Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 28 de agosto de 2017

08. Héroe diario. Julián Rumbero

Apenas tiene cinco minutos para resolver el tinglado de una máquina que amenaza desde hace meses con el desastre y exige la precisión de un relojero, de un cirujano. Y tiene que abrir un frasco, aún con precinto, con cuidado de verter la proporción exacta. Excederse significaría un despilfarro que no le permitirá alcanzar los treinta días de gracia de sus recursos. Y para colmo el cierre de la valija de los secretos está atorado. No dispone de otro medio ni conoce más mecanismos salvo su experiencia y su pericia para resolver el problema.
Queda un minuto, apenas sesenta segundos. El espacio que media entre una victoria sin brillo y la derrota sin paliativos. Cercada por la mirada de su hijo que al fin puede desayunar su cola cao mientras guarda las tareas en la mochila. Se atará los cordones de sus zapatos en el autobús de la escuela. Como hace siempre. Es el pequeño margen donde cabe cierta improvisación. Con una toalla vieja de playa se protege de la llovizna que comienza a caer, hasta alcanzar el portal. Aspira hondo, y corre escaleras arriba, renunciado al viejo ascensor que desciende lentamente. ¡La Lavadora!

viernes, 25 de agosto de 2017

07. ¿Súper qué? Anabel Díez Rodríguez

¿Quiénes son esos superhéroes de capa y espada? Yo conozco los que llevan bata blanca, los que llevan monos azules, grasa en la cara o cemento en sus manos. Los que trabajan sin descanso para sacar un hogar adelante. Los que llegan cansados y atienden a su marido enfermo o juegan con sus hijos, hacen la cena, ponen la lavadora... Héroes o heroínas que luchan para que su hogar siga siendo el mismo aunque huela a inquietud a enfermedad a desgaste y a agotamiento. No conozco ningún superhéroe de esos, que hayan salido en televisión o en algún cómic. Porque su vida no es un entretenimiento, es simplemente vida, la que les ha tocado vivir y la que no tiene nada de ficción. Mis superhéroes favoritos. Ellos y ellas, por vosotros.












































martes, 22 de agosto de 2017

06. Recuerdos felices. Almudena Verdejo



Siempre he sentido gran admiración por los superhéroes,  de pequeña me encantaban los tebeos de Superman, Búfalo Bill y Tom Mix.  Ver aquel bebé que llegó de otro planeta; cómo levantó el coche, le dio la vuelta y salvó a sus  “padres”. 

Cuando se hizo mayor estaba guapísimo con sus gafas, trabajando en la oficina de redacción;  a qué velocidad se cambiaba de ropa y ya teníamos a nuestro Superman volando rápido a coger el avión que se iba a dar el trastazo, era impresionante.

Ahora sí que hay Supermanes. Todas esas personas que cuando ya están a mediados de mes no les queda dinero para acabarlo, les cortan la luz, el agua….  Los niños piden y no hay respuesta   ¡Dios mío!  Espero que acabe la racha mala y volvamos a oír cantar a los niños. Mi juego preferido era cogernos de la mano, cantar y bailar, además ¡qué barato!

domingo, 20 de agosto de 2017

05. La Gallipata. Antonio Nieto

Hace como unos seis años conocí a Vicky, una enferma de ELA de tan solo 39 años. Recuerdo que me picaba la curiosidad en averiguar  por qué  aquella joven, que tan solo podía mover un par de dedos de su mano derecha, había solicitado un voluntario que la enseñara  inglés, aun sabiendo que quizás no lo emplearía  en su vida.
Lo comprendí a las primeras semanas: se había propuesto gozar de todo aquello que le proporcionaba placer cada día y el hablar en la lengua de Shakespeare era como un sueño que siempre quiso realizar. Más tarde nuestras clases se convirtieron en canciones de todos los tiempos, películas en versión original y, sobre todo, comenzó a escribir. En realidad no escribía por su incapacidad pero inventaba cuentos para niños  que guardaba en su memoria hasta que me veía en mis visitas de los miércoles o los domingos y me los dictaba sin olvidarse un simple párrafo. Aquellos cuentos, juntos con las de otra heroína y amiga suya, Valentina, vieron la luz en un precioso libro para niños titulado: La gallipata, el pequeño glotón de libros y otros cuentos para soñar”.
En ocasiones cuando tengo algún problema o simplemente siento las defensas bajas, pienso en ella y en su actitud y todo lo negativo se relativiza en un instante. 

