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viernes, 4 de agosto de 2023

08. La ciudad de los sueños. Julián Rumbero

Oneira se enorgullece con manantiales, hermosos jardines, pajarillos por doquier y la calidez turquesa que lame sus acantilados. Desde siempre sus alcaldías y corporaciones ejercen una ternura institucional ofreciendo alojamiento a todos los privados del sosiego. Hospedan sus pasos en las orillas de sus playas pues se dice que la pleamar recoge la fatiga o la tristeza de sus huellas llevándolas al otro lado del mundo. Luego el agua sin fin las devolverá felices porque el mar regresa siempre.

Un día un forastero gritó que volaría, convencido de que sus pisadas eran ahora las de pequeñas gaviotas con caperuza de chocolate. Muchas suelen agruparse en el pedrero del Este. La autoridad se apresura en apelar a la prudencia no vaya a ser que al ingenuo le dé por subir al Cerro de Santa Catalina y arrojarse como quien tiene alas. Se piden ideas y una anónima propone unas justas literarias con el lema “¿Qué ilusión trae el mar de Oneira?”

El tribunal lo formarán Glafira, una maestrita que dejó de contar su edad al cumplir cien años. La alcaldesa, señora Antonieta, cuyo cuello recuerda al de Carlota, una garza que menudea su alimento en los pedreros del Oeste. Y Diógenes, que no guarda plásticos ni ropa vieja sino recuerdos de ciudades gloriosas, montañas inaccesibles y lagunas sin hadas.

La emoción reina en la ciudad de los sueños a la espera de la mejor satisfacción de los pasos cansados.

6 comentarios:

  1. " La ternura institucional"... Supongo que por eso es, fundamentalmente, la ciudad de los sueños. Jajaja
    ¡ Fantástica historia!

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  2. Precioso!!!Gracias por compartirlo🌹

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  3. Qué preciosidad, y qué gusto tan exquisito para combinar palabras!

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  4. Julián has descrito un lugar exquisito para visitar, que digo, para quedarse a vivir. Precioso y poético relato.

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  5. Quien estuviera allí!!
    Besitos LOLES

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  6. Yo me voy a la playa de Oneira de vacaciones, seguro que tiene bandera azul ;)

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