Cuando acabes la dejas fuera, yo ya no puedo más, tengo los labios despellejados y doloridos.
Llevamos hora y media dale que te pego, nunca habíamos tardado tanto en terminar. Era demasiado tiempo sin darnos gusto y yo tenía muchas ganas de notar ese sabor saladito en mi boca, porque chupar la cabeza me encanta, aunque al final te cansas.
Y conmigo te has pasado, porque aunque sabes que es lo que más me gusta, al final la almeja me repite y con tanto limón, me escuece.
Me has mojado con ese percebe, anda termina y saca la basura.
Sentido del humor y doble sentido, sí señor. Unos entrantes perfectos.
ResponderEliminarFeliz año 2023
EliminarEstupendo tu relato con ese juego de dobles sentidos o , porqué no, de sentidos que confluyen en el territorio del placer. Genial epífisis.
ResponderEliminar¡ Felices y satisfactorias y placenteras comidas!
Feliz año 2023
EliminarY, como es cierto que las basuras de cada uno nos delatan, te aconsejo cerrar bien la bolsa antes de tirarla, no vaya a ser que se enteren los vecinos de semejante orgía ;)
ResponderEliminarFeliz año 2023
EliminarSí, señor, hay que darle gusto al cuerpo, que para eso está, para sentirlo, no solo para sentarlo. Te confieso que, cuando voy a Galicia, todos quieren ponerse a mi lado porque no me gusta el marisco y así se comen mi ración. Pero yo se lo cambio por el postre, que tonta no soy ¡faltaría más! Feliz Navidad, Epífisis. Un abrazo.
ResponderEliminarFeliz año 2023
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