miércoles, 16 de agosto de 2017

04. Mi abuela Esperanza. Santa

Estaba deseando que llegase junio, era el año 1973, tenía seis años. Nos iríamos en tren dos meses a Galicia, a la casa de mis abuelos.
Mi tío Luis nos llevaba en coche desde Lugo hasta Gonday. Antes de llegar a la puerta, tenías que sortear un montón de cacas esparcidas como huevos fritos. El olor desagradable a vaca, a cerdo, a conejo y a gallina se difuminaba hasta hacerse agradable a los pocos minutos.


La abuela Esperanza nos recibía con un gran achuchón, seguido de besos. Cómo añoro su olor a limpio y la suavidad de sus manos cuando recorrían mi cara acariciando los mofletes, para terminar diciendo que había crecido mucho. Luego procuraba que la barba del abuelo no me arañase la cara.


La abuela reinaba en la cocina con una sonrisa, aunque el abuelo la tratase como a una escoba. Dormían en la planta de arriba en camas separadas y desde abajo sabías por donde andaban por el crujir del suelo de madera. Mi tío Pepe vivía con ellos y se encargaba de los animales; con Él y mi madre me iba a la fuente, a llenar de agua los baldes para la casa.


Desayunábamos pan centeno mojado en leche con Cola Cao. En la merienda, si quería chocolate tenía que sentarme en el ‘Colo’ de la abuela donde entre bocado y bocado me besaba con ternura. Había una gata, ‘Linda’; que solo se dejaba acariciar por ella y que robaba de la alacena el tocino.


En el verano venían los primos de Barcelona, cinco en total y dos del pueblo Ángel y Mari. La abuela era feliz. Yo era el más espabilado, porque me colaba en su cama por la mañana y disfrutaba contándole lo que iba a hacer al levantarme.


El fin del verano lo marcaba la lluvia y las lágrimas de la despedida. Aun así, siempre sonreía; mi madre me contó que se quedó ciega a los cuarenta y dos años por culpa de unas cataratas.


No recuerdo haber visto un mal gesto, oír una queja… Su nombre lo decía todo.

03. Colores de la vida. Antonio López de Lerma

Verde, mientras ella suelta el embrague, el conductor del coche de atrás pulsa desenfrenadamente el claxon; en ese mismo momento en África, una madre carga sobre su cabeza un bidón verde con veinticinco litros de agua, con la esperanza de que su marido haya encontrado algo de comida con la que alimentar a sus hijos.

El azul turquesa del agua deja ver el lecho marino y la playa aparece con sus finas arenas, parece ser un lugar espléndido para atracar, aunque algo no va bien, la nevera no ha enfriado el vino; en la otra punta del Mediterráneo, en Gaza, el azul del cielo se tiñe del polvo y humo por las bombas estalladas mientras unos voluntarios que hacen de bomberos apagan el fuego.


Una hilera de camellos cruza el amarillo del desierto que llega hasta el horizonte y en el centro comercial, un hombre duda atendiendo al amarillo de la joya que elige para su amante.


Es cierto que “Cada vida merece ser una novela” como el título del libro de Erving Polster, un mismo color, distintos héroes y circunstancias, no sé si podemos elegir, aunque siempre podemos abrir la mirada.

