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miércoles, 11 de septiembre de 2019

02. Red. Santa



Santi se había separado la semana pasada. Tenía cincuenta y tres otoños y ganas de vivir sensaciones nuevas; estaba encantado con su cita del viernes.

Había llegado puntual al pub Red. Allí estaba Cris una mujer de cincuenta y siete que conoció en la web de contactos Date X. Delgada, ojos grises, un body violeta.

Ambos con antifaz, para guardar anonimato. La entrada a la sala vips-x cien euros. Allí se encontraban juguetes copiados de ‘Cincuenta sombras’.

Ella se ofreció desnuda atada a una X gigante y pidió que la sacudiese con una fusta en la espalda… y más abajo. Santi no entendía que causase placer; pero no había llegado tan lejos para echarse ahora atrás.

Cambiaron de rol y allí estaba él: atado de pies y manos en pelotas, con sus calcetines puestos, esperando que la otra le sacudiese con un látigo de cuero; quería impresionarla. Había una palabra de seguridad ‘RED’ que paraba en seco la sesión.

El primer latigazo le puso el corazón a cien, ella manejaba el látigo con soltura. Pensaba aguantar hasta que se diera por satisfecha. Cris, lejos de suavizar el castigo; iba animándose cada vez más.

No fue buena idea dejar a Cris que le pusiera una brida con embocadura en la boca.

El lunes su señoría, el juez Santiago Calatrava Vázquez, despachó en quince minutos el juicio pendiente, para ir a la clínica, a curar las heridas de su ilustre trasero y guardar este episodio en el fondo de un calcetín rojo.

4 comentarios:

  1. Jejeje, su señoría no vuelve a una web de contactos hasta asegurarse de que hacen yoga, relajación o meditación. ¡Menudo papelón! Divertido relato, Rafa. Un abrazo.

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  2. Esta gente de las altas esferas... 😏
    Un abrazo Rosa

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  3. Las dobles vidas de los ilustrísimos, qué poco lustre tienen.
    Un beso.

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  4. Ja, Ja . muy bueno e imprevisible Rafa. Me pregunto si el juicio pendiente fue a favor del desfavorecido por las prisas o al contrario...

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