He acabado con la enfermedad. Nunca me dieron muchas esperanzas. han sido tres meses realmente difíciles pero, ahora sí, se puede decir que he terminado con ella. Los vómitos han desaparecido, ya no siento escalofríos al atardecer, no me duelen los huesos y el tambor de la cabeza ha dejado de sonar. Me han quitado los cables y las sondas que me torturaban los últimos días y el miedo…, ¿qué os voy a contar del miedo?, que se agarra fuerte al pecho al notar un nuevo síntoma, que se expande en el cerebro más y más, hasta que no cabe nada más que miedo, más y más, hasta que explota y te revuelves intranquila, y te tienen que sedar. Los ojos, miedosos también, hacen esfuerzos en la noche para no cerrarse, como si respirar dependiera de que ellos se mantuvieran abiertos en la oscuridad. Todo eso ha terminado, hasta el miedo se ha esfumado.
Y ahora lo sé todo, sé que no hay más carne ni más luz, que no hay más cielo que el que sostiene las nubes, no hay premio, ni castigo, ni perdón, solo hay vida, mucha vida en las raíces de los árboles que me acarician, en el agua que arrastra mi polvo, en las hojas con las que el otoño me cubrirá.
Me gusta especialmente como pasas de lo concreto del primer párrafo a lo poético del segundo. Tengo que decir que, aunque ambos me parecen liberadores, el segundo párrafo es extraordinario y bellísimo.Es un poema en sí mismo.
ResponderEliminarCuando la vida se reduce a un cuerpo dolorido, enfermo, que te lastra en esta vida y no te permite ir más allá de él. Voy a copiar tu micro en mi cuaderno, voy a grabarlo entre mis notas para no se me olvide, para tenerlo en cuenta. Gracias, Alicia, como siempre.
ResponderEliminarTu magnífico relato me ha recordado el ejercicio que hicimos en teatro. Se trataba de hablar desde el corazón en el escenario, sin actuar; siendo uno mismo. Todos nos emocionamos cuando el compañero o compañera abría su piel y enseñaba su interior...
ResponderEliminarSabía que todos estábamos con ella. No estás sola Alicia.
Gracias a los tres, reconozco que me resultaba un poco atrevido hablar en este blog de este tema, viniendo desde alguien, afortunadamente y a día de hoy, con toda su salud intacta. Aunque, como supongo que nos pasa a muchos por aquí, viviéndolo en alguien muy cercano. Un abrazo.
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