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martes, 23 de mayo de 2017

08. Hadas del bosque. Almudena Verdejo

Se dice que los seres mágicos no solo existen, sino que deambulan por lugares solitarios llenos de vegetación (base de su alimentación) y tienen una doble vida: la diurna y la nocturna.
Me viene a la memoria, de una forma  nítida (porque al parecer esto ocurre en las personas que nos acercamos al centenar de años  e incluso antes), cuando era una niña y jugaba a las afueras de un tupido bosques de eucaliptos. La gente comentaba que en aquel lugar existían seres extraordinarios, pero que tuviéramos cuidado de no acercarnos a ellos, sin especificar las razones de estos consejos (cosa muy típica de adultos).
 En aquel tiempo, todavía ignoraba el miedo, porque eso suele aparecer más tarde, cuando nos hacemos mayores. Por ello, atraída por mi curiosidad, un día me adentré en el bosque y observé como un par de seres parecidos a las hadas de los dibujos de los cuentos que me leía mi padre bailaban y cantaban.
 Me presenté delante de ellas o ellos y no se asustaron; al contrario, me contaron un montón de cosas. Al parecer, cuando la noche llenaba de sombras el bosque, desaparecían y buscaban personas tristes, necesitadas de ayuda, enfermas o simplemente solitarias para consolarlas y aliviar sus dolores. Se lo conté a mis padres, pero no me creyeron !fantasías tuyas!, me decían, pero claro ellos no eran niños para creerme ni comprenderme.

1 comentario:

  1. Sólo la inocencia de un niño es capaz de ver y vivir estas cosas. Aunque estoy segura de que tú las sigues viendo ¿a que sí? Con esa imaginación que tienes no has perdido la capacidad de oír las cosas que aún quieren contarte. Lo sé por las historias que tú nos cuentas a nosotros.

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