Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 23 de julio de 2018

03. El baile de las Hadas. Valentina Velázquez Hontoria

En la fiesta de San Juan, Tomás se adentra en el bosque a media noche. Siempre se para en un prado donde no crece mucho la hierba y los árboles están apartados; desde uno de ellos mira insistente, con ansiedad, queriendo ver algo.

Llevo cincuenta años persiguiéndolo, temiendo que pueda cometer una locura. Estábamos con la pandilla cuando Lucía desapareció, tenía quince años, y se había enamorado locamente de Tomás, como todas en algún momento de aquel frenético verano, de hormonas revueltas, vacaciones en la aldea y que señalaba el inicio de las fiestas de la comarca.

Así que este año lo seguí también, y a la luz de la luna llena pude ver como unas hadas y otros seres  bailaban y cantaban haciendo un corro de luces; en el centro estaba Lucía, igual de deslumbrante que a los quince, feliz; el tiempo no había pasado por ella. Recordé a mi abuela y sus historias acerca del solsticio de verano y el Anillo de Hadas.

Lucía salió del cerco al oír la llamada llena de esperanza sin fisuras de Tomás.

Me tembló el cuerpo y el alma al verla envejecer en un abrazo.

sábado, 14 de julio de 2018

02. El calor del verano. Marisa Laguna

El verano la estación favorita, el calor, echándolo  de menos durante todo el año. Uno de los mejores recuerdos  son los veranos  en el pueblo de donde es  mi familia,  “en un lugar de la mancha de cuyo nombre…..” yo si quiero acordarme  y no olvidarlo nunca. De pequeña soñando todo el año con el viaje y el despertar  por las mañanas en el dormitorio de la casa de la abuela. El calor, la siesta, el pueblo desierto hasta las diez de la noche que salían a sentarse en las puertas de las casas y cuando pasabas andando saludando  una tras otra a todas las personas  allí sentadas y respondiendo a:  “de quién eres?, tú no eres de aquí”,   pues sí lo soy, mis padres lo son y mis abuelos y aunque nací en Madrid llevo la sangre manchega del campo de calatrava por mis venas y en mi cabeza aquellos campos de tierra rojiza llenos de olivos y cepas de uvas.  Deseando que acabara el colegio para volver  allí y volver a ver la higuera gigante dando sombra al  patio entero y las Feria que empezaba el día 1 de agosto. 
Hay otra cosa igual de bonita que todo esto:  el mar, otro de mis amores, su olor, su color y el sonido de las olas. Los bellos recuerdos  siempre nos benefician y deben estar  bien sujetos a nuestro cerebro, ellos nos ayudan a pasar los momentos difíciles.

jueves, 12 de julio de 2018

01. El sueño de Crispín. Julián Rumbero Castro

En las fiestas de Santiago, Pegaso, Perdigón, Lucero, Pinta y Sueño galopan en la calle principal de Boal, el pueblo de la miel. Al chico le faltan nombres para los demás. Los jinetes se sostienen con la fuerza de sus piernas. Con una mano jalean a su babieca y con la otra empuñan un pequeño estoque de madera que intentarán deslizar dentro de un aro para ganar el color que eligieron. Los ojos del chaval sueñan con la carrera de cintas. Ni siquiera el Capitán Trueno se había visto en una semejante. Ni Crispín al que esa niña dice que se parece mientras le ofrece un pañuelo de gasa rojo que anuda en su lanza de caña. La audacia le vino cuando rozó sus cabellos recogidos en dos trenzas de oro. Luego subió a la grupa de un pollino y cabalgó apenas unos metros hasta coronarse con una corona de zarzas y las risas de su sueño que alcanzan esta mañana con el recuerdo de otro siglo junto a la ventana que da al mar. Ella coge la mano de su trovador. Él guarda su mirada en el pañuelo de gasa rojo de su cuello.

lunes, 2 de julio de 2018

Fiestas veraniegas de julio y agosto

Como siempre que coincide el día 1 del mes en domingo hay un pequeño retraso en la apertura mensual del blog. Espero que me perdonéis, pero los fines de semana aparco el ordenador y saco el coche, así voy ligera de equipaje.

Este mes tocan fiestas de verano. Recuerdo que, en mi barrio, se montaban los coches de choque, la noria y la verbena en un pequeño descampado y nos juntábamos todos los chavales a bailar y subir a las atracciones. En esos días nos dejaban estar hasta más tarde, porque estábamos cerca y, sobre todo, porque había tan poco  tráfico en esos tiempos que cruzábamos las calles sin mirar. Los coches venían dando tumbos por los baches y oíamos los amortiguadores antes que las bocinas. 

Además, en julio y agosto los días son largos, el tiempo bueno y la siesta enorme. Las mejores horas son las tempranas y los anocheceres, fresquitos y olorosos. Después de comer ni los pájaros vuelan, así que es mejor descansar para luego pasear o ir a bailar a la verbena con los amigos, para alargar el día.

Supongo que tenéis mil recuerdos, anécdotas, vivencias que queréis compartir y leer. Tenéis dos meses y podéis enviar todas las que queráis, ya sabéis que aquí estamos para leeros con gusto y publicar lo que queráis enviar. Animaos y animad a familiares y amigos y, sobre todo, disfrutad del verano porque el de este año será irrepetible y único.