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jueves, 31 de marzo de 2016

08. Pequeñas cosas. Pilar Santos Adrados

Había una vez un lugar que podía ser en cualquier lugar, de un tiempo que podía ser cualquier tiempo, cuando la felicidad quedó encerrada a cal y canto dentro del paraíso. En este lugar de cualquier tiempo nadie encontró las llaves para liberarla. La gente empezó a deprimirse, decían que alguien tendría una llave con la famosa clave del abra cadabra pata de cabra, por que muchos disfrutaban de la felicidad, y ellos no la conocían. Pero cierto día, a ese lugar llegó una noticia sin saber quién la enviaba ni porqué. Era algo que el aire puso en manos de Galiano. Cuando éste leyó la misiva, reunió a toda la gente de la comarca para decirles que sabía donde se vendía la felicidad. Desconfiando de Galiano, apodado el Galimatías, que por su lenguaje oscuro y confusión de ideas era un poco mentiroso, decidieron volver cada uno a su lugar.
Galimatías  les recriminó su manera de proceder, diciéndoles que si no lo creían volvieran cada cual con su macuto y le siguieran. Caminaron leguas y leguas. Fue un camino tortuoso y lleno de baches hasta llegar donde se vendía la felicidad. “Podéis ir preparando vuestros macutos para guardar en ellos lo que os corresponda”, dijo Galimatías. Una expresión de aturdimiento se produjo en cada uno de los asistentes cuando un portero les indicó que pasaran al fondo del recinto, donde esperaban llenar sus macutos. Un personaje aconsejaba depositarlos sobre pilas y pilas de macutos llenos de moho, y les dijo: “Nada es importante, nada es insignificante. La felicidad que buscáis, según las circunstancias, está dentro de vosotros. Es la paz interior, la paz en cualquier lugar, el amor sincero, la sonrisa de un niño, el aroma de una flor, la lealtad de un buen amigo. Pequeñas cosas, que os darán la felicidad, por un rato, por una temporada. Pero no olvidéis que todo en esta vida es efímero.

3 comentarios:

  1. Bello cuento con el que he disfrutado leyendo Pilar. Me encanta tu imaginación. Un abrazo

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  2. Pilar, me ha encantado tu fábula... al estilo de Esopo! Bueno, en general me gustan muchísimo tus relatos. Un beso

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  3. Tú sí que tienes una llave del abracadabra, pata de cabra, con esos cuentos tan estupendos que nos escribes y que tanta sabiduría encierran. Un placer volver a leerte. Espero seguir haciéndolo. Un abrazo.

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