Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

miércoles, 27 de junio de 2018

07. Sublime. Valentina Velázquez Hontoria


Cuando salí del instituto me sentí orgullosa de mí misma. En la clase de literatura había participado del comentario de un libro y al hablar había olvidado mi presencia física, era como si las palabras tuvieran un ente propio y fluían sin que yo las sancionara, fue un análisis buenísimo que, también a mí, me dejó impresionada. A partir de ese día se puede decir que me convertí en “popular” entre los llamados “intelectuales”, hasta me salieron novios y amigos que nunca habían reparado en mí, pues físicamente era del montón, tímida e introvertida. Aquel día, cuando llegué a mi casa, tenía la sensación de ser especial, que digo, excepcional. Pero como mi familia no comprendía el ser sublime en que me había convertido, llovieron codazos para que bajara de las nubes y pusiera la mesa como todos los días. Aterricé como un ser común que gozaba de momentos divinos en mi pequeña morada, espacio difícil de arrebatar cuando se ha encontrado. Por ahora me basta.

domingo, 24 de junio de 2018

06. Vintage shop. Santa

Algo había sucedido a Jimy. Sonreía como si hubiera vuelto de Marte. Su vida era encontrar tesoros en la tienda de segunda mano y quedar con los amigos.
Entré en ‘Vintage Shop’, allí se acumulaban percheros, todo tipo de muebles y espejos, gramófonos, discos, radios y cuadros. Oí una voz que suplicaba – llévame contigo-. En un espejo se movieron unos labios ocres, dos ojos infinitos me miraban.
Al fondo un hombre con pantalones de pana y barba grisácea escribía. Su frente arrugada gritaba su edad. Me acerqué con disimulo a ella.
- Por 65 libras es suya. –
- ¿El qué? - Disimulando.
- Elsa… el maniquí, llévesela es perfecta.
- No… gracias… solo venía buscando un disco -
- Vale, pero hay gente interesada en ella…-
Cuando me iba, oí la voz. – El viejo no me quiere, porque no envejezco como él… te haré feliz…-
No me la pude quitar de la cabeza en toda la noche, pensando en mi vida con una mujer así. 
A las nueve estaba esperando para llevarme a Elsa.
- Ha llegado tarde. Vino un tipo tímido con un ramo de flores y se la llevó. -
Llamé a Jimy para preguntar por ‘Vintage Shop’ y me dijo:
- Nada. No hay nada especial, así que me voy con viajes ‘Two‘  a ver mundo…- 
- ¿Pero esa agencia no es para parejas? – Pregunté.
- Sí – Dijo Jimy. 

sábado, 23 de junio de 2018

05. Princesa. Marisa Laguna

Hace tiempo se conocieron un príncipe y una niña que no creía en los príncipes, vivían en países lejanos el uno del otro. Ella quería salir de su casa sin ventanas y buscar nuevos caminos y él le ayudó a encontrarlos. Se hicieron amigos, más que amigos y un día decidieron hacer  cosas de novios, pero era secreto, tan secreto que ni ellos se dieron cuenta. Como ella no creía en los príncipes, se cuidó mucho de enamorarse. Se envolvió en una burbuja herméticamente cerrada y guardó sus sentimientos. Dedicó el tiempo que estaba con él a adorarle, cuidarle, mimarle y quererle como nunca antes le habían querido. Al menos eso decía él. Y le hizo su rey. Con el paso del tiempo la niña volvió a reír y a ser feliz. No le importaba no ver al príncipe. Ni que el príncipe se fuera con otros amigos. Tampoco que él no dijera nunca te quiero o te echo de menos. No le importaba no saber cuándo volverían a verse. Ella seguía en su burbuja. Un día, unos amigos les preguntaron si eran novios y el príncipe se apresuró a decir que NO, que eran amigos, porque él todavía estaba buscando su princesa. A la niña se le rompió la burbuja, dejó de reír y se dio cuenta de las cosas que hacía y no hacía el príncipe, aunque no quería vivir con él en su palacio, si quería ser  su princesa. Se lo dijo y el príncipe dijo NO. Y ella decidió no verle más . A él no pareció importarle y la niña, llorando, volvió a su país. Entre lágrimas se pregunta si había hecho bien. Y las amigas de la niña están buscando algo para pegar su corazón  roto y buscan algo para que no le duela. Le han regalado un calendario para que arranque todas las hojas de golpe y que el tiempo pase deprisa y se cure. Y ella, mientras llora, escribe cuentos de princesas que van a la guerra, pero no hay príncipes porque no cree en ellos, solo hay ranas y se cuida mucho de no besarlas…. Por si acaso.  

