¡Uuffff, por fin en casa! Home Sweet Home. Viajar tanto, es lo que tiene; que aprendes idiomas.
Yo sabía que un viaje con dos escalas era muy arriesgado. Pero como a mí no me hace caso nadie…
Madrid – Frankfurt –Moscú - Hong Kong. En Frankfurt todo salió a la perfección. Los alemanes cumplieron con su fama de buenos organizadores.
Pero en Moscú llegó el caos. Deberían declarar el vodka como arma de destrucción masiva. Me subieron a un avión que no era el mío, cuando se dieron cuenta del error, ya era tarde y no había otro vuelo, entonces al único empleado del aeropuerto, que tenía prohibido el alcohol por prescripción facultativa, se le ocurrió llevarme en tren a una ciudad desde la cual salía un vuelo de madrugada a Hong Kong.
En el traslado me caí y mi piel se dañó. Ubicada en el tren, conseguí unas horas de sosiego.
Otra vez a embarcar hacia mi destino, para comprobar que allí no había nadie esperándome. Di muchas vueltas por el aeropuerto y nada, así que me devolvieron a mi lugar de origen.
Y aquí estoy con mi familia, el trolley, el bolso de mano y el neceser, todos juntos en el altillo del armario.
Genial como siempre, Juanjo. A mí una vez me perdieron una maleta volviendo de Roma. El de reclamaciones del aeropuerto se partía de risa cuando le dije que era de la marca Tachi. Y es que los chinos no venden maletas de fina piel como la tuya. Un saludo, Victoria.
ResponderEliminarA NUESTRO JUANJO LE SOBRA IMAGINACIÓN. SEGURO QUE ESTE RELATO SE LO HA INVENTADO PORQUE UNA VEZ NO LE DIERON UN BOCATA EN EL AVIÓN Y HA ESCRITO ESTPO EN REVANCHA.EN CUALQUIER CASO MUY GRACIOSO.
ResponderEliminarHay días que es mejor no salir de casa, aunque te propongan un gran viaje. Es divertido, aunque no para la protagonista, jeje. Un abrazo
ResponderEliminar