Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

martes, 28 de mayo de 2019

07. 7 costillas (parte 2). Santa

Llevo tu sonrisa clavada en el pecho.
En la noche los huesos, rotos, 
claman por tu presencia.
Largas noches de silencio,
ecos de tu voz, lluvia sin cesar,
como una fuente que arrulla 
este insomnio sin fin.
Y cuando la boca es un desierto,
sin palabras, sin aire,
imagino mi nombre naciendo
en tus labios.
Y tu sonrisa ancha y húmeda,
imposible de abarcar en un día.
Tu boca de donde nacen los besos
irrepetibles más frescos;
como las primeras gotas del amanecer
en una isla.

De fondo la música de James Bay , ’Rescue’. Le dio al botón ‘send’ y lo envió. Habían pasado cuatro semanas de la caída; y dos de la operación para sujetar con una placa la escápula rota. Dormía tres horas seguidas y el cabestrillo estaba olvidado.
Para pasar el rato se apuntó a una página de contactos, allí entabló largas charlas y largas decepciones cuando conocía en persona a cuarentones con fotos perfectas y cuerpos deseables…
Sin querer aparecían candidatos más jóvenes que ella, algunos la encandilaban con palabras dulces y sinceras; que luego resultaban falsas.
Ella retomó la escritura de poemas como hacía muchos años atrás. Una por cada candidato seleccionado. Sabía que era una utopía.
Sus poemas eran suficiente. Lo mejor en muchos años.


martes, 21 de mayo de 2019

06. Mayo. Julián Rumbero

Quería dormir con la persiana subida para que la luz se colara por su ventana con el pudor de la inocencia, con la plenitud del tiempo. Templada y bella. La alarma de su despertador vibró a las siete en punto justo después de que el Sol llamara a la puerta de sus párpadosUna voz dulce y tranquila adornaba los patios con claveles y jazmines. Ypensó en la coronación al mediodía de una muchacha de Knutsford, cerca del mar de Irlanda. Sucedería el primer sábado del mes. El locutor calló ante los primeros compases del adagietto de una quinta sinfonía pero prefirió pensar que las voces de madera y metal cruzaban el Moldava sobre el puente praguense de San Carlos.

Esa mañana abrazaría a los trabajadores de la fábrica que habían logrado su supervivencia. Sin duda era su día. A la mañana siguiente, en la escuela donde trabajaba, se había propuesto unir su voz a la de quienes protegen del acoso a los niños. Besaría a su madre. Se envolvería con el paño azul y las estrellas de Europa. Trazaría el dibujo de las aves nacidas esa primavera y que comenzaban a volar. No se olvidaría de las abejas ni de su vecina que sufría fatiga crónica. Recordaría a África.

Y pensó alegremente que Mayo es un mes tan exigente como hermoso. 

sábado, 18 de mayo de 2019

05. El mundo desde arriba. Alicia del Caz

Es el más grande, el que más empeño puso siempre en llegar a lo más alto para poder admirar el mundo desde arriba, en toda su extensión.
​Hace tiempo, cuando su altura aún no sobrepasaba siquiera a las primeras ramas de los árboles más cercanos, se sentía fascinado ante todo lo que le rodeaba. Desde el lugar en el que se encontraba escuchaba el agua del río correr, el silbar del viento entre las hojas o todas las variedades de cantos por las mañanas. Al anochecer, los mochuelos se imponían con sus quejidos, dando un halo de misterio al lugar.
Le divertían las locas carreras de los conejos a su alrededor y disfrutaba con la tranquilidad de los corzos al comer en los arbustos. Mirara donde mirara, todo estaba lleno de vida y él se sentía orgulloso de formar parte de ello.
​Sin embargo, desde que es el chopo más alto y sobresale sobre todos los demás, puede ver más allá de su pequeño espacio natural, protegido por escaso. Ahora, desde arriba, ve un mundo feo, de autopistas, humos y basuras, un mundo deforestado. Con añoranza, recuerda su etapa de letargo, cuando siendo aún semilla, soñaba con un planeta verde al despertar.
Ahora, es el más alto del lugar… Y el más triste.

jueves, 16 de mayo de 2019

04. 7 costillas (parte 1). Santa



Su vida se quedaba sin oxígeno. No hay problema- pensó. Un paseo por la primavera antes de comer, antes de volver a cuidar de su padre.



Se perdió por senderos serpenteantes y estrechos, flanqueados por pinos, robles y encinas. Eso es lo que la relajaba, la adrenalina corriendo por su cuerpo; ella a cien por las venas del bosque, con el aroma del viento explotando en su cara.



