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viernes, 8 de septiembre de 2023

01. Los objetos perdidos. Gema Herráez.

Tengo cierta tendencia a perder cosas y lo peor de esta tendencia es cuando lo hago visitando otros países, lo que las hace irrecuperables. Tampoco es que las haya recuperado cuando lo he hecho en la misma ciudad en la que vivo. Me he dejado libros, carpetas, paraguas o bolsos esparcidos por distintos sitios. Soy un puro despiste. Pero, sin duda, las más valiosas las he abandonado a su suerte en otros países. Por ejemplo, me dejé un abanico precioso que me había regalado mi hermana en la estación de tren de Milán. Se me ocurre que, quizás, el abanico quisiera viajar.

En Brujas perdí un guardapelo. Lo había visto durante mucho tiempo en un joyero en mi casa desde pequeña. Al parecer se lo habían regalado a mi madre unas monjas cuando ella trabajaba en Toledo. Yo lo hice convertir en colgante. En esa ocasión pensé que, quizás, no le gustó su nueva utilidad y como venganza se desenganchó de mí.

En Nueva York perdí unas gafas que había rescatado de un cajón del armario y que llevaba años sin ponerme porque me había comprado otras. Quizás, despechadas por mi largo olvido, decidieron quedarse allí para que así ya no pudiera volver a relegarlas otra vez en un cajón.

Volví de nuevo a Nueva York y fui a ver una exposición que parecía fascinante. Era de un fotógrafo que se codeó con cantantes, actores y actrices de la época de los 60. Había fotos de Sinatra, de Bowie, de Paul Newman, de Ava Gardner, de los Beatles, de Liz Taylor y de un sinfín de estrellas más. Con cada foto que veía iba sintiéndome extrañamente ligera. Comencé a notar un hormigueo primero en los brazos, después en las piernas, más tarde en todo el cuerpo hasta que, de repente, me desvanecí. Ahora, como los objetos que perdí, me he perdido a mí misma dentro de esas fotografías. Soy un brazo de Ava, una pierna de Paul McCartney, el torso de Sting, los ojos de Audrey Hepburn. Creo que, al igual que los objetos que perdí, ya soy irrecuperable.

 

4 comentarios:

  1. Al menos nos dejaste estas palabras y siempre alguien podría intentar buscarte.

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  2. Eso sí que es dejar tu huella en este mundo, jeje. Ha salido un relato viajero... y divertido

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  3. Uy qué alegría saber que no soy solo yo el que va perdiendo y perdiéndose por el mundo...
    Aunque todavía no he cruzado el charco... La próxima vez que vayas avisa... Bs

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  4. Pues no sabes como me alegro de no ser la única despistada. No te preocupes que próxima vez que vaya a cruzar el charco te aviso, jajaja.
    Yo lo he cruzado ya varias veces porque tengo allí a mi hijo, y la verdad es que disfruto siempre que voy y pierdo algo, jajaja.
    Un abrazo

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