06. Detrás de la Luna. Valentina Velázquez

Había desaparecido.

Se había convertido en una habitante del otro lado de la Luna. No sabía porqué pero le brindaba una protección necesaria en aquel  momento. No hubiese podido brillar como el Sol, ni perseguir diminutas estrellas en el cielo, dicen que estelas de un tiempo ya desaparecido, como los recuerdos del pasado que hacían mella en ella.

Pero las estrellas llamaron a la puerta de la Luna y tuvo que salir a recibirlas. La contaron que había tres Reyes Magos un poco despistados. Al verlos aparecieron los recuerdos remotos de la infancia cuya calidez la reconfortó.

Claro, ¡era Navidad! Pero..., efectivamente, estos Magos estaban un poco locos.

Al acercarse a ellos vio que estaban inmersos en un remolino estelar. Las estrellas se habían saltado todas las normas del Espacio Cósmico de tal forma que chocaban entre ellas y cada vez se cabreaban más.

Habló con la estrella más brillante y principal: el Gran y Deslumbrante Sol, que le ayudó a recomponer las fuerzas cósmicas. Y el equilibrio volvió a todos, incluso a nuestra habitante de la Luna, que por fin brilló con luz propia y se convirtió en un cometa de larga cabellera, con una cola enorme y deslumbrante. Tan deslumbrante,  que a medida que avanzaba, su estela de polvo caía en pequeñas lucecitas convirtiendo en magos y magas a todo aquel que alcanzaba.

Ahora entiendo, se dijo, porqué llegan los regalos a todos los hogares del mundo.

Y una amplia sonrisa iluminó su cara.