Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

sábado, 27 de febrero de 2021

07. El milagro de San Valentín. Julián Rumbero

         Solía decir que sus ojos eran mares donde no temía ahogarse. Lucas no sabía nadar y  nunca aprendió, así que aquella declaración era importante. Puestos a aprender, mejor a volar ya que le gustaban más los pájaros que los peces. “Los campos de girasoles se vuelven para  mirarte”, decía también con frecuencia. Y como los ojos que le oían murmurar esas palabras brillaban y en la cara se dibujaba una sonrisa de gratitud, Lucas estrujaba su memoria y la fantasía para seguir alegrando los días de su compañera.

         Si no recordaba o inventaba, acudía a una vieja libreta de guata, único regalo que recordaba de su padre, donde estaban a buen recaudo aquellas frases y muchas más. Su verborrea había seducido a alguna mujer pero a él le atrapó primero el alcohol y luego la pobreza.

         Un día, un desconocido o quizás una desconocida, dejó entre sus cartones y mantas un revoltijo pequeño de carne. El cachorro, helado de frio y hambriento, tenía ojos de espanto y Lucas, enternecido, se las ingenió para darle biberones de leche mientras le leía frases de aquella libreta.

         El milagro sucedió un día de San Valentín y por esa razón, y siendo perrita, la llamó Valentina.

sábado, 20 de febrero de 2021

06. Señales. Valentina Velázquez Hontoria

Cuando murió María, escribí un montón de cuadernos sobre ella, era lo más parecido a dialogar, a hacerla físicamente visible: describí su forma de mirar el mar o ese brillo cuando algo la entusiasmaba, el chasquido inconsciente de su lengua al descubrirme en un renuncio; pinté también muchos retratos. Todo era un santuario que tenía que conservar, pero para conservarlo tenía que reconstruirlo todos los días porque cada vez me costaba más traer a la memoria recuerdos, pinceladas nítidas. Nuestro perro ocupó su lado de sofá y cuando dirigía mi mirada hacía ella, me chocaba con la cara triste y llorosa de Coco.


Con el paso del tiempo busqué refugio en esos cuadernos, en los retratos, y descubrí un universo de Marías distintas.


Un día cualquiera, al levantarme y abrir la ventana, me llegó el olor a hierba cortada que tanto la gustaba y sonreí al ver aparecer una figura de mujer tan parecida a ella, avanzando decidida por el jardín. Era rubia en lugar de morena, con traje en lugar de ropa informal, pero resuelta y con ese brillo en los ojos azules, que no marrones... Llamó y corrí a abrir: era del Círculo de Lectores; la hice pasar al salón y se sentó muy familiarmente en su lado del sofá, cosa que no le molestó a Coco.

viernes, 19 de febrero de 2021

05. Amor y otras drogas. Santa

Sabía que jugaba con la droga más hipnótica, adictiva y mortal…

 

La probó con once años, cuando el sexo más puro invade el pensamiento. Disfrutaba con la agitación que le provocaban los roces de piel en juegos como ‘El pañuelo’ o ‘Un balón prisionero’.

 

El verde infinito de las vacaciones en el norte, activaba la sangre del grupo de quinceañeros, que juntos veían las lagrimas de San Lorenzo en noches inolvidables. 

 

La universidad fue un laboratorio de química donde tuvo su primera sobredosis. Pagó cara su inocencia cuando lo que parecían grandes incendios eran solo humo, sin carne a la brasa.

 

Llegaron los hijos y la apatía. Y lo que el matrimonio inmunizó; el divorcio dio barra libre… cursó masters insomnes de madrugadas en camas ajenas. Con la diplomatura de Eros en la mano, supo lo difícil que es la soledad.

 

Nada parece real, cuando alguien te deja con el síndrome de abstinencia y la piel tatuada con su nombre.

 

Se desintoxicó en soledad (hijos a parte) y encontró el camino de vuelta en el océano de libros donde flotaba como un iceberg.

 

Un febrero más; preparó su dosis letal a compartir. Un beso lento, lleno de rojo; su instinto de pantera cargó su mirada azul de dinamita y saltó a los labios de su presa.

jueves, 11 de febrero de 2021

04. Un amor prehistórico. Gema Herráez Peña

         Cuando Marta desenterró los restos en el yacimiento en el que trabajaba, pudo observar a simple vista por la fisiología de los cuerpos que eran un hombre y una mujer. Posteriormente lo confirmó a través del análisis en el laboratorio de la proteína dental.

          Pero también hizo un descubrimiento sorprendente y que ni en sus mejores sueños podía imaginar. Se trataba de una mujer neandertal y un homo sapiens de hace 13000 años en una misma localización y juntos con un conjunto impresionante y numeroso de herramientas de caza. Parecía ser el ajuar funerario de dos cazadores.

         La emoción supero al rigor científico y Marta dejó volar su imaginación. Los vio cazando juntos en aquellas planicies mullidas de fresca hierba, en los albores de los tiempos, colaborando al unísono en las tareas de la caza, lanzando sus venablos con sus propulsores a sus presas.

         ¿Cómo sería enamorarse siendo de especies distintas? ¿Tal vez tuvieron que desafiar las reglas imperantes, enfrentándose a sus diferentes grupos para mantenerse juntos? ¿Tal vez fueron sacrificados por su amor y por eso yacen juntos con sus pertenencias?

