Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

miércoles, 30 de diciembre de 2020

10. Cruce de estrellas. Valentina Velázquez Hontoria

Era fácil sentirse deslumbrada por ella, yo la miraba y me quedaba con la boca abierta; luego me veía a mí y…, bueno, no me veía, sencillamente no me veía. Mariana, mi hermana, era la estrella, allá donde íbamos, triunfaba: elegante, lista, ocurrente, guapa, lo tenía todo; yo era como el patito feo, siempre detrás, a su sombra: me fijaba tanto en ella que casi desaparezco. 


Un día decidí liberarme de su presencia, siempre he sido un poco drástica en mis decisiones: cuando algo me preocupaba, buscaba una solución que me permitiera explorar otros caminos. Empecé a estudiar Bellas Artes; cambié mi vestuario, al principio punk, pero luego derivó en un hibrido entre hippy y punk; solía ir a conciertos y conferencias que parece que sólo me interesaban a mí. Así que empecé a ser la rara, la extravagante, y mi familia terminó por dejarme en paz. En plena crisis existencial, buscaba inspiración en todo lo que fuera contrario a ella porque me parecía banal y conformista. Conseguí descubrirme, reconocer la luz que había en mí, mi singularidad, y también la de mi hermana. Sentir un puntito de dolor y no sucumbir a él me convirtió en otra estrella, nueva y reluciente.

lunes, 28 de diciembre de 2020

09. Lecciones desde la NASA. Rosa Molina

Cuando una estrella agota su combustible nuclear, su parte central se contrae y su estallido origina una onda que arrastra consigo la materia estelar. Así explota una supernova.

 

Mi primera supernova la vi de pequeña, en la cocina de mi casa. Fue el día que a mi madre se le agotó su paciencia, que también era nuclear, acorraló a mi padre en un rincón y le dijo, en un estallido descomunal, mira, ya no puedo más, no soporto otra borrachera, ni un grito, ni tus broncas por nada y aunque no tenga dónde caerme muerta, y sea una inútil, como te gusta decirme, debo hacer lo más importante, ser un ejemplo para nuestra hija, quiero que aprenda que, cuando es necesario, se puede y se debe cambiar de vida.  

 

Y la onda expansiva nos arrastró a casa de mi tía María. Así aprendí que, para ser quien eres, a veces hay que deshacer tu mundo.

 

De mi padre no he vuelto a saber nada. De las estrellas lo sé todo. Sé que evolucionan pacíficamente durante millones de años, y que nunca, nunca, merece la pena agotar su paciencia. 

 

sábado, 26 de diciembre de 2020

08. Ha nacido una estrella. Alicia del Caz López

         El martes Elena llegó a casa después de la academia de inglés, subió las escaleras a saltos y abrió la puerta canturreando. Soltó sus cosas en el pasillo y, ya en el baño, subió el volumen de su canto mientras bailoteaba y preparaba las cosas de la ducha.

         Óscar le gustaba desde principio de curso y, tras casi un mes planteándose decírselo, se había decidido el último día de clase antes de Navidad. Pensó que si la decía que no y hacía el ridículo como tanto temía, tendría las vacaciones por delante antes de verle de nuevo en el instituto. Pero nada de eso ocurrió y ahora era capaz de comerse el mundo mientras sentía aún en su boca el sabor de la de él.

         Se metió bajo el agua caliente cantando a Kase O. a voz en grito, con la alcachofa de micrófono, la chulería que da el rap y la energía de su triunfo. Cuando cerró el grifo descubrió lo finos que eran los tabiques al escuchar los aplausos y las risas de sus vecinos al otro lado de la pared. Por unos segundos, tapó su cara avergonzada con las mangas del albornoz, pero inmediatamente se repuso, pulsó la flecha de “siguiente” en Spotify y respondió a los aplausos con un bis para despedirse de su público.

lunes, 21 de diciembre de 2020

07. Eris. Santa

         Había pasado el confinamiento buscando en paginas web al hombre de su vida. Tras contactar con varios candidatos, tomó la decisión final.

 

         Un viernes sonó el timbre de su casa, aún seguía el toque de queda por cuarto mes y no parecía tener fin esta soledad que la estaba volviendo loca.

 

          En la puerta, sin moverse, apareció Eris. Vestido únicamente con un pantalón corto. No pudo calcular su edad, escondida en un cuerpo de proporciones áureas. Misterioso, como un retrato de Dorian Grey. 

 

         Lo pasó al salón, se miraron, y sin dar tiempo a más acabaron en el sofá. No hubo palabras; solo jadeos hasta el éxtasis final.

 

         A sus cincuenta tres años, Nashira, había recuperado el brillo perdido en la soledad de su vida. 

 

         Se dio por vencido al virus y tuvo que viajar promocionando su última novela: ‘Amor en tiempos de pandemia’.

 

         De vuelta, ya en casa, Eris la esperaba impasible. Cogió en brazos a su amante y lo tumbó en la cama, deseando volver a saciarse con su cuerpo.

