Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

domingo, 22 de septiembre de 2019

05. El calcetín rojo de Papá Noel. Antonio Nieto

Ahora que soy mayor y han pasado muchos años, puedo revelar el secreto del calcetín rojo de Papá Noel que tengo en casa. Yo era una niña, no más de siete años, cuando decidí esconderme una noche, detrás del sofá del salón con chimenea de la casa de mis padres para encontrarme con Papá Noel.

Todo salió como esperaba y cuando este bajaba por la chimenea con su saco, uno de sus calcetines se enganchó en un clavo que teníamos para colgar el soplillo que avivaba las ascuas y se le salió del pie junto con el zapato derecho. Comenzó a decir cosas incomprensibles y fue entonces cuando salí de mi escondite.

- ¿Quién eres tú y qué haces aquí?, me dijo malhumorado
- Soy Julia y quería conocerte.
- No deberías verme. Ahora ya no puedo darte un regalo de los que te traía en el saco.
- No importa solo deseaba saber si eras de verdad.

Papá Noel me miró con cariño y me dijo que me regalaba el calcetín rojo que colgaba del clavo de la chimenea

Tómalo es para cuando seas mayor de edad; contiene dos deseos que se harán realidad al ponértelo, pero ten cuidado que los deseos se cumplen y no podrás arrepentirte. Después, si quieres, tienes que dejar treinta años para contarlo: es el procedimiento.

Me casé con un hombre celoso, violento y maltratador del que no podía alejarme por miedo. Recordé entonces mi calcetín, me lo puse y pedí estar soltera de nuevo.

Sorprendentemente, aquello funcionó y me vi en un pequeño apartamento con mis cosas. Sin embargo, había olvidado en mi petición que me acompañara mi hija Paula y aquello no lo pude soportar. No podía usar el calcetín y volver con él, pero tampoco estar sin Paula.

Así que lo denuncié. Le metieron en la cárcel y me dieron la custodia de Paula. El deseo restante lo usaré para ayudar a otra mujer.

2 comentarios:

  1. Inocencia, combatividad y solidaridad. Muy buena combinación la de tu relato, Antonio!
    Un beso grande,
    Belén

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué bien aprovechado ese deseo contra la violencia MACHISTA!
    Un beso, Antonio

    ResponderEliminar