La añoranza del amigo,
inunda de agua salada el cuerpo,
y en un acto de supervivencia pura;
consigo vaciar todo ese mar en un poema.
Unas palabras.
Un salvavidas que nos rescata;
a una isla de versos.
“Aunque fuera haya ruido
de máquinas que taladran
la piel,
como el asfalto de una calle,
y rompen los sueños más hermosos
de una madrugada solitaria;
yo sigo pensando en ti.
Ningún hacha afilada
por el tiempo gris,
en este verano seco y humeante,
podrá cortar los hilos
de las nubes de azúcar,
donde viajamos a escondidas,
hilos,
que nos unen a tiempos pasados.
No hay suficiente tinta roja
en este miércoles de agosto,
para tantas palabras
que quisiera escribir.
Y luego,
leer lentamente,
muy cerca de tu mirada cansada.
Palabras. Brillos de Luces;
pequeñas estrellas,
las mismas que refleja el río,
las mismas que flotan en la piel del mar,
mecidas entre las olas...
Eso es el instante que somos.
Destellos de miradas
unidos en la distancia,
que se ven,
en el azul de algunos días.”
Muy gratificante y hermoso toparme con tu isla de versos en esta mañana de miércoles. Gracias y saludos
ResponderEliminarGracias Carmen creo que tod@s hemos sentido el dolor de ese amig@ cuando en lo que iba a ser la mejor etapa, de una vida madura, se convierte en una pesadilla. Y te dices que ahora vas a estar más unido a tu amigo y compi de fatigas hasta el fin…Bs
EliminarÁnimo, es lo mejor que puedes sentir y transmitir. Estoy segura de que este poema le ha encantado. A mí mucho. Un abrazo fuerte
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