 

         No funcionó, la batería estaba descargada. Aprovechó para ducharse. La cara de silicona de Eris, mantenía una sonrisa pícara. Mientras se cargaba, sus ojos verdes brillaban viendo desnuda a Nashira.

 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

06. Hoy nace una estrella. Lina Eusebia Albornoz Chirinos

EN LA SIERRA, VIVíA MATEO, QUE TENíA COMO AMIGO A UN PATO, LLAMADO LUCAS.

CIERTO DíA LUCAS EMPIEZA A CANTAR CUA CUA CUA CUA CUA CUA … 

LA GENTE DECíA QUE ESTABA MALITO PORQUE HACíA ESE SONIDO.

MATEO LES DECíA A TODOS QUE LUCAS CANTABA DE ALEGRíA, DE ESPERANZA EN UN MUNDO MÁS HUMANO,  DONDE EL HOMBRE BRILLE CON UNA LUZ PROPIA, YA QUE HOY NACE  EL NIÑO DIOS QUE VIENE A ILUMINAR EL CORAZÓN DE TODA LA HUMANIDAD,  CON FE, PAZ, SALUD, DAR Y RECIBIR, UNIÓN, VIDA, AMOR Y FELICIDAD.

ASI MATEO Y LUCAS IBAN POR LAS CALLES CANTANDO, CUA CUA CUA, CUA CUA CUA, CUA CUA CUA …

ALEGRAOS TODOS LOS HOMBRES, YA QUE HOY MACE UNA ESTRELLA.

FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO 2021

martes, 8 de diciembre de 2020

05. Una estrella para el abuelo Juan. Julián Rumbero

Hay promesas que no se pueden cumplir. Por ejemplo, extender una alfombra hasta la Luna y una tarde irse allí a zamparse una merienda. Todo el mundo sabe que, a causa de las leyes de la gravedad, los bocadillos echarían a volar. 

Las promesas hay que intentar cumplirlas, decía el abuelo Juan, así que cuando la abuela Estrella se fue, y Juan dejó de hacer promesas que convertían los ojos de la mujer en bombillas porque le iluminaban la cara, su nieto decidió que ya era hora de empezar a prometer cosas además de las tareas escolares o cepillarse los dientes.

El niño prometió que traería una estrella. Su plan era muy sencillo. Buscaría una caracola lo bastante grande para acogerle. Luego se haría amigo de un cangrejo ermitaño porque, según mamá, son seres muy capaces para cumplir promesas. Y, por supuesto, le pediría consejo al tiburón ballena que tiene la espalda moteada de estrellas, una historia que papá le contaba con frecuencia. 

De esto hace ya mucho tiempo. En la actualidad Gabriel es piloto de batiscafos. En casa conserva una maqueta del primero que tripuló. La llama Caracola. Y en cuanto a las estrellas, siguen todas en el mar. Al abuelo Juan, el plan de Gabriel le pareció siempre una linda y suficiente estrella.

04. Levedad lechera. Antonio López de Lerma

Caminando por la plaza mayor, bueno, caminando, no sé, más bien estaba flotando en mis pensamientos, cuando la puntera del pie derecho se engancho en un pequeño reborde de la baldosa.  

Mientras mis pies se movían descontroladamente y el resto del cuerpo los seguía,  intentando evitar el golpe,  pensaba, que leche me voy a dar y seguro que veo las estrellas,  y recordé que la Vía Láctea tiene más de 10 mil millones de estrellas, el Sol es una de ellas y no de las más grandes, y 200 mil años luz de diámetro, es la leche; que nombre más curioso el de vía, es como una línea de aprendizaje o desarrollo; no nos acordamos pero cuando nacemos tenemos una fuerza interior que nos hace tomar como vía alimenticia la vía láctea; por eso en esa época de nuestra vida es la de mayor experimentación y aprendizaje, cada momento es único, no comparamos,  y el asombro está en todo instante en nuestra mirada, es lo que la naturaleza nos pide, después que si la osa mayor, la menor, ponemos nombres a las cosas y creo ilusamente que lo controlo.

Un dolor de cabeza me saca de los pensamientos, primero me parece estar en un quirófano, no, las mascarillas son de distintos colores y están a la distancia de seguridad, estoy sentado en el suelo apoyado en la farola en la que seguramente aterricé.

Desde entonces miro al cielo como si fuera la primera vez y cada día tengo más presente la sensación del bebé que fui y retomo mis ganas de descubrir. 

03. Nuevas estrellas. Antonio Nieto

Hace ya unos años que, a Rosa Molina y a mí, se nos ocurrió crear este espacio de adElamicro para un grupo de estrellas que sentíamos se asomaban tímidamente a la escritura. Aquellos primeros astros luminosos, como fueron:  Vicky, Juanjo, Valentina, Jesús, Gloria…que, a pesar de sus dificultades aparcaban por un momento la ELA, nos obsequiaron con unos relatos llenos de sentimientos, imaginación y poesía, los cuales dejamos plasmados en un par de libros para la eternidad.

