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lunes, 24 de enero de 2022

04. Lydia. Gema Herráez Peñas

            No soy muy de ir a los cementerios, pero mi madre insistió en llevar flores a la tumba de mi padre y mis hermanas no podían. Yo he de reconocer que soy algo escéptica y crítica con ese ritualismo de ir a las tumbas para adornarlas, limpiarlas e incluso hablar con los difuntos como si aún estuvieran vivos.

            Dejé a mi madre delante de la tumba de mi padre y decidí pasear. Iba curioseando y fijándome en las leyendas de algunas tumbas. De pronto le vi, era Jorge, el chico que iba a ver a Lydia cuando estuvo ingresada en el hospital. Lydia me dejó una profunda huella. Soy enfermera y la atendí durante su ingreso. Era, desde luego, un ser excepcional. Tenía    Síndrome de Down y con su entereza, su sensibilidad y su carisma me cautivó por completo.

 Entró y salió varias veces en el hospital llegando a estar realmente grave superándolo de forma increíble, hasta que finalmente se apagó. Le encantaba la música, que escuchaba en todo momento, y recuerdo las visitas de Jorge. Él también tiene Síndrome de Down. ¡Era tan tierno verlos juntos! Jorge le contaba a Lydia cosas del colegio al que iban. Y cuando no le dejaban entrar, porque estaba en intensivos, le mandaba audios que su familia le ponía para animarla.

            Me sentí intrigada al verlo abstraído frente a una lápida. Al situarme cerca le escuché hablar: “sabes Lydia, hoy a Julia la han castigado por insultar a Sonia y la profe le ha dicho que no va a salir en la función de Navidad.

¿Te acuerdas cuando tú hacías el papel de María? Seguro que lo ibas a hacer muy bien este año. Bueno, tengo que irme porque tengo que hacer las tareas. Me acuerdo mucho de ti y que sepas que sigues siendo mi novia, ¡eh!”

            Me quedé atónita y conmocionada. Era la tumba de Lydia. No tuve fuerzas para saludarle, tampoco sabía si se acordaría de mí. Me alejé de allí mientras las lágrimas resbalaban imparables por mi rostro después de aquella escena, irracional sí, pero emotiva, sincera y auténtica.

 

4 comentarios:

  1. La ternura de corazón nunca deja indiferente. Es más, tiene una fuerza que nos conecta con nuestra esencia más humana, nos hace vernos como seres dignos y merecedores de la existencia ( no quería ponerme filosófica pero no voy a rectificar). No importa si la enfermera está equivocada al no hablar con los muertos porque su sensibilidad y entrega está con los vivos.
    Me consta que es un relato que tiene mucho que ver con la realidad. Destila sentimiento y emoción. A mí la escena de Jorge hablando a Lidia sobre su lápida me ha dibujado una sonrisa tierna. Las lágrimas han ido por libre.
    Me ha encantado la historia, Gema y tu forma de contarla es una guinda que no empalaga.

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  2. Reconozco que soy de lágrima fácil, pero es que lo has escrito tan bien que no he podido, ni querido, contenerlas. Hay que dejar al agua, no hay que ponerle diques, y más cuando sabes que a Lydia siempre la va a querer Jorge, y que Jorge siempre será su novio, estén donde estén, pase lo que pase. En fin, sin palabras. Gracias, Gema.

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  3. Oooh... Qué bien retratas el amor con tus palabras Gema... Tanto que me faltan a mi para felicitarte por llegar a esos rincones del corazón...
    Bs
    Pd.- Llevo diez minutos intentando publicar...soy Rafa

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