En medio segundo una piedra hace que vuele hasta estrellarse en el suelo. Un sonido seco de ramas partidas, sus huesos; dolor y más dolor, apenas puede respirar.



Una voz la tranquiliza. -Estás llegando a urgencias-. Radiografías, TAC, analgésicos; siete costillas rotas, rotura de escápula. Alta voluntaria, maldice su suerte; maldice en secreto a su padre.



Las noches son eternas, como una condena al infierno. Siete costillas, ¿por qué siete? – Se pregunta.



Siete maravillas, siete pecados capitales. La semana compuesta por siete días y las fases lunares, que duran siete días cada una. La Lira, el instrumento sagrado de Apolo, consta de siete cuerdas que originaban los tonos de los siete planetas. Los siete colores del arco iris como base de pintura.



Grupos de siete elementos como los mares del mundo, las botas de las siete leguas y los siete enanitos.



Y siete parejas en su vida que no cuajaron…

martes, 7 de mayo de 2019

03. La huerta. Antonio Nieto

Yo cuido de un pequeño huerto en mi jardín. Nada de extraordinario: cinco tomateras, tres calabacines, dos pepinos y unas lechugas. No es que me apasione la agricultura, pero comerme una ensalada cuidada por mí, no solo tiene un sabor del siglo pasado, cuando las cosas de las huertas venían directamente del productor, sino que me ayuda a mantenerme en forma.

Lo que no podía sospechar era que las verduras hablaran, pero un día mientras las regaba y ante mi sorpresa, las cuatro hortalizas se pusieron a cantarme el cumpleaños feliz como si fuesen el orfeón donostiarra. Casi me caigo de culo al escucharlas, y cuando a continuación entré en su juego de responderles y preguntarles cómo habían adivinado mi onomástica, una de ellas, la lechuga más grande, me dijo: “ ¡pero,  en qué mundo vives!, ¿acaso no tienes Facebook donde te anuncian los cumpleaños de todos los seres vivos?”

No voy a relatar aquí nuestra conversación posterior, por si alguno le da por encerrarme, pero desde entonces cuando me como un tomate, un calabacín o una lechuga, lo hago con mucho respeto y les prometo que seguiré cuidando que nuestro planeta no cambie de color.

02. El señor roble. Cristina García Lázaro

Compartimos un relato que Cristina García ha escrito a su padre, Rafael García, enfermo de ELA, fallecido el pasado 4 de abril. Os invitamos a leer y emocionaros con este bello homenaje, sentido e intenso, lleno de afecto y cariño.


"Les voy a contar una breve historia de un fuerte y valiente roble que luchó hasta el final y que nunca perdió su humor, su carácter y sus ganas de seguir viviendo. 
Había una vez un roble grande, fuerte y valiente, con dos grandes raíces sujetas al suelo y dos grandes ramas que abrazaban y daban sombra y cobijo al resto de árboles, arbustos y seres vivos, todos ellos eran su familia. Era un roble muy especial pues siempre ayudaba y pensaba en los demás antes que en él. Tenía una vida  muy humilde, intentando todos los días proteger y mantener a los que eran su familia  bajo su gran sombra y disfrutando todo lo que podía junto a ellos. 

Un día cuando mejor estaba en su vida para continuar disfrutando de sus seres queridos, después de una larga vida trabajando, se puso enfermo.  No sabían que le pasaba pues se había debilitado mucho y había perdido fuerza. El roble al principio sacó su fuerza que le caracterizaba y lucho contra viento y marea, pero pronto se daría cuenta de que estaba sentenciado ya que no podría hacer mucho más de lo que hacía, así que comenzó una contrarreloj junto a su familia que siempre le apoyaban y le ayudaban en el camino de su enfermedad.
Unos días el roble se veía con más fuerza pero otros veía como se iba apagando. Pronto empezó a sentir debilidad para poder absorber el alimento que día a día necesitaba para sus raíces, tronco y ramas, no tardó en tener que buscar otra vía por la que suministrarse su alimento. A pesar de ello el roble continuaba fuerte y luchando por conseguir algún camino de salida, pero no se terminaba de recuperar de alguna recaída cuando venía otra, lo siguiente que le pasó fue que perdió fuerza en sus grandes ramas y vio como poco a poco dejó de poder sostener al resto de árboles ya que sus ramas se debilitaban y caían dejando de poder dar sombra, necesitó la ayuda del resto de árboles para poder continuar haciendo sus funciones. Había días que se enfadaba y sacudía sus grandes ramas como podía al ver con impotencia que no podía hacer ya muchas cosas de las que antes hacía, lo que le llevaba poco a poco a la resignación y a la adaptación de las  nuevas situaciones, pensaba;  “todavía me queda mis dos grandes raíces enraizadas en el suelo”, pero iba a ser por poco tiempo ya que entraba en otra fase en la que empezarían a debilitarse sus grandes raíces y necesitaría de otro sustento para sujetarse y no caer. Como siempre entre todos le ayudaron para poder sostenerse y para que el roble se sintiera más confortable. 

