Apareció un mensaje ocupando toda la pantalla: ‘SU ORDENADOR HA SIDO ENCRIPTADO, SIGA LAS INSTRUCCIONES PARA RECUPERAR SUS ARCHIVOS’.
Efectivamente, cuando intentaba abrir cualquier archivo, saltaba otro mensaje indicando un número de cuenta donde ingresar cien euros y recibir un desencriptador para recuperar toda la información.
Llamó a su amigo Pablo, experto informático, buscando una solución para recuperar sus fotos y archivos guardados.
-“Busca archivos duplicados y encriptados que acaban en ‘T’ ; los que no estén emparejados no tienen solución”-.
Pudo recuperar ciento seis. Al abrir uno, apareció una puesta de sol en Ibiza; era la bahía de San Miguel, en la cala Moltons con Marisé, junio de 2007.
Los recuerdos le dejaron sin aliento. La relación había durado un año. Creía que estaba todo borrado y superado en su corazón; pero esa foto de ella mirando a cámara con ojos de verdad, desbordaba amor. Sonreía con esos labios rojos que tanto había besado y se apreciaban sus delicadas manos unidas a él. Un pareo de colores disimulaba su desnudez.
Cuando llegó Pablo con sus mágicas soluciones, Nacho seguía con los ojos húmedos clavados en la foto.
Nunca se eliminan los recuerdos del disco duro del corazón.
Las emociones nunca mueren. Se quedan escondidas y, cuando algo las enciende, nos hacen vibrar como si fueramos arpas. A veces sale música; otras chirría. Es lo bueno de ser humanos, que somos lo que vivimos y los sueños que nos inventamos. Bonito relato, Rafa. Un placer leerte, amigo.
ResponderEliminar