 

Recuerdo con cierta nostalgia, el primer cuento de Juanjo titulado “El arbusto que quería ser árbol” y que escribió palabra a palabra con sus ojos. E, igualmente, el de Gloria “Desde mi burbuja”. Algunos de aquellos primeros seres siderales hoy brillan en el firmamento como estrellas de primera magnitud, y que algunos llaman: Sirius, Betelgeuse, Antares o Vega…

 

Ahora, siete años después, aparecen otras tímidas estrellitas lideradas por nuestra Valentina, la estrella Polar, que nos deleitan con sus creativas narraciones, repletas de luz literaria. A todos vosotros/as, Rosa y yo, os agradecemos vuestro esfuerzo y os deseamos que sigáis iluminando este espacio de fantasía e ilusión. Ahora más que nunca, necesitamos esos soplos de imaginación que nos ayuden a seguir con el día a día y sugeriros que, cuando os sintáis de bajón, alcéis los ojos al cielo en una noche oscura y ”habléis” con Sirius, Betelgeuse, Antares o Vega.

 

¡Feliz Navidad, estrellas nacientes!

sábado, 5 de diciembre de 2020

02. Detrás de las puertas. Carmen Cardeña Hernández

Mi madre sabía que la escuchaba detrás de las puertas.

Me resultaba divertido oírla habla con el jarrón del saloncito” Estás pálido ¿no te gustarían unas margaritas silvestres? ¿Eres más de rosa roja? Vaya, no sabía que te hubieras vuelto urbanita…” También solía conversar con el olmo, la escoba, el libro…

Mamá no me veía aunque, a veces, me decía que si nos lo proponemos podemos ver con los ojos cerrados. Yo no la creía. ”Cuando nazcas una estrella, Rocío, lo creerás”. Yo la reprendía como buena estudiante de lengua de quinto de primaria. “El verbo es dar a luz, mamá”

En una de mis escuchas clandestinas oí a mi madre hablar con La Wikipedia:

-       “El acto de dar a luz se llama parto"

-       ¿Ya está? Wiki ¡dame otra definición! (alzaba la voz enfadada)

-       “Parir es expulsar la hembra de los vivíparos el feto que tiene en su vientre”

-       ¿Cómo? ¡Que les corten la cabeza! Me gustaría ser la reina roja en el país de las maravillas de Alicia! ¿No figuran nuestras palabras?, ¿las tuyas y las mías, Wiki, que sabemos de esto?... y no las de…¡sabe Dios! (mi madre estaba indignadísima)

-       Por ejemplo (empezó a relatar más calmada): “Dar a luz es nacer a una estrella a la que nunca dejarás apagarse”.

 

…Y… ¿sabes Estrellita? Tu abuela tenía toda la razón.        

 

viernes, 4 de diciembre de 2020

01. Estrella fugaz. Gema Herráez Peñas

          Juana coincidía en su trayecto de ida y vuelta al trabajo casi siempre con las mismas caras.

           Pero esa tarde se rompió esa monótona secuencia. En la estación de Cruz del Rayo, ella entro en el vagón Juana advirtió su luz nada más verla.

          Era pequeña y menuda,su sonrisa de esas que irradian autenticidad. Tras mirar con desparpajo eligió sentarse justo a su lado.

         - ¿Sabes?, a mi me gusta mucho la música. Vengo de un concierto.  Mi padre me deja que vuelva sola a mi casa.

            Prácticamente no tomó resuello, contó su vida en dos estaciones.

         Yo salí en un anuncio de la ONCE. Es que vinieron a mi colegio y me eligieron a mí, porque saco muy buenas notas ¿sabes?

           Juana estaba fascinada con su espontánea verborrea.

          Quiero trabajar de ujier en el auditorio porque así puedo escuchar todos los conciertos. Y me voy a ir a vivir con mi novio, pero todavía no ¡eh! ¡Uy! Esta es la mía.

Se levantó con esa vitalidad que derrochaba dijo adiós y se bajó.

         Cómo decirlo, fue cómo si se apagara el vagón. Pero Juana dio gracias por haber sido testigo de esa estrella fugaz.

martes, 1 de diciembre de 2020

Diciembre: Ha nacido una estrella

No sé si sirve de algo alegrarse de que acabe el 2020, pero alivia pensar que se va por donde ha venido: por el tiempo, ese que fluye, que engulle, que olvida y nos recuerda que debemos estar despiertos para que no vuelva lo peor, las pesadillas pasadas. 

Hay que tener creatividad para inventar la vida, para vivir nuevas emociones, para sentir que somos únicos pero que todos somos personas. Por eso, necesitamos historias nuevas, que nos recreen, nos enseñen nuevos caminos, que adivinen nuestro destino y nos abran un camino entre la maleza. 

Y tenemos la grandísima suerte de estar en el lugar oportuno: en el blog de las microhistorias intensas, originales, creativas, deliciosas. 

Mientras afiláis los teclados, espero que tengáis la mejor Navidad de vuestra vida, que os sirva para coger carrerilla y empezar el nuevo año así, explotando de vida, como si quisierais crear una nueva estrella.  