sábado, 12 de agosto de 2017

02. Superhéroes. Josef Rof i Rof

Me quiero a pesar de…
A mis setenta y cuatro años, marcados en el cuerpo, en forma de arrugas, la cabeza sin pelo deja ver el tren cosido con más de cuarenta y cinco puntos, las arrugas profundas marcadas en mi frente, mi barriga caída, mis piernas temblorosas, que ya no me sirven para andar, escribir con letra trémula, bostezar con espasmos incontrolados, los dedos de las manos tiesos, rígidos, que por tacto, ya no pueden coger una hoja de papel, escapándose de las manos las cosas, mis bostezos incontrolados, dolorosos, interviniendo las barras y oído, mis atoramientos de respiración con flemas sin arrancar, ni toser. 
Todo esto choca con mis sueños fantasiosos donde: corro, pedaleo la bicicleta, soy fuerte, ágil como un joven de diez y ocho años, al despertar soy feliz de lo soñado, pero debo afrontar la realidad, de mi cuerpo chamuscado, por los años y mí ELA longeva, convivo con ella, ella y yo somos uno, un pack.
Sin embargo me quiero, puedo acariciar mi cuerpo, rasgarme los picores, soñar imposibles, pasearme con mi silla, hablar con el filo de voz que aún me queda, hay días que son inteligibles mis palabras, escudriñar para desarrollar mi gran pasión la fotografía, fotografiando lo fotografiado, suerte que siempre suele ser diferente, por cierto mis manos ya no soportan el peso de mi Canon EOS 550D, está en camino la Canon EOS D sin espejo M6, la espero, la deseo, sacare buenas fotos con ella, con menor volumen y peso.
Llega la segunda quincena de agosto, la cual la dedico solo a lectura y escribir a pluma, año tras año mi letra es más trémula, desigual, pero que caray es mi letra. Durante estos días paro todas las actividades de Internet. Solo me concentro a leer, escribir, pasear y usar mi nueva M6.
Estoy en paz conmigo mismo, como ha dicho antes ME QUIERO!!! Josep 

miércoles, 2 de agosto de 2017

01. Odiseas. Rosa Molina



Querido hermano: cuando me preguntaron de qué país era mi música, me emocioné. Pensé en vosotros, en la aldea, en los dos años viviendo como una piedra, sólo con mi sombra, sin papeles, ni país, ni nombre, ni sitio donde esconderme por el día, viajando de noche, sediento, y todo para llegar a alambradas hirientes, para cruzar mares embravecidos en patera, aterrado, rogando con desesperación que la policía nos rescatase. Pero llegué y, gracias a nuestra música, tengo papeles y trabajo, poca cosa, pero vivo. A los españoles les encanta los ritmos del folklore camerunés, así que practica, habla con los ancianos, valora sus palabras, tú que aún puedes, enriquécete con sus historias, ponles música. Mientras, ahorraré para que vengas. Cuida de mamá y de los pequeños. 
Os quiere, Beni.

martes, 1 de agosto de 2017

Un agosto plagado de superhéroes y superheroínas

Dice la wikipedia: "Un superhéroe es un personaje de ficción cuyas características superan las del héroe clásico, generalmente con poderes sobrehumanos aunque no necesariamente, y entroncado con la ciencia ficción", pero yo creo que, en este mundo real y cotidiano, hay muchos, miles, millones, casi tantos como personas. Por ejemplo, yo soy mi superheroína favorita luchando contra el miedo y la pereza, enemigos naturales que a veces me paralizan. Si me dejo llevar por alguno de esos males,  la del otro lado del espejo se enfada tanto conmigo que tengo que agachar la cabeza y prometerle que nunca más lo volveré a hacer, como cuando estábamos en el parvulario y hacíamos una trastada.

Creo que un superhéroe es aquel que vence a un gran monstruo, sea el que sea, da igual si se trata de un enorme nubarrón dentado, un huracán espeluznante o la fobia a un insecto tan diminuto como temido. El caso es ser capaces de pelear, sin capa ni rayos mágicos, al enemigo acechante que disfruta viendo cómo nos revolcamos en nuestro miedo y, sobre todo, que se reconforta al vernos débiles, diminutos, llorosos. Ser superhéroe es una actitud, no una condición, por eso hay que entrenarse, quererse mucho y saber distinguir a nuestros oponentes. Esto no es ciencia ficción y mucho menos un cómic.

Pero si te apetece saltar a otro planeta y ejercer de superhéroe clásico o salvarnos a todos nosotros de un ser abominable de otra galaxia, adelante. Si en vez de escribir quieres dibujar, envíanos la historieta y la publicamos, siempre que no tenga muchas hojas, claro está. 

Ya sabes que estas son sugerencias, planteamientos distintos del tema propuesto, pero hay muchos más, tantos como se os ocurran. Ánimo. Enseñadnos nuevas vías, enciende nuestra imaginación. Te lo agradeceremos infinito. Todos.

Y mientas tanto, disfrutad del verano con intensidad y alegría.