Ese día, Sor Carmela estaba tan enfadada por vernos jugar con unos chicos al balón prisionero, que nos amenazó con el peor cuento de terror que escucharíamos en nuestra vida: “A las niñas que piensan en chicos, el demonio se les mete dentro, les retuerce las tripas y les vuelve el cerebro del revés hasta volverlas locas”.
Días después, escondidas en mi casa, mis amigas y yo pusimos el vídeo de una película que mis padres se empeñaban en esconder: El Exorcista. Entonces lo vimos todo claro.
Ni que decir tiene que, a partir de ese día, no volvimos a jugar con los chicos del barrio.
Que cortito y que contundentemente describe ese componente tenebroso que tiene la religion y muchos de los que la imparten. Efectivamente cuantos niños y niñas que estudiaron en colegios de monjas o de curas sufrieron con aquella perspectiva de la vida y, sobre todo de la sexualidad, represiva y castrante.
ResponderEliminarEran verdaderos cuentos de terror.
Gracias Rosa por tu relato.
Con monjas o sin ellas, se nos introdujo La Bicha dentro a fuerza de patrones, todos limitantes que, incluso, al llegar a adultos siguen rigiendo nuestras vidas llenándolas con toxicidad, temores, miedos, culpas, envidias, rencores...
ResponderEliminarLa bicha nos habita jugando al camuflaje. A veces uno mismo no se da cuenta pero los demás sí porque sufren sus consecuencias. Pero somos exorcistas de nosotros mismos gracias a que disponemos cada uno de nosotros de nuestra propia caja de herramientas de exorcista experto. Solo tenemos que querer aprender a manejarlas; darnos cuenta y desear que La Bicha salga y nos deje vivir en paz.
¡Vaya parrafada! Pero, Rosa, es que tus textos; cortos o largos me evocan emociones desencadenantes de este tipo de reflexiones. Lo bueno de escribirlas es que no tenéis obligación de leerlas. Jajaja
No se lo que es la bicha, que si dentro, fuera. El relato, Rosa muy bueno.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios y gracias, Carmen, por tu tesis doctoral, jejeje. Es verdad que los que estudiamos con monjas o curas tenemos más claro lo que NO queremos aplicar en nuestra vida que la senda por la que tirar. Y eso también es importante. Evita pérdidas en senderos farragosos.
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