Nos leemos. 

domingo, 29 de noviembre de 2020

10. Contra todo pronóstico. Valentina Velázquez

Me gustaba tanto…Tenía unos ojos que parecían de otro mundo, anaranjados, casi seductores; pelo blanco y labios sensuales; de piel nacarada, ejercía en mí un poder hipnótico, me apetecía tocarlo siempre; su cuerpo esbelto, pero con un andar a trompicones, llamaba mi atención…, hasta que me miraba, entonces perdía la cordura y entraba en pánico cuando susurraba con una poética romántica, versos picasianos.

Mis dudas surgieron porque lo conocí una noche a las afueras de la ciudad, bajando de una especie de campana de cristal, suspendida en una bruma plateada, pero como había bebido, decidí que no había oído que era saturniano. Así que una tarde decidí seguirlo después de nuestra despedida.

Salió a velocidad de vértigo y me costó alcanzarlo. A las afueras de la ciudad sólo me dio tiempo a contemplar cómo una corriente de aire lo succionó y en alguna parte del universo, con un destello de luz, desapareció.

Caí al suelo desplomada, llorando a moco tendido y con la dignidad de que fui capaz, recogí un puñado de arena y levantando el puño crispado, balbucí: “juro que nunca me volverán a engañar”. En aquél momento, como si hubiera llamado a las fuerzas de la naturaleza, un fuerte tornado me absorbió.

En un cielo atormentado, una neblina errante cogió mi mano, sus ojos anaranjados tocaron mi corazón y me sentí a salvo.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

09. Lo que no vivimos. Santa

Intentó recordar el despertar de los domingos con el olor del café humeante, lleno de burbujas de ilusión. Olor a pan churruscado, hecho por su amante, que inundaba toda la casa. No lo consiguió.


Imposible, en su memoria, sentir el jabón esparcido con las manos de ella por su cuerpo.


El virus prohibió los besos, y secuestró las sonrisas tras las mascarillas. Todo sucedió tan deprisa que nadie le dio importancia. Se fue perdiendo el contacto de las manos entre amigos. El paseo de los dedos por la piel amada.

 

Eso sucedió el primer año. Cuando todos querían olvidar viendo series, películas o payasadas en el móvil. Las noticias anunciaron la vacuna, todo iba a ser como antes.


Después de un tiempo pudo ir sin mascarilla, volvieron las fiestas de cumpleaños, los regalos de Navidad... los encuentros retrasados. 

 

Cuando intentó abrazar a su amigo, ambos se miraron sin saber que hacer. Disimularon y tras brindar con cerveza, se fueron pensando en entender qué pasaba.


En su hogar, frente al espejo, no conseguía trazar la sonrisa que tanto le gustaba a su pareja. Luego, desnudos en la cama; se miraron sin saber que hacer.

 

En la televisión, delante de ellos; Scarlet O´Hara lloraba.

sábado, 21 de noviembre de 2020

08. Cuando el viento me llevó. Belén Molina

Soy Yuca Baccata, estoy plantada en medio de ninguna parte, sin horizonte, con las flores resecas, sin posibilidad de escapar. 

Pasan las horas, las semanas y cuando siento que solo soy arena, llega un atisbo de viento. Un viento cargado de todos los abrazos que se quedaron en el aire, de todos los besos fracasados en los labios. Me alcanza, me envuelve y me diluyo entre ellos, con mis flores resecas. 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

07. La culpa es del viento. Antonio Nieto

Se conoce desde la antigüedad, que Eolo fue el dios del viento, y del que se cuentan muchas leyendas. Recientemente, se ha descubierto una inscripción en una roca de una cueva de Santander escrita en inglés, afirmando que ese dios estuvo casado con Ventolina, con la que tuvo tres hijos: Bonancible, Frescachón y Tifón.


Al parecer, Eolo fue un ser malhumorado que influyó negativamente en la vida de la Tierra, hasta que apareció su mujer, quien lo trasformó y aplacó su carácter. Fue justo en ese momento cuando un soplo de aire fresco de ideas cambió el mundo, e hizo que apareciera lo que llamaron El Renacimiento. Les sucedieron sus hijos Bonancible y Frescachón que influyeron durante siglos en continuos altibajos en la vida de los humanos.


A principios del siglo XXI ha reinado Tifón, el peor de todos, quien se ha hecho cargo de nuestro destino y, de repente, el planeta se ha llenado de virus y personajes poseedores de la “Verdad”, que nos pueden llevar a un punto sin retorno. Afortunadamente, la inscripción finaliza con un rumor sobre una tal Solidaridad que, al parecer, esta encandilando a Tifón.  Si esto es verdad, y tal y como hizo Ventolina con Eolo, es probable que haya esperanza de cambiar para bien.

lunes, 9 de noviembre de 2020

06. Otoño. Julián Rumbero Castro

¿Qué es el otoño abuelo?, preguntó la niña, que había mezclado el concepto traído del colegio con su propia idea. El hombre respondió sin prisa, hurgando en su memoria, y en uno de sus cuadernos de guata. En ellos fue colocando versos sin otro orden que sus sueños y deseos como quien guarda palabras, espejos de su memoria, en una estantería de papel. 

