04. Regalo navideño. Antonio Nieto

Se acababan de conocer. Él estaba nervioso por el primer encuentro, pero lleno de ilusión y curiosidad. Ella quería desempolvar aquella asignatura pendiente que era el inglés. Él trató de sorprenderla e inventó un método: aprender la lengua de Shakespeare cantando. “Here comes the sun…” de los Beatles fueron las primeras palabras que ella aprendió entre sorprendida y temerosa del “chiflado profesor” que acababa de introducirse en su casa.

La semana siguiente era Navidad y le regaló un gorro con coletas de Mama Noel a su nueva alumna y a su madre, a condición que cantaran “Silent Night”.

Cuando el peculiar profesor despertó a la mañana siguiente, tuvo una extraña sensación: notaba como si alguien hubiera estado en su dormitorio. Rebuscó por toda la habitación y encontró en la mesilla de noche una cajita roja envuelta con un fino papel de fondo azul con estrellas, rematado con un lazo de seda rojo, que no pudo explicarse. Preguntó a su perro si sabía algo al respecto, pero este negó con el rabo su participación. En su interior había un mensaje que decía…

Fue el regalo más bonito que nunca pudo haber soñado…

03. Esencia de Navidad. Verónica Miranda

Supongo que, a los que nos gusta la navidad, nos gusta mucho más por algunos detalles que recordamos, de nuestra infancia, de la familia, no sólo por las luces de las calles o el turrón y los mantecados.

A mí me gustan los villancicos y eso que en mi casa nunca hemos sido de zambomba, pandereta y cuchara rascando sobre botella de anís. Pero eso de ir escuchando por las tiendas algunos villancicos me vuelven risueña, como cuando ves la nieve caer, ese acto reflejo que tenemos muchos de sonreír, cada vez que vemos copos cayendo: Da igual el frío; ese momento es como magia en estado puro.

Pues con los cascabeles sonando de fondo, me vuelve esa sonrisa a la cara y recuerdo la impaciencia de la noche de reyes, las galletas y el vaso de leche para los camellos, a mi madre preparando el besugo al horno que tanto le gustaba... Vaya recuerdos tan bonitos. Eso es mi tesoro; no podría dejar de celebrarlo porque perdería también esos recuerdos. Y eso sería perder mi esencia.

Navidad es reencontrarse también con lo que somos y lo que fuimos. Feliz reencuentro para todos. Un abrazo.

02. Soñando Navidad. Victoria Gómez

Se acababan  de conocer y lo que les unía era la ilusión. Él quería que ella aprendiera inglés cantando y ella pretendía desempolvar esa asignatura pendiente.
Como era Navidad  su profesor le regaló un gorro de Mamá Noel de trenzas mágicas. Tanto le gustó el gorro que olvidó quitárselo a la hora de dormir. Sucedió que durante sus sueños la magia de las coletas comenzó a funcionar y le permitió volar como un pájaro. Pasó toda la noche haciendo lo que más deseaba: repartir regalos entre sus seres queridos. Su fantasía y el gorro le trasladaron a distintos lugares, calles, plazas…;y a pesar de su inmovilidad no sintió cansancio alguno después de la ardua tarea.

Al despertar creyó que todo había sido un bonito sueño. De repente el teléfono sonó insistentemente y su amigo Antonio le agradeció el obsequio que encontró en su mesilla de noche.

01. El arbusto que quería ser árbol. Juan José García Alcañiz

Era una modesta casa unifamiliar con un pequeño arreate a la entrada y un balcón con filigranas de forja en la fachada principal.

Justo debajo del cual estaba plantado un arbusto de tallo leñoso y que todos los días tenían esta conversación:

 - No sé por qué quieres ser un árbol con lo bien que estás siendo un arbusto, mimado, abonado, nunca te falta agua en verano, te dejan puestas las flores en primavera ¿Qué más quieres? 

- Quiero ser un árbol, fuerte, robusto, con profundas raíces y admirado durante todo el año, no solamente en primavera. Además, tú qué me estás reprochando, cuando quieres dejar de ser balcón y convertirte en terraza.

-Si fueras un árbol me quitarías la luz del sol 

-lo mismo que tú a mí si fueras terraza.

Con la llegada de las navidades el arbusto desnudo y expuesto al frío invernal, se quejaba amargamente: Encima ahora traen a la casa un intruso de plástico en una caja de cartón. ¡Y le llaman árbol! 

Esas palabras hicieron mella en el corazón metálico del balcón que contrajo su armadura para dejar caer sus adornos navideños sobre el arbusto convirtiéndolo así en árbol. Un árbol de navidad.

Leones y payasos. Ana María Shua.

Que los leones se coman el payaso es una gran desgracia. Es importante investigar para saber si se trató de un accidente, un crimen o un suicidio.

Que los payasos se coman un león, es una advertencia.


Del libro: "Fenómenos de circo"
RELATO FUERA DE CONCURSO

Leones y domador. Ana María Shua.

Un grupo de leones se ha puesto de acuerdo en comprar un domador, pero tienen poco dinero. Todo lo que consiguen es un anciano desdentado (aunque con su dentadura postiza) que fuera domador de potros en su juventud. Se llama Francisco Nicomedes Rojas y es de Sunchales. Los leones rugen como si fueran feroces, el viejo hace restallar el látigo, hay que admitir que se lo ve adecuadamente frágil y aún así el público se fastidia. Les iría mejor con una jovencita rubia, de aspecto tímido, pero son demasiado caras, están ahorrando. 

Del libro "Fenómenos de circo"
RELATO FUERA DE CONCURSO