Habíamos concertado una visita para ver el piso. Llevábamos ya vistos tres a cual mas decepcionantes. El agente nos abrió la puerta y nos hizo pasar.
Enseguida me llamó la atención un cuadro colgado en una de las paredes. Medía aproximadamente 45 x 50 cm. El marco de madera, de un color beige envejecido. No sé porqué me sentí atraída.
La escena mostraba un paisaje, no sabría decir si fluvial o marítimo. En la imagen, dos barcos un saliente de tierra, con un gran árbol y debajo de el una figura mirando el paisaje a lo lejos, el cielo y el agua parecían bocetos de una obra que aún estuviera por definir. Aún así el predominio del azul en distintas tonalidades daba una luz y una armonía final que resulta agradable a la vista. Recordaba al estilo impresionista pero su imperfección sugería que el autor no tuviera un dominio total del pincel, dándole un cierto aire infantil. Una R en la parte inferior de izquierda parecía la firma.
Seguramente pintado por alguien de la familia tenía un valor sentimental. “El valor es algo subjetivo” pensé e inmediatamente, deseé saber que historia encerraba aquel cuadro. Pregunté para sorpresa de mi pareja que me miró sorprendida.
- ¿Este cuadro, sabría decirme si lo venden y quien lo pintó?
- Casualmente conozco a los dueños. El cuadro lo pintó una hija que tiene parálisis cerebral de nacimiento y tiene movimientos involuntarios continuos. Pinta con la cabeza, bueno pintaba, con un aro en el que inserta el pincel. Por los efectos de su discapacidad ya no puede pintar. No creo que quieran venderlo.
Debió ver mi cara de asombro, porque verdaderamente estaba atónita. Desde luego nunca acabaría en un museo y su valor, otra vez el valor me suscitaba reflexiones, ¿como tasarlo? La historia humana de superación que significaba ese cuadro , hacia que su valor fuera incalculable.
- Se llama Rosa, por cierto.
- Gracias por contármelo.
No compramos el piso, pero nunca olvidaré el cuadro y a su autora Rosa.
Que bien se te dan las historias humanas. Que bien conduces el relato hacia Rosa. Primero el piso deja de tener interés porque lo que merece la atención es el cuadro al cual describes con total detalle y apreciaciones de extraordinaria observadora.Finalmente Rosa y su forma de pintar el cuadro brota con fuerza y adquiere el verdadero protagonismo. Me ha parecido maravillosa tu forma de contar la historia y la historia en sí misma.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen. Que resumen más acertado y como has captado lo importante del relato.
EliminarPor cierto, debe ser que al mandar el relato, el archivo yo lo tenía nombrado así, Relato de un valor incalculable. Pero realmente el título es "De un valor incalculable" Lo otro sería realmente egocéntrico. Jajaja. Siento el error.
ResponderEliminarPrecioso relato, cómo has sabido enfocar lo que realmente es importante. Ese divino cuadro
ResponderEliminarLas cosas ganan valor cuando sabemos su historia, o la historia de sus creadores. A veces, ese valor es incalculable, como el cuadro, como tu relato. Gracias, Gema.
ResponderEliminarBueno, Gema, pues esa "errata" le va de maravilla al relato, que es de un valor incalculable, sin lugar a dudas.
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