Le dijo que el otoño es el tiempo cuando muchos árboles lloran una alfombra seca y de colores, como los tapices de Oriente. Todos en la familia sabían de las ínfulas poéticas del abuelo vivo. El hermano de la niña, más grande, le recomendó que le preguntase a la abuela. Ésta le dijo que era así, que el otoño es el tiempo cuando la tierra de los parques y de los jardines se cubre con ese manto. Y entonces la Tierra vuelve a hablar porque cuando pisamos esas hojas secas que alfombran los días que se acortan, podemos oír las voces de los robles y de los arces. El abuelo vivo, que la oye, sonríe. Su sonrisa agradece que la abuela viva aún recuerde, sin melancolía, esos otros versos suyos que andaban en uno de los cuadernos que le mostró la tarde de la fiesta grande, cuando se conocieron. Y que el viento se llevó hasta que lo devolvía cada primavera con otras preguntas de ella, y luego de la niña hija y de la niña nieta.

domingo, 8 de noviembre de 2020

05. El viento que lleva, el viento que trae. Gema Herráez Peñas

         Ángela había estudiado antropología y aquel verano se trasladó a Extremadura para recorrer distintos pueblos y recoger testimonios para su estudio sobre medicina popular.

 

          Con su casete en mano grabó episodios que  describían las creencias, casi  supersticiones, arraigadas en sus habitantes sobre la salud.

 

         Comprobó que el agua era importante y casi tabú en el imaginario colectivo.

 

         Escuchó testimonios delirantes, como que alguna se volvió loca por lavarse la cabeza durante la menstruación.

 

         Pero nada comparado con los efectos del viento y los aires como los describían los lugareños. Había contactado con un informador en uno de los pueblos que la invito a ser testigo de un ritual relacionado.

 

         Se trataba de un hombre al que, mientras estaba sentado en la puerta de su casa, le dio “un aire”, según la familia, y se quedó como ido. Y la forma de curarle era ponerle en el mismo sitio día tras día, hasta que el viento que se llevó su cordura se la devolviese.

 

         Mientras observaba a aquellas personas esperando devotamente a que el aire le devolviese la razón al afectado se abandonó al pensamiento mágico: ¿y si el viento tuviera ese poder?

viernes, 6 de noviembre de 2020

04. Divino tesoro. Carmen Cardeña Hernández

El cataclismo debió suceder por la noche y Sofía Mendizábal ni se enteró. Siempre ha dormido como un tronco y, a sus sesenta y uno ni un diluvio universal le quitaría el sueño. Seguro que navegaría en su cama de Noé como  pasajera marmota.

 

Como decía, debió suceder por la noche pues por la mañana, como de costumbre, al despertarse, Sofía se puso las zapatillas y fue al cuarto de baño. Al encender la luz casi se mea del susto. El espejo le hizo percatarse del suceso.Quiso pensar, en un primer momento, que esa visión era producto de algún resquicio de la ensoñación nocturna y se ocupó de hacer lo que había ido a hacer antes de mojarse los pantalones del pijama. Al volver a ponerse frente al espejo con la esperanza de encontrarse a sí misma, volvió a reencontrarse con la vieja de antes.Las mismas rayas de cuaderno de una raya en la frente, las mismas patas de gallo, el mismo código de barras en unos labios que ayer no le hacían falta dibujar una permanente sonrisa para estirar los surcos.

 

El cataclismo de esa noche había afectado, también, a su geografía más apreciada. Monte Perdido a su derecha y la Maladeta a su izquierda (el alto Pirineo) eran un auténtico alud, perdiendo toda su altura y empezando a mirar hacia Etiopía. Más hacia el sur, había avanzado el Sahara. Apenas se apreciaba un pequeño oasis con pocas palmeras y un pozo que no conservaría por mucho tiempo ni la humedad.


Solo un cataclismo o, tal vez un tornado, pudo hacer correr tanto el tiempo. Ayer, los ojos de Sofía rebosantes del divino tesoro y hoy, es otra posibilidad, el tesoro puede andar en manos de unas jóvenes bucaneras sin pata de palo ni parche en el ojo.

jueves, 5 de noviembre de 2020

03. Dulces sueños. Alicia del Caz López

El huracán Henry había arrasado Lortown. La población pudo ser desalojada, pero la ciudad tendría que ser levantada de nuevo.

Inmediatamente todos los partidos acordaron cómo invertir el presupuesto destinado a la reconstrucción. Conseguirían una ciudad más humana, ejemplo de belleza y sostenibilidad. Lo primordial era proporcionar a todos los damnificados viviendas dignas enfocadas al autoconsumo energético; después se restringiría el uso de vehículos contaminantes, se pondría en marcha una red de transporte y de servicios públicos de calidad y se construirían amplias zonas verdes en todos los barrios.

Cuando Silvia se despertó en la colchoneta que tenían asignada al fondo del gimnasio, su hija le preguntó por qué sonreía. “Las mamás también soñamos”, contestó.

