El cura esperaba sentado en un sillón con la cabeza inclinada sobre la casulla de los oficios de Réquiem (*)
El cuerpo de Isidoro había aparecido tras 5 años de búsqueda inútil. Ya decían los vecinos que era una imprudencia dejarle deambular solo por la montaña.
Isidoro nació pequeño y medio asfixiado y su vida transcurrió sumergida en su mundo de silencio al que nadie se acercaba. Él solo miraba. No dejaba huella ni recuerdo. Todos los días se iba a la sierra por la mañana y volvía por la noche. Nadie sabía lo que hacía allí pero los niños sabíamos que iba a visitar el bosque y el río. Ellos sí le veían y le comprendían.
El día que no apareció su madre invocó a Dios y al diablo tratando de averiguar dónde estaba su hijo. Isidoro se cayó en un barranco y, sin haber llegado al fondo, ni siquiera las peonadas que pasaban por allí lo vieron hasta pasados 5 años.
El cura sabía que la espera iba a ser larga porque Isidoro, una vez más, se hizo invisible.
(*) Réquiem por un campesino español – Ramón J. Sénder
No sé Rosa si tu personaje será real o imaginado, pero en cualquier caso me alegra que visibilices a los Isidor@s del mundo que, aún pocos, dejan la huella que solo, otros pocos, perciben (como tú).
ResponderEliminarNo hay lugar a duda que el bosque y el rio ve y entiende de soledades.
Escribes, Rosa, como dentro de esa cuarta dimensión que conecta sensibilidades.
Ha sido un placer.
Gracias por tu comentario y la sensibilidad que reflejas en él.
EliminarBelén, si Ramón J. Sénder pudiera leerte, sentiría envidia, sana, pero envidia. Le habría encantado, como a mí, tu forma de escribir, describir, hacernos sentir tu texto. Y ese personaje, Isidoro, tan invisible, tan sensible, tan único.... Un placer leerte y, que conste, yo también siento envidia.
ResponderEliminarSoy Rosa, olvidé identificarme.
EliminarGracias por tu comentario Rosa. Me siento muy halagada por Carmen y por ti!
EliminarCreo que " Las Molina" se me han entrelazado en mi comentario. Belén perdón. Donde pone Rosa es Belén. Jajaja.
ResponderEliminarLa que ha liado Isidoro... Muy original y tierno Belén..Bs
ResponderEliminarSoy Rafa
Una historia triste pero en su tristeza has sido capaz de reflejar ternura y crear complicidad. Yo, al menos, la he sentido. Y desde luego es en sí un homenaje al diferente y a las dificultades a las que tiene que enfrentarse en un mundo insensible muchas veces a la diferencia. ¡ Enhorabuena Belén!
ResponderEliminar