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jueves, 13 de mayo de 2021

05. La silla de ruedas. Gema Herráez

         Allí estaba, en el ángulo oscuro, como en el poema de Becquer, solo que no era un arpa sino una  silla de ruedas. Marga la miraba todos los días con cierto miedo desde que pasó a formar parte del mobiliario. Su orgullo le impedía verla como una aliada.


          Sus padres, muy hábiles, simplemente la dejaron ahí y dijeron “ya ha llegado” con una sobriedad  impropia de ellos, tan dados a una actitud positivista de la que hacían gala desde que tenía uso de razón. Aún recordaba  cuando  creía que las cigüeñas solo tenían una pata, porque las veía  erguidas sobre ella en su nido, y su madre le decía, ves hija ellas también son diferentes pero perfectas como tú. Cuando se enteró de que dormían así pero que tenían dos, ya  era lo suficientemente mayor para comprender y enternecerse con aquella poética mentira. 


         Por fin se decidió y una noche, mientras sus padres dormían, se armó de valor y, con gran esfuerzo, ayudándose con la muleta pudo llegar hasta la silla y sentarse en ella. A la mañana siguiente apareció en el salón conduciéndola con destreza. Sus padres solo dijeron, “ buenos días hija, ¿ Que tal has dormido?" Marga sabía que en esa impostada naturalidad se escondía el reprimido deseo de arrojarla flores. 

5 comentarios:

  1. Como en el libro de Juan José Millás,los objetos nos llaman.
    Tarde o temprano se produce la alianza.El arpa y la mano de nieve, la silla de ruedas y Marga, las gafas de cerca y yo...
    Me ha encantado ese inicio haciendo alusión al poema de Becquer, el personaje de la madre y su poética mentira sobre la única pata de las cigüeñas...en fín...como siempre, un cuento sobresaliente.

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  2. Siempre hace falta un poco de tiempo para conocerse, incluso en las mejores relaciones y esta tiene pinta de ser de las mejores. Me ha gustado mucho cómo lo cuentas, Gema, y muy buena la mentirijilla de la cigüeña.

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  3. Es mejor enseñar a defenderse que proteger, sin lugar a dudas. Buena lección de los padres: el valor debe salir de uno mismo. Las cosas nunca son lo que parece, mira las cigüeñas de una pata, y lo bueno es sacar la mejor enseñanza de todo ello. En fin, como dice Carmen, un cuento sobresaliente, como siempre. Un placer leerte.

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  4. Me ha encantado la forma de contar. Muchas sabemos, sobre todo en este espacio, que cuesta asimilar las pérdidas, pero no hay otra que asumirla, como Marga. Me gusta como empiezas y la poética mentira de la madre. Como dicen mis compañeras, sobresaliente. Un abrazo

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  5. Me ha gustado mucho tu relato. La mentirijilla de la madre que iguala a Marga con la cigüeña y le da confianza para usar la silla. Toda una lucha interior que cuentas con poesía e imaginación. Una delicia de relato.

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