Con el paso del tiempo los ánimos del roble, a pesar de todo el apoyo y cariño que tenía de los demás, fueron reduciéndose ante la imposibilidad de poder hacer nada y de encontrarse paralizado y cada vez peor. 

Todavía le quedaba lo peor pues llegó un momento en el que ya casi no podía respirar ya que al encontrarse tan débil todas sus ramas y raíces no podían hacer las funciones al 100% de coger la oxigenación, por lo que hubo que crear un invento para poder hacerle llegar el oxígeno de forma artificial, aunque era algo provisional pues también tenía una durabilidad limitada y llegaría un momento en que no podría aguantar.

El roble cansado ya de tanto luchar y de ver en su entorno el sufrimiento de los suyos optó por decidir que ya era hora de marchar no sin antes reivindicar por una vida libre y digna a decidir por uno  mismo sobre cómo abandonar la vida terrenal. Gracias a la ayuda, como siempre, de su familia y amigos consiguió que su historia  se difundiera por todos los vientos y aunque no consiguió ver hecho realidad su deseo de poder irse libremente cuando a él le hubiera gustado, sí pudo agradecer a todos la ayuda que le habían estado dando durante esos años y pudo despedirse de todos sus seres queridos. 

Tras mucha meditación y mucho coraje, fuerza y valentía el roble decidió dejar de sufrir y una mañana de primavera soleada lo dispuso todo y rodeado de sus seres queridos se dejó ir en paz, con esa entereza y templanza que le caracterizaban haciendo un último acto de voluntad que fue dejar su hermoso y robusto tronco en manos de los más sabios para que pudieran aprovecharlo de la mejor manera posible para ayudar a otros.

Así es como el señor roble se marchó dejando su espacio terrenal con una huella inolvidable marcada por sus grandes raíces y enseñando que la vida hay que vivirla, hay que disfrutarla día a día y agradecerla por todo".

En memoria de Rafael García Fernández, enfermo de ELA, que luchó hasta el final como un gran roble. 02/11/1950 al  †04/04/2019.DEP.   Autora: Cristina García Lázaro (hija de Rafael) TQM



viernes, 3 de mayo de 2019

01. Estrellas errantes. Rosa Molina



Cada luna nueva, el Guadalquivir se eriza como un felino, los lobos se esconden espantados,  los jabalíes rozan el aire con sus lomos de lija y los ojos del lince brillan en la maleza. Dice mi abuelo que en estas noches, tenebrosas como quejido de lechuza, las almas en pena recorren las quebradas, se enganchan en las ramas de los árboles y sueltan alaridos estridentes. Por eso las bestias duermen inquietas y los niños tenemos sueños de escalofrío. Entonces mi abuelo nos lleva a la charca de mi pueblo. En sus negras aguas titila el universo. Allí nos damos un baño de estrellas y espantamos nuestro miedo a los espíritus alborotadores. Luego cogemos luciérnagas, estrellas del  bosque, y las soltamos para que se enreden en las ramas de un olivo. Entonces mi abuelo compara esas constelaciones errantes, vivas,  con las del universo,  y nos admira ver que son idénticas, como ese carro, con su cola detrás, y esa de más allá, nos señala, que es la Estrella Polar y que debemos recordar porque de ella cuelga esta parte del planeta.

Mayo: el planeta verde

Ya estamos en mayo, mes de las lluvias y las flores. Los trigales están esplendorosos y las espigas crecen y granan antes de amarillear al calor del verano. Los árboles ya han brotado y sus hojas recién abiertas brillan a la intensa luz de la primavera. Y, entre tanto verdor, las amapolas se asoman para teñir de rojo los cultivos.

Os invitamos a que imaginéis, o propongáis, un planeta verde, salvaje, intenso. Un planeta en el que la vegetación tenga la fuerza de un océano, e inunde los desiertos, los páramos, las cumbres nevadas. Un planeta en el que el aire sea tan limpio que parezca que no existe, y que el clima sea riguroso en su agenda: a cada estación, su temperatura, sus lluvias, sus fríos o calores. Un planeta sin cambios bruscos, ni contaminación. 

El nuestro era así y en nuestra mano está que siga siéndolo. Es cuestión de responsabilidad.

¿Iniciativas?, ¿propuestas?, ¿ideas? Esperamos que vuestros relatos germinen y broten con las mejores intenciones y, sobre todo, que pinten de verde toda la galaxia.