         Sin duda Marta no podía imaginar celebrar un mejor día de san Valentín que con el descubrimiento de aquel amor fou prehistórico.

miércoles, 10 de febrero de 2021

03. Amor no correspondido. Antonio Nieto.

Kino está enamorado de Rosa, nuestra directora de microrrelatos. Eso es algo que hemos constatado cada vez que nos visita, porque tan pronto el perro nota su presencia, se arroja, velozmente, sobre sus brazos para recitarle una serie de poéticos y amorosos sonidos, que no hace con ningún otro ser viviente.

Ese enamoramiento viene de lejos, cuando en una ocasión lo dejé a cargo de la señora que limpiaba la casa, mientras yo descubría los Pirineos. El anuncio azaroso que, la pequeña bolita blanca se había escapado, me desconcertó. Algo o alguien que ignoro, posiblemente Cupidocane, me empujó a telefonear a Rosa rogándole echara un vistazo por nuestro barrio. Sorprendentemente, en pocos minutos lo halló en un descampado repleto de altas hierbas y arbustos, a punto de ser devorado por un enorme Rottveiler. Al parecer, y según cuentan las crónicas vecinales, tan pronto el cachorrillo se apercibió de la presencia de ella, corrió como un poseso hacia su salvadora y, desde entonces, el pobre canino sufre en silencio por su amor platónico en espera de la próxima visita.

viernes, 5 de febrero de 2021

02. Arrebato. Alicia del Caz López

Félix es un hombre tranquilo. 

Hace ya años que tiene de vecino a ese mal bicho, un ser huraño que no habla si no es para gruñir; nunca le vio con nadie, nunca una sonrisa. Cuando sale la conversación de ese tipo solitario y de la falta que le haría una mujer, Félix siempre dice:

-  Antes veo a mis perros pastando hierba que a “Corazón Podrío” enamorado.

Así le llama él desde el día que le vio, desencajado, liarse a escopetazos para alejar a los chavales.

Hoy Félix, al pasar frente a su finca, escucha gritos de mujer. Extrañado, salta la valla y el hedor al llegar a la casa le echa para atrás. Llama a la Guardia Civil mientras busca con qué derribar la puerta. Cuando llega la pareja, Félix, ya dentro, está a punto de hacer saltar la cerradura del sótano, desde donde salen los gritos. “Corazón Podrío” está medio descompuesto en el suelo. Según diría después la autopsia, su corazón de carne también estaba podrido.

Al abrir encuentran a una mujer desnutrida, atada a la cama entre excrementos. Difícil precisar su edad, quizás unos veinte. No es capaz de decir cuánto tiempo lleva encerrada, pero a Félix, que es un hombre tranquilo, cuando la chica pregunta por “su mami”, le tienen que agarrar los guardias para que deje de darle patadas al muerto.

martes, 2 de febrero de 2021

01. La duda. Carmen Cardeña

Desatado como un miura me tiro de la cama y me lanzo a la calle tras tus huellas de tacón alto.

Enloquecido persigo todos los rumbos a un tiempo.

Como nuestro perro César sigo el rastro de las flores silvestres que descama tu piel por la mañana temprano.

Agitado por la carrera consigo alcanzarte.

Me lanzo a tu yugular. Hoy no te has despedido.

Te mordisqueo.

Me das manotazos como a las moscas, te puedo desbaratar el recogido del pelo, te enfadas, te revuelves hasta que tiernamente beso la amapola de tu boca.

El modo” enamorado” no acaba de convencerte.

Me lo dices con un gesto de esos de cuando muerdes un bombón y explota el licor de dentro que tan poco te gusta.

Me amenazas con reprogramarme como a un niño que ha chupado la pirueta antes del almuerzo y le castigaras de por vida sin golosinas.

¿Lo harás? Me preocupan tus cambios de humor.

A pesar de tu regañina vuelvo sobre mis pasos con mi cara de tonto.

Hay mucho que hacer en la casa hasta que vuelvas a las dos.

Tenía preparada otra sorpresa pero… no sé si me atreveré.

Por primera vez tengo miedo a dejar de sentir.

No te ha gustado mi impulso esta mañana. Llegabas tarde al trabajo. “El modo enamorado no acaba de convencerme”. Eso has dicho y parecía en serio, aunque esto también forma parte de tu sentido del humor, que me crea las cosas que dices cuando son, en realidad, en broma.

El caso es que hoy, por primera vez, dudo. ¿Enamorarse es pender de la conexión de un hilo?

Ni siquiera me he accionado el atrapapelusas.

No estoy en lo que estoy.

Hoy también me tocaba anclarme el accesorio manostijeras para repasar los setos y el brazo articulado para lavar el coche. Pero el bombeo excesivo de electrones está bloqueando mis circuitos.

¿Y si sí? ¿Y si me reprogramaras?

lunes, 1 de febrero de 2021

Febrero: hierba - enamorarse - perro

Ya estamos en febrero, el mes más enamoradizo del año. El problema es cómo hilar, en el mes más corto,  un texto con las palabras propuestas: ¿un perro que come hierba y se enamora de una espiga?; o bien ¿un vegetariano que se enamora de un perro?; o tal vez ¿una hierba que acosa, por amor, a un perro? 

No sé, no lo tenemos fácil, pero me temo que eso es lo que nos gusta, que nos pongan retos que vuelvan del revés nuestro cerebro y las neuronas, que nos quiten las telarañas y nos pongan, en su lugar, letrarañas. Ya veréis, ya, como nos veremos inundados de imaginación. Estoy segura de que nos vamos a sorprender, como siempre, como todos los meses. 

Así que, aquí estamos, esperando al primer valiente que rompa el miedo y nos sirva de modelo. No temáis: prometemos admiración, no crítica.

Nos leemos.