Ahà estaban, los habÃa alcanzado pese a que los años y la barriga le ardÃan en la garganta después de la carrera. El brazo izquierdo sujetando su cuerpo agotado en un árbol, el derecho, apoyado sobre la estaca que cogió del puesto antes de salir tras ellos, la de deslomar espaldas de mangantes. ¡Qué cabrones! Lo que corrÃan… Pero él no se rendÃa, no sabÃan quién era Paco “el TestaMula”, no se habÃa ganado el mote sin motivos y, cuando ellos pensaban que le habÃan dado esquinazo, ahà estaba él, tomando aliento a su espalda. Cuando el pecho le dejó de bombear, apretó con fuerza el palo y se acercó despacio, con él en alto. Ahora los veÃa bien, los tenÃa a mano. Ellos estaban tan distraÃdos que no se enteraban. ¡Cómo estaban disfrutando los bribones! Sin pretenderlo, se le aflojaron los músculos del brazo, se le relajó la mandÃbula y, arrastrando el palo, dio media vuelta y volvió hacia el puesto de la plaza. Total, nadie pondrÃa en duda que, aunque los canallas ya no tenÃan la mercancÃa cuando los cogió, no se habÃan ido de rositas. Con Paco no se juega, eso bien lo sabÃa todo el mundo.
Todo el mundo sabe que los Testamula tienen que mantener la reputación a base de largas persecuciones y de ser bocachanclas después aunque, en el fondo, sean gentes de corazón generoso. Me alegra y me gusta como has dibujado a este personaje, el Testamula.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el hecho de que no pareciera que tu relato estaba basado en un cuadro porque esperaba detalles y descripciones pero tu no has hecho eso, si no que has creado toda una historia que les sucede a los personajes del cuadro fuera del cuadro. Muy original y con un personaje carismático como el Testamula.
ResponderEliminarMe gusta como empatiza el Testamulas con el disfrute de los crÃos, después de toda la carrera rabiosa, aunque tenga que mantener su reputación a salvó. MagnÃfico relato que nos muestra lo que hay detrás del cuadro.
ResponderEliminarPues a mà me parece estar leyendo El buscón, de Quevedo, o El lazarillo de Tormes, con esa magistral manera de situarnos en una escena de picaresca propia de... iba a decir de esas épocas, pero son de siempre. Una vez más, Alicia, me encanta lo que compartes.
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