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sábado, 30 de julio de 2022

03. James y el infinito. Gema Herráez Peñas

         James emprendió su viaje, un viaje para el que se había estado preparando  durante 10 largos años. Equipado con la más puntera y compleja tecnología sabía que tendría el reto de superar a su antecesor, Edwin. En la soledad de aquella inmensidad que era el espacio, a un millón y medio de kilómetros de la tierra, James comenzó su meticulosa observación y recopilación de datos. Su objetivo principal era explorar los confines del universo. Edwin ya había descubierto parte de ese universo: acantilados cósmicos, nacimiento de estrellas, galaxias interaccionando entre ellas... Pero él estaba cualificado para sumergirse aún más en la profundidad del espacio. Esperaba encontrar los elementos que crean la vida.

         Y su estreno no pudo ser más productivo. Obtuvo la imagen más profunda conocida del cosmos. La euforia cuando la recibieron en la tierra fue máxima.

         James estaba cumpliendo los objetivos. Realizaba su meticulosa tarea de la manera más técnica y profesional posible. Descubrió un exoplaneta en el que la evidencia de agua fue también celebrada con regocijo. Su estructura soportaba, sin ningún problema, las gélidas temperaturas y todo funcionaba a la perfección.

         De pronto apareció ante él una imagen que hizo que su complejo y peculiar conjunto de espejos  para captar la luz infrarroja se desplegara como la cola de un pavo real cuando pretende mostrar todo su esplendor.

         James recibió toda aquella luz que desprendía aquella enana blanca que había viajado nada menos que 2000 años luz para seducirle. No importaba que él fuera un satélite y ella una estrella moribunda. Sabía que nada de lo que pudiera descubrir superaría la magia de aquel instante.

         Quizás algún ingeniero en la NASA no pudo evitar pensar al ver aquella maravilla que, tal vez, tan solo seamos polvo de estrellas y luz hace millones de años extinguida.



5 comentarios:

  1. Tu relato tiene aventura espacial, historia de amor, reflexión existencial, una imagen preciosa y un estilo literario que brilla por sí mismo ¡Qué más se puede pedir!. Lecturas así dan toque de sabor al verano. Gracias Gema.

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    1. Gracias Carmen. Es estupendo cuando a través de lo que escribimos conectamos con quienes lo leen y lo comprenden y lo analizan tan certera y generosamente como lo haces tú.

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  2. Veo que a ti también te fascinan las imágenes que envía el James Webb. Son alucinantes y una oportunidad de oro para mirar lo que hay fuera de nuestro patio, la Vía Láctea. Quién sabe lo que encontraremos. Mientras, me quedo con tu relato. Feliz verano

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  3. Siempre me ha fascinado es espacio Rosa y ahora, por supuesto, sigo ávidamente todas las imágenes que envía James. ¡Como quisiera ir abordo y ver todas esas maravillas! ¿ No es fascinantemente paradójico que veamos la luz de estrellas y galaxias a miles de años luz y ya extinguidas?

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    1. A mí me parece increíble todo esto, saber y comprobar que el universo es infinito y verificar el pasado y el futuro en ese enormísimo espacio. ¡Oye, igual estamos a tiempo de sacar billetes para el próximo telescopio tribulado!

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