído tantas veces vuestros relatos que los hemos memorizado. Así que este mes decidimos premiar la originalidad de cada uno:

01. ¡Por fin en casa!, de Juan José García Alcañiz: por su manera de mantener la tensión durante todo el microrrelato para desvelar, en la última frase, quién es el verdadero protagonista.  Y por su innegable maestría en el arte de la personificación.

02. El viaje de la vida, de Victoria Gómez: por la honda raíz emocional que tiene este y, en general, todos sus microrrelatos, que consiguen que el lector se emocione, sienta cada letra y no pueda evitar hacerlo suyo.

03. Exlorando, de Valentina Velázquez: por su tremenda capacidad de mezclar la imaginación con los recuerdos, dando un toque onírico a la realidad o, mejor todavía, convirtiendo lo real en un cuento. Nada fácil, sin duda.

04. La playa de las ilusiones, de Santa: por la profunda mirada que da a las relaciones entre los personajes que pueblan sus historias y porque su sencillez otorga verosimilitud y hondura a sus microrrelatos.   


Una vez más, os damos las gracias por participar y por hacer de este blog un lugar mágico.

domingo, 14 de septiembre de 2014

02. Un sueño revelador. Valentina Velázquez

Nico contemplaba la redondez de la luna plateada en el cielo. Había sido un día horrible en el nuevo colegio. Los niños lo miraban con cara de pocos amigos, y salió con un ojo morado.

Por eso pidió a la luna que lo llevara lejos.

De la luna salió un hilo brillante que se acercó a su ventana. Lo agarró fuerte y subió hasta el cielo. Se sentó en una nube, desde donde podía ver el mundo en un cómodo asiento. 

Un día se quedó dormido en la nube y su mano dejó libre el hilo que lo unía a la luna.

A medida que la nube se deshacía saltaba a otra, de forma que no paraba nunca de saltar y saltar.

Pasó por muchos países, pero no pudo conocer nada ni jugar con nadie. Se sintió el ser más desdichado del mundo.

Por eso al sonar el despertador, y verse en su habitación, desapareció su miedo. Decidió que ese día, en el colegio, ¡lo iban a conocer muy bien sus compañeros!

Miró hacía el cielo y, sonriendo, pensó que en algún lugar la luna estaría echando un cable a alguien.

jueves, 4 de septiembre de 2014

01. Bajo tu embrujo. Victoria Gómez


Bajo la luna llena de terciopelo,la madre primeriza acunaba a su recién nacido.


Bajo la luna llena de menta, el escritor llamaba a sus musas.

Bajo la luna llena de Agosto, Humphrey Bogart besaba a Ingrid Bergman en el cine de verano.

Bajo la luna llena de hiel el hombre lobo llegó a París a buscar a su víctima.

Y por fin, bajo la luna de miel, los amantes se encontraron para buscar un beso furtivo.


lunes, 1 de septiembre de 2014

Bienvenidos al mes de la luna llena

Empezamos septiembre, noveno mes del año gregoriano y séptimo del romano, con una advertencia: preparad gafas y aletas para las mareas vivas que llegarán con las lunas llenas de vuestros microrrelatos, pues borrarán las orillas, engullirán las playas del blog y, tal vez, inunden las teclas de vuestro ordenador. 

Para que eso no suceda, os lanzo, a modo de salvavidas, unos consejos muy útiles de Raul Brasca, un maestro en esto de la minificción, para que os dejéis llevar y disfrutéis de la deriva.

CONSEJOS A UN BUEN MICROFICCIONISTA. Raúl Brasca

1) No te ajustes a definición alguna, la microficción no ha sido aun domesticada, pero lee mucho y bueno para vislumbrar de qué se trata.
2) Dispones sólo de dos materiales: las palabras y el silencio, y debes lograr que ambos sean igualmente significativos.
 3) Esfuérzate por escribir con la menor cantidad de palabras y la mayor cantidad de silencio, pero asegúrate de que tu microficción contiene las claves imprescindibles para ser comprendida. Si has logrado eso, detente: considera al lector tan inteligente como tú.
4) Cuida la calidad de tus palabras, la arquitectura y la música de tu microficción. Mucho más que la novela y el cuento, y casi tanto como el poema, la microficción alcanza su potencia por medio de la forma.
5) Cuida la calidad de tu silencio, si es elemental y falto de sustancia, tu microficción será una pieza menor que decepcionará a los buenos lectores.
6) Si has cumplido con los puntos anteriores, despreocúpate del final pero preocúpate por la última línea. El final es el sentido y lo produce el lector, pero tu última línea debe habilitarlo para que lo haga.