Más tarde, mientras desayunaban, daban las noticias en la pantalla que habían colgado del tablero de baloncesto. En el Congreso debatían la adjudicación de las ayudas. Algún partido de la oposición exigía más autonomía para sus territorios a cambio del voto positivo, otros solo hablaban de patria sin aportar nada, o simplemente veían una oportunidad única para destituir al Presidente y el Gobierno temía perder puntos en las encuestas. Los insultos de los diputados retumbaban en el gimnasio. Una vez más, los fondos continuarían bloqueados.

Silvia miró a su hija mojar las galletas María de ayuda humanitaria en el Cola-Cao y se dio cuenta de que, ahora sí, se había despertado de verdad.

martes, 3 de noviembre de 2020

02. Lo que el viento se llevó... aquel día. Cristina García Lázaro

Un día de invierno bajo un cielo gris y lluvioso, cuando estaba inmersa en mi peor pesadilla, tuve un momento de luz en el que pude ver todas aquellas cosas buenas, que, aunque pensemos que la vida es injusta y cruel en ciertos momentos también hay felicidad y diversión, que había disfrutado tras tantos años de convivencia con él. Y piensas si ha valido la pena todo hasta ese momento y para qué, te cuestionas la existencia y a dónde vamos y si en algún momento lo podré llegar a ver. Por mucha tormenta y tempestad, vientos huracanados y lluvias en barrosas que podamos pasar, hay que tener en cuenta que siempre hay que luchar por seguir hacia delante, por todos aquellos que queremos y los que tenemos a nuestro alrededor y que basta un simple acto que pueda ayudar a otro, para que sea motivo suficiente para continuar y afrontar viento y marea. Tod@s tenemos esa capacidad de lucha por vivir y por auto conectarnos para dejar pasar aquello que el viento se llevó sin olvidar y mantener en el recuerdo, de alguna manera, lo que deseamos y lo que vivimos en un momento dado.

POR MUCHO QUE EL VIENTO SE LLEVE LA ESENCIA PERMANECE, QUÉDATE CON ESO.

01. Genes. Rosa Molina

 Mi hermano nació poeta. Mamá me contó que, en el parto, la comadrona tuvo que sujetarle de un pie para evitar que se elevara como un globo. No se preocupe, dijo mamá a la asustada mujer, los poetas natos se distancian del mundo en cuanto nacen. Se lo digo yo, que soy hija y nieta de poetas.

Creció pegado a su cuaderno, mirándonos desde una nube solitaria plagada de palabras rimosas. Mamá, resignada, intentaba darle solidez ordenándole tareas mundanas, pero para él todo era etéreo, hermoso: el cubo de basura, la segadora. 

El día de su vigésimo cumpleaños, después de soplar sus velas, un fuerte viento entró por la ventana. Volaron el mantel, la tarta, nuestros pelos. Cuando logramos recomponernos vimos, alarmados, que mi hermano había desaparecido. No os preocupéis, nos dijo mamá para tranquilizarnos, eso es porque la naturaleza necesita sus palabras, y todos volvimos, inquietos, a nuestras mundanas vidas.

Al poco tiempo brillaba, en el escaparate de la librería, su primer libro de poesía: “La sintaxis del viento”. Luego vinieron muchos más. Entonces entendí que mi madre tenía razón, que no había que preocuparse, que ningún poeta es dueño de su talento.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Lo que el viento se llevó... en noviembre

Supongo que también vosotros habéis otoñado y sois de colores imposibles de describir. Estoy segura de que brilláis y que es inevitable que, allá por donde vais, la gente se resista a contemplaros. Los árboles perennes envidian a los de hoja caduca su capacidad para ser otros antes de desaparecer en el invierno, y piensan en ello mientras son los únicos testigos de su presencia callada en el bosque blanco y frío. 

Pero lo que nos diferencia de los árboles es que nosotros otoñamos para renovarnos en invierno. Nos replegamos en casa para leer, reflexionar, ver películas, charlar y hacernos querer. ¿No es eso lo que hacen los árboles caducos en la soledad del frío?: crecer por dentro.

Y, una vez más, nos gustaría leer las historias de vuestro otoño, antes de que el viento se las lleve.

Nos leemos. 

miércoles, 21 de octubre de 2020

07. Virus is in the air. Santa

Siempre iba hecho un pincel con su barba negra, densa, poblada, y esa mirada azul desafiante.

 

Tras años de ascenso en cargos públicos, fundó su propio partido a imagen y semejanza de su ego. Radical, católico, prepotente, patriótico, taurino, azote de gais y machista donde los haya.

 

Nos invitó para celebrar su éxito en las elecciones. Fui yo el que le advirtió de las calvas en su barba hasta entonces frondosa. Él me confesó que había tenido fiebre y síntomas del virus tras un mitin del partido...

 

- Ahora me siento raro...- 

 

-Explícame lo de ‘raro’. - Dije.