miércoles, 20 de junio de 2018

04. El lazarillo de los pasos de cebra. Julián Rumbero Castro

Héctor aprendió con sus padres viendo cómo lo hacían. Por sus notas excelentes le regalaron un diario, una libreta pequeña con las guardas de cuero. Sus hojas eran como un hogar que esperara las palabras que habitarían sus cuartos. Su aspecto de pergamino llamó su atención junto al mar, en un mercado de empanadas, juegos y dulces, con trovadores y hasta una lechuza. Esa noche, la última de junio, se apresuró a describir la primera vez que ayudó a Amina a cruzar la calle. Su vecina era más vieja que su cuaderno y vivía sola, con su gato Eolo y un bastón roído por el tiempo. Cogida de su brazo, iban hasta el colmado de frutas y verduras de Fadel y Dalia, los sobrinos que vinieron del Sáhara y que siempre le regalaban un dátil. La gratitud y sonrisas de la mujer achacosa le hicieron sentirse un héroe. Llenó muchos cuadernos con otros vecinos, con otros gatos y con todos los semáforos del barrio, como un lazarillo de los pasos de cebra. Ahora guía los pasos de su padre desde su cama al baño y, a la vuelta, ya tendido, mientras el fisio da friegas en sus piernas, Héctor lee sus diarios y sonríe cuando le animan a que escriba una novela.

martes, 19 de junio de 2018

03. Las puertas de San Juan. Josep Rof i Rof



Nos encontramos a la puertas de San Juan, este año cae en domingo, arderán hogueras por doquier, sonaran los típicos petardos, habrá fiesta verbenera coca y moscatel, dicen que es “el día más largo del año”, y digo yo, si es así también “será la noche más corta”.
Para los que somos mayores, en casa, un poco de coca, para no olvidar las verbenas de antaño pasadas, en mi contador ya son setenta y cinco las verbenas vividas.
Nací en una casa de payes, de niño me conformaba con una pequeña hoguera, de hierbas y cuatro cañas secas, la coca elaborada en casa.
De petardos ni uno. Nada teníamos, nada nos faltaba. Conformados con poca cosa, nos hemos hecho mayores. Para navegar con la abundancia actual…
Ahora todo es grande y nosotros también, crecimos a golpe de verbenas.
Felicitar a los Juanes y Juanas, un santo bien señalado en el calendario.
¡Sed felices! 
Josep

Josep Rof i Rof
 


domingo, 10 de junio de 2018

02. Cómo sentirse un rey. Antonio Nieto

Yo siempre me siento el rey de mi casa.
Para ello todo el mundo debe seguir mis reglas, como corresponde a un rey.
No admito que nadie me diga cómo se debe hacer la cama, si se cocina esto o aquello, o si prefiero ir al restaurante, y todo eso sin ver malas caras
En definitiva lo que digo va a misa y las réplicas están prohibidas.
De esta manera mi casa es un remanso de paz y mi perro, con quien vivo, parece sentirse feliz.

viernes, 1 de junio de 2018

01. Vivir la realeza. Almudena Verdejo


A mis 98 años ya sé lo que es sentirse como un rey, porque una ya ha vivido lo suficiente, como para apreciar que la tecnología, las modas extravagantes y cantidad de artilugios, que ni siquiera entiendo, me hayan aportado algo a la felicidad, que en definitiva es el tesoro real de cada uno de nosotros.

Sin embargo, recuerdo que siendo niña,  ya me sentía como una princesa comiéndome, en tiempos difíciles,  un trozo de pan con chocolate negro y duro, mientras hacía círculos en el agua de un estanque con los dedos de mis pies, o miraba al cielo observando las bodas de los pájaros: los novios delante seguidos de la familia y amigos piando los buenos deseos para los recién casados…

Ahora aquello son recuerdos agradables en mi mente,  que he cambiado por otros más reales, pero no menos satisfactorios: como ver a mi familia unida, el cariño de un hijo o la sonrisa de alguno de mis nietos o bisnietos;  incluso sacar la fuerza para seguir echando una mano a alguno de ellos o de aquellos. Por ello cada día que me dirijo a mi centro de DIA, para mayores, y me llevan en el autobús no dejo de decirme que me siento como una reina.

Junio: sentirnos reyes

Este año tenemos todo el derecho del mundo a sentirnos reyes. ¿Acaso no ha estallado la primavera y la vegetación no está cuajada de flores?, ¿acaso las lluvias no alimentan la vida que brota por doquier y la mantienen rabiosamente viva y frondosa? Pues, entonces, si todo a nuestro alrededor crece y florece, no tenemos ninguna excusa para no hacerlo nosotros. No hay razón ni decreto ley que nos lo prohíba y sí muchas toneladas de sentido común que nos lo aconsejan. Sólo por tener la capacidad de valorar y percibir la vida que nos rodea; por ser conscientes de que formamos parte de un mundo que, hasta la fecha, no tiene igual en el universo, tenemos el derecho a ser reyes, de nuestra vida, del planeta, del universo.

Os animamos a que os sintáis importantes, a que hinchéis el pecho de orgullo y satisfacción,  y a que lo escribáis, claro está. Entre todos construiremos un reglamento para héroes intrépidos, pero un manual de aplicación inmediata, no un compendio de teorías y hermenéuticas sesudas que aburran al más pintado. La vida, como decía Ortega y Gasset, es un quehacer constante.