No podía perderlos de vista y ese año tocó montaña. Los Dolomitas.
Los
gemelos se pasaron doce días juntos, inseparables y yo detrás de ellos. Si uno
subía, el otro también. A veces me daba por pensar qué sucedería si Tim subiera
y Tom bajara. Sí, Tim y Tom parecen nombres tontos, pero me gusta nombrar a los
gemelos con una sola sílaba y con, al menos, una letra sonora. En ocasiones
compongo piezas marciales al paso de la comitiva senderista. " Tim-
Tom-Tim-Tom..."
Cuando
los veía en el apogeo de las cuestas me parecía que Tim estaba más delgado que
Tom y que los pelos de Tim era más oscuritos que los de Tom que tenían tonalidades
cobrizas según les diera el sol. Sin embargo, se ensuciaban de la misma manera.
La tierra del camino les salpicaba con la misma intensidad y el sudor les
dejaba los mismos regueros serpenteantes.
Llevo
más de 10 años yendo detrás de un par de gemelos. (¿Qué “par “y “gemelos” es
redundante? ¿Seguro? Puede, pero continuemos que pierdo el hilo)
A la
vuelta de Los Dolomitas la empresa me dio una buena noticia:
- Sara, estamos contentos contigo. Al año que
viene se acabó lo de ser "guía escoba". En adelante serás La Guía
Titular (síiii, las tres palabras con mayúsculas porque quiero darles su
importancia. Estaos atentos, pero sin tanta gramática presente en vuestras
cabecitas de lectores implacables jugando al despiste del meollo) (Vale, vaaale…un
paréntesis demasiado largo, me temo). Bien, prosigamos. Decía que los de la
junta de dirección me ascendían y entonces yo les dije:
-Han sido muchos años esperando esta
oportunidad. Gracias. Solo espero no echar
de menos viajar detrás de un par de gemelos (esto no lo dije, solo lo pensé).
No sabía que había guías escoba, supongo que no estoy muy ducha en lo del senderismo. Sospecho Carmen que tu si lo estás por eso has descrito tan bien lo que supone ir detrás de un par de gemelos. Muy gracioso lo de ponerles nombres y también lo de romper la cuarta pared dirigiéndote a nosotros los lectores.... "implacables". Imposible ser implacable con un relato tan amable y cómplice. Gracias Carmen
ResponderEliminarMe has recordado a las excursiones que hacíamos a la montaña cuando mi hijo y sus amigos eran pequeños. Como no tenían miedo a nada, iban los chavales delante, en pandilla y a toda mecha, y nos obligaban a ir detrás de ellos vigilándoles y, cuando más nos acercábamos, más deprisa iban. Era agotador. La verdad es que era muy muy divertido. Pues nada Carmen, disfruta de ir en la cabeza del pelotón. Un abrazo.
ResponderEliminarPues va de relatos con chispa, muy ingenioso tu relato, Carmen.
ResponderEliminarSi te parece, me quedo yo con la vacante de guía escoba... Aunque voy a tener una limitación, yo nunca podré caminar viendo los gemelos de la fotografía. Ahí dejo un acertijo.
Jajaja. Quien sepa que tú sabes que no podrías caminar viendo los gemelos de la fotografía ¿es el fotógrafo o el guia escoba?. Respuesta con acertijo a tu acertijo. Jajajaja
EliminarQuizás porque sin los tuyos? 😂😂😂
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