Miro cómo se retuerce la gata de
mi tía. Veo su pelo erizado, su gordinflona barriga de mascota mimada, la
lengua asomando entre sus colmillos. Nunca he visto morir a nadie, menos
envenenado y me entristece que se hayan olvidado de ella. De repente se queda
quieta y, para mi sorpresa, aparecen uno, dos, tres, cuatro y cinco gatitos que
ella lame cuidadosamente y acerca para que mamen. Es el primer nacimiento que
veo y no se parece en nada al belén del salón, no hay ni mula ni buey, solo yo
y mi abuela que, adormecida por la tele, no se entera de nada, ni siquiera de
que toda la familia, después de cenar las setas, se ha marchado a toda
velocidad alarmada por los dolorosos retortijones de la gata, que había devorado
su parte antes de que ellos se sentaran a la mesa. A mí nunca me han gustado las
setas. ¡Ya verás qué sorpresa cuando vuelvan del hospital!
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Divertida cena, de las que nunca se olvidan, jeje. Como me gustan las setas, yo me hubiese perdido ver parir a la gata, enternecedor. En pocas palabras has escrito un imaginativo relato y nos has mantenido en suspense hasta el final. Me encanta. Un abrazo y Feliz Navidad.
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