 

- No sé, he perdido esa rabia que siempre me acompaña y me hace actuar con valentía ante los que quieren destruir el país y minar las bases de la familia. -

 

Me quedé preocupado al verle meses después sin barba y con una camisa rosa a juego con unos pantalones verdes.

 

- ¿Te encuentras bien Santi? - le pregunté.

 

-Siiii, acabo de dimitir. Me he vuelto a separar. He conocido al amor de mi vida- Dijo con una voz suave y aterciopelada que me puso la piel de gallina incluida la mascarilla.

 

Ayer le vi irreconocible, maquillado y con pelucón; del brazo de un camerunés del mercadillo de solidaridad. Vestía una blusa con escote y minifalda fucsia totalmente depilado. No había perdido su sex appeal...

 

martes, 20 de octubre de 2020

06. Más voces quiero. Julián Rumbero

Será el aire de octubre, pensó Serafín. Arremolina las palabras de Antonio, Rosa, Alejandro, Belén y Alicia. Entonces grita ¡ojalá haya más voces! Como está solo en ese momento nadie puede acusarle de científico chalado. Al leerlos sonrió. Piensa que esas voces son el antídoto del silencio de las mascarillas que nos disfrazan.

Juan también está solo, porque Merche, su compañera desde hace muchos años, está intubada, boca abajo, inconsciente y sola. En estos tiempos, a Serafín le parece que todo el mundo está solo. Acostumbra a leer el blog de microrrelatos de la asociación donde colaboran estos vecinos. Debe ser como una comunión porque ausente la mujer parece que el hombre es incapaz de juntar dos palabras. Merche tiene sonrisa de mar y la de Juan le recuerda el perfil de una barca. Fue un microrrelato escrito al alimón pero en Adela no cree que lo sepan.

Pasó su cuarentena, dos PCR negativos y ya sale a por el pan. Es lo único que come y en el portal bromea con que tiene cara de hogaza. 

Serafín, cinéfilo de comedias y musicales, se apresura en bata y a lo loco, con las muestras en las probetas que centrifuga y jalea. Para llegar a tiempo al menos con Juan y vencer a ese déspota aun escabullido en los laboratorios.

Hoy trabajará más. Como sigue solo grita de nuevo. ¡A la orca la llamaré Adela y te tragará monstruito! Te perderás en el limbo. ¿Crees acaso que podrás con nosotros?

lunes, 19 de octubre de 2020

05. Con orcas y a lo loco. Belén Molina

Llevaba pocas horas a la deriva y mucho susto en el cuerpo cuando el mar me señaló una estela azul brillante. Aún no sé cómo, la alcancé y llevó mi barco a buen puerto.

Todo empezó por mi empeño en ir a ver una familia de orcas recién avistada. Era fascinante observar cómo los adultos enseñaban y protegían a su hijo. Las seguí durante días disfrutando de mi privilegiada soledad en su compañía hasta que tomaron mi embarcación por un animal torpe, ideal para enseñar a su cría cómo inmovilizarlo y no pasar hambre, mordiéndole la cola. Así se comieron el timón y me dejaron a la deriva.

En fin, nadie es perfecto.

jueves, 15 de octubre de 2020

04. Amor corriente. Alejandro Pozo de la Cámara

Con mi pareja actual hago mucho más el amor,  si comparamos con mi ex, el 1000%.

Compramos un huevo vibrador con mando para una cena romántica.

Antes de salir de casa nos enfrentamos al proceso de desembalar el aparatito que con el sistema blíster de las narices es casi imposible. De todas maneras, vi a mi pareja con  soltura al coger  el huevo y en un abrir y cerrar de ojos desapareció debajo de su falda. Puse las pilas en el mando y ella venga a decirme –“Prueba, prueba”-. Fue ponerlo en marcha y el pelo se le encrespó y los corchetes del sujetador saltaron y con el vestido parecía una menina. Se volvió a adecentar y nos dirigimos en coche hacia el restaurante.

En el primer plato apreté el nivel dos y ella empezó a poner morisquetas, de repente al coger los cubiertos cambió la cara a rictus, los ojos empezaron a moverse. Se veían los dientes rodeados del pintalabios bermellón que parecía el payaso terrorífico.

Noté su pierna debajo del mantel, pero fue una patada hipertónica y luego la vi en estado cataléptico, babeando por las comisuras mientras se la llevaba el Samur.

jueves, 8 de octubre de 2020

03. Vivir en los polos. Alicia del Caz López

Ayer, cuando Clara se miró al levantarse en el único espejo de su cuarto, se alejó para intentar verse completa, pues lo que veía le gustaba; y es que ayer Clara se levantó radiante, no podía evitar esa sonrisa ni esas ganas de bailar.

Cuando por megafonía escuchó la señal y salió al patio, hablaba exultante con todos: con Jaime, que la miraba ausente; con Laura, que repetía sin parar la tabla del siete… Daba vueltas sin parar mientras Raúl la perseguía intentando tocar su falda que, con los giros de Clara, se elevaba de felicidad. Al pasar al lado de María, que ya iba por la tercera de sus cuatro metódicas vueltas diarias al patio, la frenó en seco con un gran abrazo. 

