Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 20 de mayo de 2024

03. Una profesión de riesgo. Gema Herráez.

Había empezado a llover, tímidamente primero, con fuerza bien entrada la mañana. A Julia le fascinaba ver cómo el agua formaba ríos que surcaban las calles en busca de un mar inexistente.

“¿No os parece un espectáculo maravilloso?”, preguntó a sus amigos, que esa tarde habían ido a su casa a celebrar su cumpleaños.

“A ti, Julia, te fascina todo lo que puedas ver desde tu ventana”, dijo Rafa haciendo que Julia dibujara en su cara una indiferencia impostada.

“A vosotros, por el contrario, os fascina poner en riesgo vuestra vida escalando paredes imposibles, descendiendo a barrancos o tirándoos en parapente entre montañas. ¿No os basta con tener profesiones de riesgo? Tú, Rafa, bombero. Tú, Silvia, policía, desmantelando bandas peligrosas. Y tú, Diego, colgado de un arnés encofrando edificios”.

“Venga, Julia, ¿te animas a venir a los fiordos helados y sumergirte en cuevas de hielo?”

“Ni loca”.

“Anda, saca tu postre estrella, que es lo más arriesgado que haces. Manejar la batidora, maquinaria peligrosa. Y, ¿qué me dices de meterlo en el horno y sacarlo?”  

Una sinfonía de risas desacompasadas inundó el salón.

Acabaron la velada hablando de sus respectivos trabajos.

Julia era bibliotecaria y siempre le decían que menuda profesión de riesgo la suya, haciendo sorna.

Al día siguiente, cuando Julia fue a trabajar, comprobó cómo la lluvia caída el día anterior había causado daños en la biblioteca. Mientras recorría uno de los pasillos y oía cómo unos operarios intentaban mover una estantería, ésta se tambaleó cayendo y quedando apoyada en la siguiente. A Julia no le dio tiempo a reaccionar.  Como una broma macabra del destino quedó enterrada entre libros de aventuras y guías de viajes.


2 comentarios:

  1. ¡ironías del destino! Al final, el peligro nos espera en los rincones más absurdos y anodinos. Tomamos muchas medidas de seguridad cuando nuestra actividad es peligrosa, pero ninguna en el día a día, y así nos pasa. Estupendo, como siempre, Gema. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Vivir es el mayor riesgo para morir. Habrá que resignarse. Una buena tragicomedia este relato tuyo, Gema.

    ResponderEliminar