Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

martes, 28 de junio de 2016

01. La heredera. Valentina Velázquez

El tremendo abandono de la casona teñía de misterio la zona de caballerizas, un inmenso jardín con cenador, un estanque y un pequeño laberinto de setos; decían estar  habitados por el espíritu de sus antiguos moradores.

Paula, Angelines y yo, nos retamos a que éramos capaces de entrar al atardecer, saltando por la tapia del jardín. Armada de valor empuñé una linterna, no podía ser  el hazmerreír de la cuadrilla.

El olor a lilas recién cortadas nos dirigió al cenador: un hombre de nacarada figura le regalaba un ramo a una mujer casi etérea.  Nos escondimos. Sonaba una música fantasmal, como los que bailaban a la luz de la luna por toda la eternidad. Desaparecieron por el ruinoso laberinto y bajaron por unas escaleras de caracol hacia las entrañas de la tierra. Sólo yo les seguí, hipnotizada. Sus cuerpos brillaban y como una estela sembraban de luz mi camino estrellado. Bajo un cielo rojo con dos lunas azules, un hombre me cogió la mano y me puso un anillo granate en el dedo, con paternal ternura. Bailamos en el cenador sobre una nube...

Abrí los ojos. Un señor de bata blanca y ojos azules limpiaba la sangre que resbalaba por mi frente. Miré el anillo en mi dedo y sonreí.

jueves, 23 de junio de 2016

Abril y mayo: lo merecido, es deuda

Hace algunos meses que no decimos los ganadores de cada mes. Ello es debido a nuestra decisión de no presionaros, de dejaros escribir libremente, sin competencias. Creemos que cada microrrelato vale su peso en oro porque, entre otros valores, cuenta lo que quiere, lo que debe contar, y nosotros lo disfrutamos y vivimos así, en toda su magnitud. Además, como sois pocos, ya nos hemos acostumbrado a vuestro particular estilo y echamos de menos vuestras historias cuando faltáis. 

Y por qué no decirlo con sinceridad y caiño: nos encantan los recuerdos y emociones detenidas en el tiempo de Pilar Santos en sus relatos de abril (La vida del beso) y mayo (¿Sabías qué...?), cuando tocó volver a empezar; o las poesías de Valentina, esa lectura musical de los sentimientos, ese sentir profundo que nos deleitó en abril (Añoranza) y mayo (Búsqueda); y qué decir de la necesidad de contar de Asdrúbal, su gusto por compartir sus ideas mezcladas con recuerdos que tanto nos gustaron en abril (El beso); o la agudeza de Almudena Verdejo a la hora de contarnos sus historias tan enraizadas en el recuerdo y aliñadas de emociones, como el regalazo que nos hizo en abril (El beso); ¿y Belén, con su profundo amor por los animales, como la que nos contó en abril (Un beso, naturalmente)?, aunque la que nos ha regalado en mayo (Desarraigo), es tan breve como contundente y, a mi juicio, tan perfecta como incisiva, además de actual; por último, Santa, nuestro querido voluntario que tan buenas historias inventa para hacernos disfrutar de los placeres de la vida. 

En fin, que sin vosotros no somos nada y que estamos deseando leeros. No os dejéis llevar por la pereza estival y venga, vamos a refrescar con letras esta canícula.

Feliz verano.

jueves, 2 de junio de 2016

Junio: las amistades peligrosas

Este mes os proponemos coquetear con el peligro. Que os agarréis de la mano del amigote o la amiguita que acabáis de conocer, ese o esa que a vuestros padres nunca les gustó porque eran expertos en meteros en líos sin salida, en convenceros para hacer cosas prohibidas, esas que siempre acaban mal, y os dejéis llevar. ¿Quién no ha tenido un amigo así? ¿Quién no se ha dejado llevar por una persona de ideas tan descabelladas como divertidas? 

Decía E. Hubbard: "Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere". Pero esta frase se aplica a los buenos amigos, los que no solo no te embarcan sino que te apoyan, ayudan y escuchan. Los otros, los "peligrosos", te utilizan para conseguir sus planes y sucumbes a sus deseos a pesar de que te das cuenta, de saber que todo va a salir mal, de que no puedes renunciar porque su plan es, simplemente, irresistible. Si echas la vista atrás, te acordarás de muchas experiencias que forjaron tu carácter probando, experimentando cosas que, si no, no habrías hecho.

Como siempre, este tema lo perfiláis vosotros. Esta es una propuesta basada en vuestro recuerdo, pero podéis inventaros una amistad para llevar a cabo la aventura más descabellada de la historia, ser vosotros el "amigote". A veces hace falta más gente para que el peligro sepa mejor... 

Para ejemplo de "amistades no convenientes", os dejo este microrrelato de Eugenio Mandrini que espero que os guste: 

LOS EXPULSADOS

Somos cuatro: el idiota, el poeta, el ciego y yo, el loco. "Allá van los expulsados", gritan quienes nos ven andar la tierra de pueblo en pueblo. Es que ni bien llegamos a algún lugar, a cualquier lugar, nos recelan, nos hostigan, nos apartan. Cuando preguntamos el motivo contestan siempre lo mismo: al idiota, por idiota; al poeta, por exceso de artificio; al ciego, por vivir en la ilusión de un derrumbe de sombras; y a mí, el loco, por llevar un ojo celeste y el otro rojo y ser una mezcla atroz del cielo y el infierno. Y para rematar, agregan que los cuatro tenemos la mirada perdida. Nosotros nos defendemos diciendo que somos la síntesis de la época en que vivimos: un poco idiota, un poco fabuladora, un poco ciega y un poco loca, y que por eso mismo deberían respetarnos. Ahí es cuando nos expulsan.
Ahora estamos llegando a un pueblo fantasma. Esperamos tener mejor suerte.

Fuente: Por favor, sea breve 2. Ed. Páginas de Espuma.



miércoles, 1 de junio de 2016

04. ¿Sabías que....? Pilar Santos Adrados

¿Sabías que los mitos y los cuentos son la ilusión de los niños?
Andrés era uno de esos niños que durante la guerra civil carecía de libros infantiles para parvulitos, pues en aquella época no existían las clases para ellos.
Pero Andresito fue haciéndose mayor. Tanto le gustaban los cuentos que le contaba la abuela Sabina, de la que nunca pronunció su nombre completo, pues para él su nombre era Sabia. Y eran tantos los cuentos, rezos y mitos que ella le contaba, que el niño aprendió a retenerlos en su inconsciente, a estar y a volar dentro de ellos.
Un día la abuela le contó la fábula del congreso de los ratones, donde uno de los asistentes pondría un cascabel al gato en lo que nunca se pusieron de acuerdo. El niño dio un salto inesperado y, entre caricias y besos, repetía diciendo: “Eres una sabia, te quiero, te quiero. Cuando yo sea mayor quiero ser como tú para contar cuentos”
Como la vida pasa como una sombra, los años pasaron. Andrés estudió arquitectura y un día soñó edificar rascacielos en Marte. Pero como los sueños, sueños son, le despertó la voz y la risa de la abuela Sabia, que desde el más allá le decía: “Deja de dormir tu fantástica siesta, no te duermas en los laureles. Andrés, ¿no ves la realidad? El mundo está en crisis. Piensa en los parvulitos a los que no les llegan mis cuentos. ¿Serías tú, capaz de…….?”. Lo haré, abuela, mis sueños se frustraron en Marte, pero te prometo que desde hoy vuelvo a empezar a contar esos cuentos que tú me enseñaste. Actuaré de cuenta cuentos en las aulas de los más desfavorecidos. Es mi ilusión, hoy vuelvo a empezar a ser niño.