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viernes, 3 de marzo de 2023

01. Disco Mystery. Epífisis

Mis recuerdos más nítidos de aquella noche de verano en la playa pertenecen a mi sistema límbico.

Sobre todo, los olores de la arena mojada, el del fuego de campamento, los aromas del porro comunitario y el de mi chica.

He vuelto a recordar esos olores, todos, menos el de mi chica.

El sonido también lo recuerdo, el casette de los Beatles se fundió con nosotros aquella noche.

Gracias a mis amigos pude reconstruir aquella noche mágica.

El porro rulaba de mano en mano, la sangría estaba riquísima y las risas iban en aumento.

Nos bañamos desnudos, jugando a la pelota en el agua. Al poco rato dejamos de hacerlo y nos abrazamos, salimos despacio y nos tumbamos en las toallas.

No recuerdo nada más que su olor y la arena mojada y según me contaron, nos quedamos dormidos, nos taparon y nos dejaron en paz.

Me despertó justo cuando estaba amaneciendo, nos miramos, nos besamos y al darnos cuenta de que estábamos desnudos, nos entró vergüenza y nos tapamos.

Al despedirnos nos prometimos mil cosas, ninguna se cumplió y no la he vuelto a ver.

Cuando me cruzo con unos jóvenes fumando un porrete, algo de mí añora.

4 comentarios:

  1. Creo que el sistema límbico es el único que funcionaba en verano. Gracias a él la música, los sabores, los olores, las sensaciones, las vivencias se pegaban a nuestra memoria aunque hubiéramos fumado media docena de porros :-D
    ¡Qué tiempos aquellos! Muy evocador tu relato.

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  2. El sistema límbico también funcionaba en el instituto, entre clase y clase, sobre todo en los billares cuando faltaba algún profesor, jejeje. Yo también tengo recuerdos entre humos y sueños, y entre la clase de Historia y Latín. En fin, qué buenos recuerdos, Epífisis. Tan buenos como tu relato.

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  3. ¡Bendito sistema límbico! Sin él seríamos robots. Toda una alegría darse cuenta del talón de Aquiles del chatGPT.
    Muy chulo tu relato veraniego

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  4. Ay! Que recuerdos. Esos veranos con la pandilla, ese chico o chica que nos gustaba y que nos hacia vibrar. No existía nada más, solo la felicidad del momento. Amores , quizás, solo de verano pero de una intensidad que es difícil alcanzar de adultos.
    Muy bueno y evocador Epífisis .

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