Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

domingo, 24 de agosto de 2014

03. Explorando. Valentina Velázquez

Otro año viajando a la aldea de Lugo, en el coche de la crisis. Cuando llegamos a la casa de los abuelos, ¡el jardín era una selva!, decían mis papás. Yo me adentré en ella presintiendo una aventura. Soplaba el viento, que casi me tira corriendo tras una vacaloura. Parecía más grande y era torpe volando. ¡Quizá se había transformado como el jardín! Como…

De pronto me vi rodeado por altas hierbas que no me dejaban ver. Seguí andando y di de morros con algo grande, rugoso, fuerte. Lo abracé para no caerme, y mis manitas no abarcaban semejante pie, ¡era más grande que el de papá! ¡Será un gigante!, pensé. Miré hacia arriba, y un inmenso techo verde me cobijaba del viento que se oía bufar afuera. ¡Estaba a salvo! El gigante tenía unos enormes brazos, llenos de dedos verdes que me acariciaban en un vaivén dulce y amoroso, como cuando mamá me dice: “no te preocupes, cariño”. Tan suave…

-¡Hugo! ¡Hugo!-, oía, mientras apartaba las hormigas que subían por mis piernas.

Por fin mamá me encontró, y en sus brazos podía verlo todo. ¡Estaba al lado de casa! ¡Y el gigante era un castaño!, según mamá, claro. Ya empezaba a saber que algunas cosas no eran lo que decían… 

2 comentarios:

  1. Veo que tu imaginación es ilimitada y te veo haciendo cuentos para niños, y si no al tiempo. Estupendo micro. Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Antonio. Me alegro que te guste. Un abrazo

      Eliminar