Se preveía una buena cosecha en la que los insectos ya estaban
celebrando su buena "empachona" con el trigo, pero algo inesperado
ocurrió aquella primavera, la gran astucia de un niño consiguió que
todas las cosechas del valle pudieran ser recolectadas sin
ser devoradas antes por los insectos, cuál fue la sorpresa de estos
cuando vieron llegar a todos los aldeanos con unos raros instrumentos
fabricados a mano y que les iban a ayudar a recoger todo el trigo de
manera rápida y eficaz, evitando de esta manera incursión
de los insectos, los cuales se vieron obligados a ser expulsados del
valle y a buscar otras zonas donde apostarse. Sorprendentemente ese año
ganó la batalla el pueblo aldeano que pudo disfrutar de una buena
cosecha de trigo para poder sobrevivir el duro invierno.
...
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Siempre me ha parecido difícil abogar por los insectos cuando hay que elegir entre éstos y las cosechas.
ResponderEliminarSupongo que los insectos, como los humanos,aportan a los ecosistemas tantos perjuicios como beneficios.
Me quedo con la intriga de como serán esos "raros instrumentos" y no he podido evitar empatizar con los insectos y sentir la frustración de tener que renunciar a la suculenta "empachona". Supongo que todo es cuestión de equilibrio, cuando este se altera siempre hay quien sale perjudicado.
ResponderEliminarEl ingenio puede salir de las cabezas que menos esperas, como de la de un chiquillo, en este caso ;)
ResponderEliminarUna hoz y una guadaña es lo que usaban mis abuelos para segar... qué tiempos...
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