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lunes, 27 de septiembre de 2021

05. Mi pueblo, mi infancia. Epífisis

Las brasas en la chimenea crepitan y de vez en cuando suena un chasquido y un punto de fuego salta a gran velocidad y rebota contra los ladrillos.

Estoy sentado en la silla bajita de enea y mis pantalones cortos dejan ver las cabrillas que adornan mis piernas, gracias al brasero de la mesa camilla.

Hace frío y la noche avanza, las sombras de la chimenea y de los candiles de aceite se unen y dibujan en las paredes sombras que a veces parecen garras del Sacamantecas.

Tengo miedo, se acerca la hora en la que tenga ir a la cama.

De repente mi padre se levanta, tira la colilla de ideales al fuego, bebe del botijo y según sale por la puerta me dice, a la piltra.

Cojo un candil y me dirijo por el pasillo hacia el dormitorio, las sombras me rodean y me siguen, por delante un halo de luz que se aleja y entre mis piernas pasa el gato marrón que ha entrado por la gatera y casi me hace caer.

Entro, me desnudo y me pongo el pijama mientras mis dientes castañetean sin poder controlarlos.

Las sábanas están frías, casi húmedas y cuesta meterse entre ellas pues el peso de las mantas y de la colcha, deja poco espacio para moverse. El candil lo pongo en la mesilla pues falta la visita de mi madre.

Llega, se sienta en el borde y me arropa, colocando el embozo casi hasta los ojos, me besa y rezamos, me besa y se va.

 

6 comentarios:

  1. Me has recordado a mi madre, a su vida sin electricidad, a sus visitas al pozo o a la fuente para coger agua, a la oscuridad que rodeaba sus noches. Y a la importancia de la palabra, de las historias contadas, que acompañaban y encendían la imaginación. Mi madre cogía aceitunas desde que era pequeña, como todas su familia y todo el pueblo, y se sentaban todos alrededor de las migas a contar historias. Solo la palabra hacía de wifi, les conectaba a todos. Gracias por recordármelo, Epífisis. Es un placer leerte.

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  2. Rosa, si hablas de migas pude ser que tu familia sea extremeña.
    Un beso.

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  3. ¿Qué tendrán las chimeneas que siempre traen tan buenos recuerdos? A mi me hipnotiza sentarme enfrente mirando el fuego

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    1. Tienes razón, Alicia, podías pasarte la tarde absorto mirando.
      Un beso.

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  4. A mí también me castañeteaban los dientes de camino a la piltra por el largo pasillo que separaba el cuarto de estar( el único lugar con calor humano y brasero eléctrico) y mi dormitorio. A mí también me comprimían las mantas y me traían pesadillas de bocadillo de choped con demasiado pan para una loncha tan fina aprisionada e indefensa.
    Las historias de la niñez siempre son evocadoras de otras muchas infancias...y se agradece volver a ellas de vez en cuando con sus luces y sus sombras. Gracias.

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  5. Carmen y los ruidos por debajo de la cama e ir a mear al corral con animales, quéee.
    Un beso.

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