Decididamente, Clara ayer tuvo un buen día.

Hoy, media hora antes del desayuno, se ha levantado esquivando su reflejo. Ha salido al patio obligada por prescripción médica, pero está encogida en un rincón. Jaime la mira ausente, Laura canta la tabla del ocho, Raúl toca la suavidad de su falda y María ya ha completado su primera vuelta.

 Y hoy todos ellos la echan de menos.

miércoles, 7 de octubre de 2020

02. Locuras de juventud. Antonio Nieto

Era joven; o sea insensato, sin prejuicios, alegre y sin ninguna gana de pensar en el futuro. Me encontraba estudiando en la escuela náutica de Cádiz, que ahora, tristemente, es un edificio vacío y en ruinas. Eran los carnavales y en mi pensión hubo una competición de disfraces entre cinco de los estudiantes nautas que coincidíamos en aquella destartalada casa. Los cinco debíamos disfrazarnos de mujeres y en la calle haríamos una encuesta sobre quién de nosotros podría pasar por una fémina.

Las mujeres de la pensión, incluyendo la dueña, nos maquillaron y prestaron algunos de sus vestidos, bisuterías y pelucas… Cuando terminaron conmigo y me vi reflejado en el espejo, me sentí, por primera vez en mi vida, una persona bella, lo que me dejó un poco perplejo.

Salimos a la calle y la encuesta comenzó con risas y gran algarabía entre los transeúntes con los que nos tropezábamos.  Manolo, mi compañero de habitación y yo obtuvimos las mejores valoraciones, pero, curiosamente, mientras el recibía más votos de las mujeres, yo los obtenía de los hombres. Al final ganó Manolo por un estrecho margen, pero lo que nadie supo aquella tarde, fue que tuve tres proposiciones de apuestos mozos para quedar esa misma noche. ¿Os preguntareis, si me presenté o no alguna de aquellas citas…?

01. ¡Con faldas y a lo loco....! Rosa Molina

Este planeta es extraño. El aire es denso y verde,  los árboles de acero, las manzanas de corcho, y la gente… ambigua. Unas veces parecen hombres, otras veces mujeres, depende de su intención, de lo que quieran de ti y de cómo lo quieran. Cuando discuten y se ponen violentos: hombres; cuando murmullan y sisean con aviesas intenciones: mujeres. A medida que hablan sus formas se diluyen y su corporeidad forma  los atributos sexuales que más les interesa. 


La única certeza absoluta es que sólo en su condición femenina tienen la capacidad de divertirse, crear, imaginar y decidir, porque sólo como mujeres pueden comprender en qué consiste la vida y pueden mostrársela a las nuevas criaturas a través de ritos y ceremonias que, en nuestro planeta Tierra, llamamos fiestas y bacanales.


Así que, como yo no tengo la facultad de cambiar de sexo con facilidad, decido rápido: me afeito la barba, me planto un vestido floreado y adopto una actitud afable y cordial, totalmente contraria a mi condición de guerrero galáctico. Los tacones impiden mi paso marcial, pero qué diablos, hay que saber adaptarse….


jueves, 1 de octubre de 2020

Octubre: Con faldas y a lo loco

Además de tener cuidado, es mejor no pensar mucho en todo esto que nos está pasando. Lo mejor es que nos arremanguemos las faldas y nos tiremos a vivir, locamente, sin pensar, pero con mascarilla, que una cosa es no pensar y otra ser una inconsciente. ¿No os apetece una experiencia loca?, ¿no queréis sentir que la vida os inunda de pleno y que todos vuestros sentidos explotan de felicidad? Pues nada, pongámonos a ello. Espero que este mes colaboremos todos, que ya es hora de leernos todos, que es tiempo de compartir experiencias, que es hora de contarnos cuentos hasta que podamos abrazarnos. 

¡Cuidaos mucho y vivid a tope!

martes, 29 de septiembre de 2020

03. Miedo. Alicia del Caz López

 Otra noche igual, sin ser capaz apenas de parpadear más de lo imprescindible. Nunca lo diré en alto si alguien me puede escuchar, pero incluso un tipo como yo necesita algo de luna para dormir al raso en la frontera de lo salvaje.

No soy capaz de mover las piernas, dormidas ya de aguantar la postura. Me da pánico el ruido de su roce con las ramas secas, los Sioux son de oído fino y quizás no anden lejos.

En estas noches oscuras mis oídos no descansan, y mis manos, tampoco: la izquierda siempre apoyada en el revólver, todos saben que soy el zurdo más rápido; la derecha, agarra con firmeza las riendas de Miss Copper para notar enseguida cualquier movimiento que me indique que debo montar. ¡Chica lista esta yegüa que aprendió a dormir de pie!

Cuando amanezca volveré a ser el cowboy duro y solitario que abre de un golpe y con orgullo las puertas del saloon. Pero hasta entonces, presiento una noche muy larga. Ya se sabe, al oeste siempre tarda más en salir el sol.