La vida es un viaje; hay que reconocer que, como metáfora, no está mal. Y los viajes están para disfrutarlos… ¡Vaya! Se me cayó otra al suelo, ¿dónde está? Son tan pequeñas…
Tengo que reconocer que hubo
un tiempo en el que lo disfruté como nadie, vaya que sí… La típica escena de
película siempre fue abrir un bote y a la boca; a la hora de la verdad hay que
ir una a una, otra caja y termino…
Pero hace ya mucho tiempo de
eso, tanto que apenas recuerdo la ilusión de programar el recorrido, ni el
vértigo ante los destinos desconocidos, mi piel ya no es capaz de sentir el frescor
de la hierba al tumbarme exhausta, ni el electrificado roce del amor… Hay que
triturarlo y disolverlo, así no hay quien lo tome…
Olvidé la risa y la sorpresa,
ahora todo es negro, gris oscuro si entra, por casualidad, algo de luz… Me voy
al sofá, no me quiero golpear….
Ya no soy capaz de disfrutar
del viaje… Un trago más, el último…
La muerte también es un viaje,
otra metáfora… Un viaje muy, muy relajante…
¡ Ostras Pedrín!...La exclamación es arcaica pero al terminar de leer tu relato es la que me ha salido por la sorpresa que me he llevado. Mi ilusa predisposición a encontrarme con relatos más o menos amables en los meses de verano ha impactado contra el hormigón de esos pensamientos para ese viaje.
ResponderEliminar¡ Cuánta dureza en el desencanto por la vida pero también cuánta naturalidad y orden en los preparativos para el último viaje! El personaje parece tener claro cual es su última parada.
Estupendo relato. No deja indiferente y queda el retrogusto como en el buen vino.
Me ha pasado lo mismo que a Carmen, que el final me ha dejado catatónica. Esperaba que estuvieras comiendo pipas, que se caen muchas, te lo digo por experiencia, y mucha, pero no esperaba el última viaje. Sorprendente. Genial, Alicia.
ResponderEliminar¡Uffff Alicia! Esto por si solo sería un comentario que resumiera lo que me ha suscitado tu relato. Pero lo voy a analizar desde una perspectiva semántica. Seguramente la palabra viaje nos sugiere, así a voz de pronto, pues eso viajar a otro destino, bien sea largo o corto o de ocio o por trabajo. Pero tu relato se refiere a otra acepción de la palabra en la que no pensamos cuando imaginamos un viaje. Lo importante en tu relato es como llega a ese viaje el o la protagonista. Y lo describes tan bien que provoca angustia y desasosiego. Pero viaje es, eso es innegable. Aunque espero que los tuyos hayan sido azules como el mar, anaranjados como un atardecer o verdes como un valle.
ResponderEliminarGracias chicas, es un gusto leer vuestros comentarios, al escribir ya con el final en la cabeza, no era muy capaz de ponerme en la cabeza de quien lo lee por primera vez.
ResponderEliminarGema, gracias por tus deseos; afortunadamente, este verano he tenido viajes con bastante colorido ;)
En ese viaje son otros los viajeros y a sus idas y venidas hay quienes los llaman recuerdos, gratitudes, promesas…
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