Recuerdo con alegría, un cumpleaños de Vicky, la enferma de ELA a la que visité durante tres años. Era presumida, le gustaba lucir prendas de colores y olía a un perfume exquisito que me gustaba y que creo se llamaba Eau de Roches.
La enfilación de los astros había hecho que mi señora esposa y Vicky nacieran un mismo día en diferentes años: un 14 de abril.
Al tener que comprar dos regalos y mi falta de imaginación para estas cosas, opté por dirigirme a El Corte Inglés y pedir consejo a una de las dependientas de la sección de perfumes.
Me atendió una guapa joven que no pasaría de los veinte tres años y a la que se le notaba su inexperiencia. Después de un buen rato de buscar la marca que deseaba, me comunicó que solo tenían un frasquito en ese momento, pero que me podría dar otro de otra marca igual de buena. Me enseño unos cuantos perfumes, pero ante su insistencia, no me quedó más remedio que decirla: “Señorita aprecio mucho su consejo, pero necesito los dos frascos de la misma marca, porque uno es para mi mujer y el otro para mi amante y debo oler igual cuando dejo a una y me encuentro con la otra., lo entiende?
La chica palideció y me miró azorada, como si se hubiera topado con un pervertido. Cuando les entregué los perfumes a mis dos queridas mujeres, les conté, entre risas, lo sucedido, pero debo decir que no les hizo gracia.
¡Pues a mí sí me ha hecho gracia, y mucha! Imagino a tus dos mujeres mirándote como con microscopio, como queriendo ver dentro de tu alma si ese argumento era broma, jejejeje.
ResponderEliminarEstás hecho un Brat Pits ... Antonio. Cualquier día vas a salir en los escándalos de Salsa Rosa... Un abrazo. Soy Rafa
ResponderEliminarGracias,amigos, Lo bueno de esta historia es que fue verdad, salvo que luego se rieron porque me conocían. No obstante me pareció el final mejor, si no lo hacían: la magia del micro
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