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miércoles, 27 de junio de 2018

07. Sublime. Valentina Velázquez Hontoria


Cuando salí del instituto me sentí orgullosa de mí misma. En la clase de literatura había participado del comentario de un libro y al hablar había olvidado mi presencia física, era como si las palabras tuvieran un ente propio y fluían sin que yo las sancionara, fue un análisis buenísimo que, también a mí, me dejó impresionada. A partir de ese día se puede decir que me convertí en “popular” entre los llamados “intelectuales”, hasta me salieron novios y amigos que nunca habían reparado en mí, pues físicamente era del montón, tímida e introvertida. Aquel día, cuando llegué a mi casa, tenía la sensación de ser especial, que digo, excepcional. Pero como mi familia no comprendía el ser sublime en que me había convertido, llovieron codazos para que bajara de las nubes y pusiera la mesa como todos los días. Aterricé como un ser común que gozaba de momentos divinos en mi pequeña morada, espacio difícil de arrebatar cuando se ha encontrado. Por ahora me basta.

3 comentarios:

  1. No hay nada como la familia para anclarte a la tierra, jajaja. Muy bueno, Valentina, una anécdota que todos hemos tenido y que es divertida de recordar. Un abrazo.

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  2. Ja, ja. ya se sabe que la literatura no da pra vivir, pero lo importante es que cuando estabas en ese limbo eras la reina...besos

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  3. Yo gané un concurso de cuentos en el cole con 14 años...Claro que el nivel era muy bajo... En fins qué tiempos Valentina.
    El caso es que nunca se olvida... Verdad?

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